El Madrid muestra otro pulso
▶ Los blancos, en plena crisis, exigen al máximo a los azulgranas, que se llevan el clásico en la prórroga
Una falta de Poirier sobre Sanli a falta 0’8 segundos llevó el duelo a la prórroga, donde a los blancos se les acabó el fuelle
El Barcelona se llevó un clásico asfixiante ante un Madrid que compitió con orgullo pero que, como es habitual en los últimos duelos ante los azulgranas, acabó derrotado. Los de Jasikevicius esperaban darse un festín por el mal momento de su eterno rival, pero terminaron con el agua al cuello tras el empuje de los blancos, que pese a perder el duelo del Palau, quizás hayan encontrado ese sentimiento de unión que demanda Laso para salir del bache anímico y de resultados. Mirotic y Abalde acabaron expulsados tras un encontronazo y Hayes, un soldado silencioso, fue el hombre clave en el tiempo extra.
Al Barcelona, desde la llegada de Jasikevicius, le gusta el sabor de la sangre, un depredador de manual que no duda ni un segundo en aprovechar cualquier oportunidad para inflar su moral, pues este año aspira a todo. Llegaba al Palau el Madrid tambaleándose por una crisis sin precedentes, con Heurtel y Thompkins apartados hasta final de temporada, y tras una racha muy negativa de resultados. Era la oportunidad de oro para ponerle una zancadilla casi definitiva al eterno rival, y los azulgranas desembarcaron en el pabellón con la espada desenvainada.
El partido, pese a la gran puesta en escena del Barcelona, fue una carrera de fondo, poco vistosa pero sí muy combatida. Un maratón en el que el Madrid, por momentos, se sintió superior a su eterno rival. Cuando mayor era la presión blanca, Laprovittola, que firmó este verano por el conjunto azulgrana tras una temporada decepcionante en el WiZink Center, volvió a sacar la varita para liderar en la tempestad a sus compañeros. El Barça vivía de individualidades y el Madrid se resguardaba en la seguridad de la manada.
Las pulsaciones, disparadas con la igualdad, llevaron a Mirotic y a Abalde a juntar frentes. Exum apartó al alero gallego y Deck, que pasaba por allí, empujó ligeramente al montenegrino. Tal fue el lío que el árbitro se tiró un minuto señalando penalizaciones a los involucrados. Mirotic y Abalde fueron expulsados y su discusión prosiguió hasta las entrañas del recinto.
El Madrid recibió el encontronazo como un estimulante y, en el último cuarto, mostró su versión con más garra. Una actuación que llevó al duelo a decidirse en las centésimas finales. Poirier, cuando el marcador señalaba 0,8 segundos, cometió falta sobre Sanli (muy protestada por Laso) cuando el Barça perdía de uno. El turco falló el primero y anotó el segundo. Alegría en el banquillo azulgrana, que vio en la prórroga una vida extra cuando estaba a punto de ser sobrepasado. Los blancos, exhaustos tras el exceso, perdieron fuelle en el tiempo extra y los catalanes, más enteros y con un Hayes entonadísimo, acabaron por amarrar la victoria.