Unos tipos de cuidado
Arranca la era de alza de intereses en Europa. Y España, entre susto y muerte: dinero más caro para las empresas e hipotecas más duras para las familias
E Sacaba una época. La de los tipos bajos. Los de interés, digo, no se confundan, que esto va de economía. Cierto es que hoy la preocupación no está en si tengo que pagar más o menos al mes por mi hipoteca. ¡Increíble! Pero el caso es que, desde hace un buen tiempo ya, y para nuestra desgracia, preocupa más la factura de la luz o de la cesta de la compra, o incluso el recibo al repostar en una gasolinera. En nuestro visor, ¡hasta los precios del barril Brent! Esto me recuerda a cuando todo hijo de vecino conocía la prima de riesgo. A la fuerza ahorcan... Y es que mientras el precio del crudo se ha disparado un 108%, los tipos de interés siguen en umbrales históricamente bajos, y hasta esta semana mismo, incluso en negativo. Lo que, por cierto, ha dado un respiro a las familias durante años, históricamente obsesionadas con la propiedad de la vivienda más que en ningún otro país europeo, tradicionalmente conocido como el plan de pensiones español. Por eso resulta difícil imaginar que esa balsa de bienestar pueda tener los días contados. Horas, quizás. Hoy mismo los europeos estamos todos expectantes. La máxima autoridad bancaria trabaja día y noche en una estrategia para frenar la desbocada inflación que sufrimos desde hace meses. Y la política monetaria es la herramienta. La presidenta del BCE ha sugerido en más de una ocasión que podría haber al menos un alza de tipos antes de fin de año –poco me parece–, tras reducir poco a poco el ritmo de compra de deuda de países como España. En otras palabras: quiere disminuir el volumen de dinero en circulación para evitar que las economías se sobrecalienten y se precipiten hacia una espiral de precios al alza. En la que, por cierto, estamos de lleno, a pesar del «no es no» con el que nos han estado mareando semana tras semana.
Susto o muerte. Pero el señor mercados espera, si no ya un alza –precipitado sería, ya que los llamados halcones del BCE se han mostrado a favor de terminar las compras de deuda en julio y comenzar a subir los tipos en septiembre– un mensaje de cambio de era, máxime cuando en Estados Unidos, por delante siempre de Europa, mira hacia arriba desde hace justo un mes, cuando subía los tipos 0,25 puntos por primera vez desde 2018 y lanzaba el augurio de que lo haría seis veces más este año.
Pero, ¿servirá una subida de tipos en Europa para contener la inflación en España, menos temporal que casi en ningún otro país europeo? ¿Valdrá la pena el sacrificio? Soy escéptica. El precio de la energía es responsable de tres cuartas partes de la inflación en España, algo que escapa al control del BCE, que solo puede enfriar los precios haciendo que se contraiga la demanda. La manera de bajar la inflación subiendo tipos, encareciendo el crédito, va a suponer un sobrecoste para las familias de este país, facturas más altas, porque te sube más la luz, pero ahora también la hipoteca y dinero más caro para las empresas. ¿Estamos solos?