‘ Tiempo de historia
Pero ‘El Quijote’ fue escrito bastante antes de 1812. Lo cancela, pues, el Real Decreto
La historia’ fue, primero, ‘las historias’: cuentos que Heródoto narra en griego a los hijos de Grecia, «para que la huella de las acciones acometidas por los hombres no se borre con el tiempo, y para que los grandes y maravillosos hechos, tanto de los griegos como de los bárbaros, no queden ignorados». Cuatro siglos más tarde, Tito Livio cifraría la belleza que acuña esa disciplina en que «la antigüedad posee el privilegio de mezclar lo divino y lo humano para envolver, en sobrenatural prestigio, el nacimiento de sus ciudades». Porque leyenda y poesía épica son también historia: criaturas ambas de ese tiempo, cuyo decurso la musa Clío, al cantar, disecciona.
El enigma, de Heródoto a Tito Livio y a nosotros, sin embargo, permanece: ¿se puede hablar del tiempo? Porque existir, sólo existe el presente. San Agustín lo enuncia, inapelable: «Éstas son las tres cosas que de algún modo existen en el alma, y fuera de ella yo no veo que existan: presente de cosas pasadas, la memoria; presente de cosas presentes, la visión; presente de cosas futuras, la expectativa». Lo que llamamos presente se ha escapado en el instante de enunciarlo; del pasado nutrimos nuestras presentes leyendas; llamamos futuro a una constelación de actuales preferencias y alucinaciones. De algún modo hay que hablar, se resigna el autor de las ‘Confesiones’: «puede decirse así que son tres los tiempos: presente, pasado y futuro, como alusivamente dice la costumbre; dígase así, que yo no curo de ello, ni me opongo, ni lo reprendo; con tal que sepan lo que dicen».
¿Saben lo que dicen los redactores del Real Decreto 217/2022, que disocia en la enseñanza historia y cronología, historia y curso del tiempo? No, no saben lo que dicen, por supuesto. A cambio, su jerga es regocijante: «La organización de los saberes, su programación y su secuenciación pueden plantearse desde una perspectiva cronológica o más transversal, en función de los objetivos didácticos y las situaciones de aprendizaje propuestas, incidiendo en la contextualización histórica y geográfica, con un enfoque multicausal y desde la perspectiva del estudio comparado.
En cualquier caso, la atención a la individualidad y diversidad del alumnado, a sus intereses y a sus aptitudes ha de permitir la necesaria diversificación de los itinerarios de aprendizaje, así como la aplicación de criterios de flexibilidad que permitan poner en acción propuestas e iniciativas educativas que favorezcan la inclusión». En jerigonza.
No, no es un trabalenguas. Sólo una estupidez. Que dejaría atónito al sobrio Cervantes que anuncia «la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo del pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir». Pero ‘El Quijote’ fue escrito bastante antes de 1812. Lo cancela, pues, el Real Decreto.