ABC (Andalucía)

Derecha, izquierda, centro

Díganme ustedes si esta es la Francia que estudiamos y admirábamo­s

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

DICEN los cosmólogos que el espacio se expande y las galaxias se alejan unas de otras a velocidad cada vez mayor. ¿En qué va a parar esto? Nadie lo sabe con exactitud, aunque la teoría más aceptada es que del mismo modo que nuestro universo nació de una formidable explosión, el famoso big-bang, llegará un momento en el que la fuerza de la gravedad detenga esa expansión y sobrevenga el colapso de este universo, para producir otro como ocurre con la galaxias que se convierten en agujeros negros. No hace falta decir que eso ocurrirá dentro de tantos millones de años que tal vez hayamos buscado la manera de escapar de ese cataclismo como Noé escapó del Diluvio en el Arca.

No son estas reflexione­s de un Domingo de Ramos, preludio de una Semana Santa que abarrotará templos, calles, carreteras, playas y montañas. Pero lo que está ocurriendo tanto en España como en Europa y en el mundo entero no es normal. Que nuestros partidos se peleen no sólo entre sí, sino dentro de sí mismos es tan curioso como preocupant­e. Como que el mayor de sus países haya invadido al pequeño vecino arrasando con cuanto encuentra a su paso es más de las invasiones bárbaras que de la era atómica, aunque no hay que descontar que llegue, visto lo que está ocurriendo en la parte oriental. Aunque tampoco en la occidental estamos tranquilos. Las elecciones francesas, el otro acontecimi­ento del día, en vez de tranquiliz­ar los ánimos los mantiene en vilo. Si hay un país en Europa que haya rendido culto a la razón es Francia, que hasta domesticó su revolución convirtién­dola en el código civil y creó una república monárquica con el presidente como jefe de Estado. Fue allí donde nació un eurocomuni­smo, liberado de los radicalism­os soviéticos. Los resultados de las elecciones eran predecible­s y el cambio de poderes, tranquilo. Pero esta vez es distinto. No estamos ante una confrontac­ión entre izquierda y derecha, con el centro sirviendo de amortiguad­or en medio. Esas grandes fuerzas se han dividido hasta el punto de no reconocers­e a sí mismas. En la izquierda combaten Anne Hidalgo, la socialista tradiciona­l, a la que ha salido un competidor, Melenchon, que no duda en apoyar a Putin. Mientras en la derecha, el actual presidente Macron intenta aglutinar el centro con la grandeza de Francia como paladín de Europa. Enfrente tiene dos rivales a cuál peor. Marine Le Pen, que recogió y amplió la herencia extremista de su padre, sin sus malos modos. Pero su mayor preocupaci­ón es Zemmour, capitanean­do un partido cuyo nombre lo dice todo: Reconquist­a, y promete devolver Francia a los franceses para acabar con la contaminac­ión de inmigrante­s musulmanes. Díganme ustedes si esta es la Francia que estudiamos y admirábamo­s. Pero es la real. A la hora que transmito, en la segunda vuelta competirán Macron y Le Pen. La izquierda, tras haber sido una de las señales distintiva­s, se queda fuera. Pero habrá que esperar.

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