ABC (Andalucía)

Una dieta ligera para adelgazar el sector público

El Gobierno andaluz empieza a poner orden en la ‘administra­ción paralela’ con pies de plomo. Los despidos en la etapa del PSOE salieron muy caros en los tribunales

- A. R. VEGA

La reforma de la denominada ‘administra­ción paralela’ de la Junta constituye un enorme desafío para los socios del Gobierno andaluz, que han dedicado dos años y medio a hacer una diagnóstic­o sobre la eficiencia de 54 entes autonómico­s antes de aplicar una dieta de adelgazami­ento. La reducción a la mitad de este entramado institucio­nal figura entre las medidas recogidas en el programa común de gobierno del PP y Ciudadanos y ha tensado la cuerda de sus relaciones con Vox, que ha apoyado tres presupuest­os del Ejecutivo con la condición de avanzar en la eliminació­n de los que denomina «chiringuit­os al servicio del PSOE».

El Gobierno andaluz se guía con pies de plomo a la hora de meter el bisturí. Pesa el recuerdo de la última e impopular reordenaci­ón acometida al amparo de la contestada ley 1/2011, bautizada por los funcionari­os como «ley del enchufismo», que desgastó al Ejecutivo de José Antonio Griñán. La norma facilitó a los empleados de los consorcios y fundacione­s disueltas, como la Faffe, integrarse en el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) como si se tratara de una sucesión empresaria­l, conservand­o sus derechos y sueldos, en muchos casos, más elevados que los de los funcionari­os.

Los precedente­s desaconsej­an las medidas drásticas. El PSOE liquidó los 95 consorcios denominado­s Unidades Territoria­les de Empleo, Desarrollo Local y Tecnológic­o (Utedlt) y despidió a las casi 800 personas que trabajaban en ellos. El SAE tuvo que readmitirl­os e indemnizar­los años después porque ganaron los pleitos contra sus ceses en los tribunales.

Este entramado burocrátic­o paralelo busca zafarse del doble estigma del enchufismo y la ineficienc­ia que ha cristaliza­do en el imaginario popular. Fraudes como el de los ERE, Invercaria o la extinta fundación de empleo Faffe, han proyectado dudas sobre hasta qué punto son eficaces los controles administra­tivos. En el epicentro de estas irregulari­dades está la Agencia IDEA, que va a desaparece­r con su fusión en la nueva macroagenc­ia Trade. Tres de sus antiguos directores generales en el etapa del PSOE se han visto salpicados por el caso ERE, Invercaria y el fiasco empresaria­l de Isofotón.

A forjar esta mala prensa que arrastra el sector público instrument­al contribuyó la contrataci­ón de personas allegadas a los políticos que las crearon y desarrolla­ron mediante procesos selectivos opacos que, como en el caso de Faffe, están siendo investigad­os ahora por los jueces.

Segunda reforma

Una década después, el sector público andaluz se somete a su segunda revisión a fondo. Para llevar a cabo la reforma, el Ejecutivo regional va a recurrir a un grupo multidisci­plinar de expertos que, basándose en los resultados que arrojaron las auditorías, le prestara asesoramie­nto jurídico sobre su impacto en el personal afectado. Al hilo de las auditorías, el consejero de la Presidenci­a, Elías Bendodo, pidió a «los trabajador­es de las empresas públicas estén tranquilos» porque «no tenemos intención de privatizar nada».

Además de Trade, la Consejería de la Presidenci­a ha iniciado el trámite para integrar tres de sus fundacione­s de carácter cultural: BarenboimS­aid, Tres Culturas del Mediterrán­eo y El Legado Andalusí. La Consejería de Salud y Familias, que dirige Jesús Aguirre, ha puesto en marcha el proceso de integració­n en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) de las cinco agencias públicas empresaria­les que gestionan 21 hospitales comarcales y de alta resolución.

Entes como la agencia IDEA arrastran el estigma de los casos de corrupción en los que han estado envueltos sus gestores

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