ABC (Andalucía)

El Madrid muestra otro pulso

▶ Los blancos, en plena crisis, exigen al máximo a los azulgranas, que se llevan el clásico en la prórroga

- PABLO LODEIRO

Una falta de Poirier sobre Sanli a falta 0’8 segundos llevó el duelo a la prórroga, donde a los blancos se les acabó el fuelle

El Barcelona se llevó un clásico asfixiante ante un Madrid que compitió con orgullo pero que, como es habitual en los últimos duelos ante los azulgranas, acabó derrotado. Los de Jasikevici­us esperaban darse un festín por el mal momento de su eterno rival, pero terminaron con el agua al cuello tras el empuje de los blancos, que pese a perder el duelo del Palau, quizás hayan encontrado ese sentimient­o de unión que demanda Laso para salir del bache anímico y de resultados. Mirotic y Abalde acabaron expulsados tras un encontrona­zo y Hayes, un soldado silencioso, fue el hombre clave en el tiempo extra.

Al Barcelona, desde la llegada de Jasikevici­us, le gusta el sabor de la sangre, un depredador de manual que no duda ni un segundo en aprovechar cualquier oportunida­d para inflar su moral, pues este año aspira a todo. Llegaba al Palau el Madrid tambaleánd­ose por una crisis sin precedente­s, con Heurtel y Thompkins apartados hasta final de temporada, y tras una racha muy negativa de resultados. Era la oportunida­d de oro para ponerle una zancadilla casi definitiva al eterno rival, y los azulgranas desembarca­ron en el pabellón con la espada desenvaina­da.

El partido, pese a la gran puesta en escena del Barcelona, fue una carrera de fondo, poco vistosa pero sí muy combatida. Un maratón en el que el Madrid, por momentos, se sintió superior a su eterno rival. Cuando mayor era la presión blanca, Laprovitto­la, que firmó este verano por el conjunto azulgrana tras una temporada decepciona­nte en el WiZink Center, volvió a sacar la varita para liderar en la tempestad a sus compañeros. El Barça vivía de individual­idades y el Madrid se resguardab­a en la seguridad de la manada.

Las pulsacione­s, disparadas con la igualdad, llevaron a Mirotic y a Abalde a juntar frentes. Exum apartó al alero gallego y Deck, que pasaba por allí, empujó ligerament­e al montenegri­no. Tal fue el lío que el árbitro se tiró un minuto señalando penalizaci­ones a los involucrad­os. Mirotic y Abalde fueron expulsados y su discusión prosiguió hasta las entrañas del recinto.

El Madrid recibió el encontrona­zo como un estimulant­e y, en el último cuarto, mostró su versión con más garra. Una actuación que llevó al duelo a decidirse en las centésimas finales. Poirier, cuando el marcador señalaba 0,8 segundos, cometió falta sobre Sanli (muy protestada por Laso) cuando el Barça perdía de uno. El turco falló el primero y anotó el segundo. Alegría en el banquillo azulgrana, que vio en la prórroga una vida extra cuando estaba a punto de ser sobrepasad­o. Los blancos, exhaustos tras el exceso, perdieron fuelle en el tiempo extra y los catalanes, más enteros y con un Hayes entonadísi­mo, acabaron por amarrar la victoria.

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// EFE Abalde, defendido por Jokubaitis en una entrada a canasta
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