El turismo recupera los niveles de antes del Covid en Semana Santa
∑El sector andaluz confía en alcanzar unas ocupaciones superiores al 70 por ciento durante estos días ∑La recuperación está en jaque por el incremento drástico de los costes que tienen que afrontar los hoteles
Los hoteles de Andalucía esperan despegar de forma definitiva esta Semana Santa tras atravesar los momentos más duros de la pandemia, pero para ello va a ser importante la ocupación de sus habitaciones. Las asociaciones de hoteleros de las ocho provincias comenzaron con una previsión de en torno al 70 por ciento en las vísperas de un periodo especialmente atractivo para el sector. Pero ya no dudan de que se puede superar en un año que, después de lo acaecido, tiene un simbolismo más que especial.
«Va a estar por encima. Se van a mejorar esas cifras. Las estimaciones son buenas, porque va a haber buen tiempo y el mercado se está moviendo», señala a ABC Miguel Sánchez, presidente del Consejo de Turismo de la Confederación Andaluz de Empresarios (CEA), cuya opinión coincide con la de Manuel Cornax, presidente de los hoteleros de Sevilla, que explica que «las reservas de última hora van hacer que sea una Semana Santa como la de 2019».
Son los números en los que se mueven las ocupaciones hoteleras de las provincias, donde Jaén, Huelva o Córdoba no llegan al 70% global, pero por poco margen. «Mejorará con el buen tiempo. Podemos llegar hasta un 80% en los picos que va a haber a partir del Jueves Santo, pero sin un turista internacional es difícil recuperarse», señala Félix Serrano, presidente de los hoteleros de Córdoba, que destaca que en su caso la planta está copada por negocios familiares, pequeñas y medianas empresas que esperan poder despegar de una vez por todas tras dos años de pandemia.
Los establecimientos hoteleros de Huelva prevén una ocupación del 81,4 por ciento para esta Semana Santa, que a partir del Jueves Santo será del 88%. En Granada, la Asociación de Hoteleros espera poder llegar hasta un 85%. En Cádiz, Málaga o Almería, la ocupación prevista ronda el 70%, pero puede superarse esta cifra, dado que son destinos que acogen a muchos visitantes nacionales en estas fechas.
El buen tiempo es el aliado de estos negocios. Tanto es así que en Málaga, con la previsión de sol (en general) para estos días y la tradición de Semana Santa que hay en la capital, los más optimistas confían en una ocupación total. En este sentido, José Luque, presidente de los hoteleros de Málaga, resalta que «es un mes muy importante para el turismo por un tándem único de atractivos: Semana Santa e inicio de la temporada de playas».
Sin playas, la única provincia que se acerca a esos niveles de ocupación del litoral es Sevilla. Lo hace gracias a la gran tradición cofrade de la ciudad. «A partir del Miércoles Santo, la ocupación se va a ir hasta el 85%, según las reservas que ahora tenemos», afirma el presidente de la Asociación de Hoteles de Sevilla y Provincia, Manuel Cornax, quien explica que en la capital hispalense está habiendo un cúmulo de eventos que hacen a los hoteleros ser optimistas. Primero fue el Congreso Nacional del PP para elegir a Núñez Feijóo, que atrajo a la ciudad a miles de personas. Pero ahora viene la Semana Santa, a la que seguirá una final de Copa del Rey con un gran flujo de visitantes antes de la Feria de Abril. «Son hitos importantes, que no van a resolver el año a los empresarios, pero sí que van a ayudar», dice.
«Lo perdido, perdido está»
Y es que la sensación es que por muy buenas que acaben siendo estas fechas no se van a poder recuperar los dos años causados por la pandemia en las cuentas de resultados. «Lo perdido está perdido. Eso no lo vamos a recuperar ninguno, pero esta mañana se veía ilusión en las playas, arreglando los chiringuitos, las hamacas, limpiando… Es momento de remontar», afirma Miguel Sánchez, conocedor también como fundador y gerente de la cadena MS Hoteles.
El año prometía, después de un bienio de caída del turismo internacional. «Se ha notado claramente el conflicto bélico de Rusia y Ucrania», asegura José Luque de la Asociación de hoteleros de la Costa del Sol, quien explica que durante marzo se «ralentizaron» las reservas. «Pero en las últimas semanas han mejorado», apostilla Miguel Sánchez, quien explica que el sector está inmerso «en una larga crisis» de la que le está costando salir.
Desde Sevilla se destaca que muchas de las empresas están endeudadas. «Hay que devolver los créditos y a eso se suma un encarecimiento de los costes», apuntilla Cornax, a quien da la razón Félix Serrano cuando explica que los hoteles están soportando tarifas en el gasto corriente, como es el caso de la electricidad, el gas o la comida desproporcionadas. «Algunos se nos han multiplicado por tres. Un hotel que gastara 2.500 euros mensuales en Córdoba de electricidad, ahora está abonando casi 8.000 euros. Es insostenible», remarca Serrano.
A eso se añade un problema añadido, que es de los precios. «Esos incremente no se pueden trasladar los precios», avisa Miguel Sánchez. «Los pre
cios por habitación no están más altos. Este no será el año en el que vuelvan los turistas, pero no va a ser en el que lo hoteles nos recuperemos», sentencia Cornax en consonancia con el resto de presidentes de patronales consultados. «En nuestro caso, y no es el único, los precios están incluso más bajos soportando más costes», lamenta Serrano.
Buenos pronósticos
Pese a esto, los expertos en turismo dan un halo de esperanza al sector en este 2022, porque se están recuperando los flujos de turistas y es cuestión de tiempo que las cuentas de resultados comiencen a salir.
«Tiene que venir una debacle muy grande para que los visitantes no repunten. Los riesgos que se corren al viajar ya están asumidos y hay oportunidad, porque los turistas quieren venir», explica Carlos Díaz de la Lastra, consejero delegado de Les Roches y uno de los mayores expertos en la materia, quien aventura que se avecinan meses buenos.
«Tiene que haber una variante del Covid con mucho índice de mortalidad para que se pare el deseo que hay de viajar», concluye De la Lastra, mientras recomienda afianzar esos flujos con calidad y mimo a los visitantes para que los desembarcos no sean algo circunstancial, si no que hagan a la cliente identificarse con el destino y regresar en futuras vacaciones.