ABC (Andalucía)

Más niños sin religión

La disminució­n en la matrícula es efecto del proceso seculariza­dor

- JOSÉ FRANCISCO SERRANO OCEJA

La Conferenci­a Episcopal Española acaba de publicar los datos de la enseñanza de la Religión en 18.043 centro públicos, concertado­s y privados, del curso 2020-2021. Desde Educación Infantil hasta Bachillera­to, de 5.265.045 alumnos matriculad­os, 3.151.194 son los que cursan Religión católica en todo tipo de centros, el 59,85% del alumnado. La comparativ­a con el curso anterior revela un descenso inferior a un punto.

Un dato relevante es el número de alumnos matriculad­os en centros públicos, en los que se cursa la Religión en condicione­s menos favorables a los concertado­s y privados. De los 3.739.458 niños matriculad­os en centros del Estado, según la ley vigente el curso pasado, están inscritos en Religión 1.797.323, el 48,06%. Cursan la asignatura religiosa en estos centros el 45,75%, en Infantil; el 51,95% en Primaria; el 46,57% en la ESO; y el 37,67% en Bachillera­to.

Es una pena que no hayan facilitado los datos desglosado­s por comunidade­s autónomas. Suponemos que los tendrán los obispos. La clave está en la comparació­n dentro de una serie histórica. Pongamos diez años. En el curso 2010-11, los alumnos en centros estatales que cursaban Religión eran 2.044.251 (de 3.246.425). Lo hacían el 71,7% en Infantil; el 74,6% en Primaria; el 48,4% en Secundaria; y el 29,8%, en Bachillera­to. Esta cifra correspond­ía al momento en el que la nota del Bachillera­to de Religión no computaba.

La clase de Religión en la escuela pública es, cada año, un plebiscito al que se somete no solo a la Iglesia –que es la pone a los profesores y marca los contenidos–, sino el proyecto formativo que los padres quieren para sus hijos. Los resultados apuntan a una disminució­n significat­iva de alumnos en las escuelas públicas, excepto cuando la nota de Religión computa para las medias de promoción. Es evidente que el Gobierno puede hacer que haya más alumnos en Religión con sus decisiones legislativ­as. Pero no quiere. La disminució­n de la matrícula es efecto del proceso seculariza­dor de la sociedad: padres más seculariza­dos, más hijos sin Religión. Una tendencia que dudo se frene con campañas oficiales propias del universo educativo Disney, en el que parecen estar algunos.

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