España bocabajo
La información subliminal que aporta la foto con Mohamed VI resume la naturaleza de Sánchez
O Nes un despiste. ¿Cómo va despistarse en cuestiones de protocolo el Gobierno con más asesores de la historia? La miríada de gurús que rodea al presidente nos cuesta un riñón. Y hasta en el Ayuntamiento de mi pueblo hay una persona contratada sólo para comprobar las banderas de los despachos. No me creo que nadie se diera cuenta del error en el ágape del Rey de Marruecos. Simplemente miraron a otro lado, que es lo que viene haciendo el sanchismo con España desde que se entronizó. ¿Es acaso un error el pacto con quienes quieren dar un vuelco al orden constitucional y revocar lo que ellos llaman ‘régimen del 78’? ¿Se puede considerar un despiste el acercamiento de presos de ETA al País Vasco? ¿Se trata de un descuido el indulto a los golpistas catalanes? ¿Es un lapsus tener desinformada a la oposición del cambio de postura con el Sahara? ¿Se le ha olvidado a Pedro Sánchez cumplir con la ley de Transparencia y dar explicaciones sobre sus gastos como presidente? ¿Nombrar fiscal general del Estado a la que hasta ayer era ministra de Justicia es una distracción? ¿Aliarse con los enemigos de la Corona para tensionar el sistema que más libertades ha proporcionado a España en siglos es una casualidad? ¿Hacer cordones sanitarios a partidos del arco democrático es un tropiezo?
La mejor información es siempre la subliminal. Y la foto de Sánchez comiendo con Mohamed VI con la bandera de España del revés dice muchas cosas. El presidente que ha compuesto un ‘Gobierno Frankenstein’ con todos los enemigos del sistema, el que patrocina beneficios penitenciarios para los terroristas que nos chantajearon por la nuca, el que felicita el Ramadán pero no recuerda que hoy es Domingo de Ramos, el que quiere investigar la pederastia en la Iglesia Católica pero en ningún sitio más, el que usa los recursos públicos a su antojo, el que ha provocado la mayor subida de precios de las últimas cuatro décadas y ha rebajado el poder adquisitivo de los españoles como nunca nadie antes, el que les pregunta a los periodistas que de quién depende la Fiscalía, el que no deja que los periodistas le pregunten, este presidente al que en Europa llaman Antonio, el que reparte los fondos de recuperación con criterio ideológico y no sociológico, el que durante la pandemia invadía todos los sábados la televisión pública para soltarnos una homilía salvadora, el que dejó en manos de las comunidades autónomas la gestión sanitaria cuando la cosa se puso fea, este hombre que impone el marchamo de fascista a todo el que le lleve la contraria, el que persigue como un pedigüeño al presidente de los Estados Unidos por los pasillos, el que primero dejó entrar de extranjis al líder del Frente Polisario y luego le mandó también de extranjis una carta al Rey de Marruecos dándole jabón, el que se negó a dar armas a Ucrania y 24 horas después anunció que enviaría «material militar ofensivo», el que culpó de la huelga del transporte a Putin y de la inflación a todas las catástrofes naturales, incluida la calima, este presidente que se amartela con los sediciosos y tiene una relación íntima con la mentira puso la bandera de España bocabajo exactamente el día que tomó posesión.