China crece un 4,8% hasta marzo pese al confinamiento de Shanghái
▶ El Gobierno teme que el impacto de las restricciones aleje al PIB del objetivo anual, fijado en el 5,5%
La economía de China ha empezado el año como acabó el anterior: creciendo. Pese a todos los obstáculos dentro y fuera de sus fronteras, su PIB aumentó un 4,8% en el primer trimestre, según datos publicados ayer por la Oficina Nacional de Estadística. Esta tasa anualizada supone una aceleración con respecto al 4% registrado en el último trimestre de 2021.
El repunte en el crecimiento llega mientras la ciudad más poblada del gigante asiático y su núcleo comercial, Shanghái, mantiene un confinamiento domiciliario de duración indefinida ante el foco más virulento desde el comienzo de la pandemia, causante de casi 400.000 casos desde marzo.
Las restricciones, en vigor desde hace tres semanas, han lastrado el desempeño económico del país, aunque sus efectos serán palpables en la cuenta de resultados del próximo trimestre. A esto se suman, asimismo, los efectos de la invasión rusa de Ucrania. «Tenemos que ser conscientes de que el entorno nacional e internacional se está volviendo cada vez más complicado e incierto, y que el desarrollo económico afronta retos y dificultades significativos», declaró Fu Linghui, portavoz del organismo gubernamental, al presentar los datos.
China se coloca, de este modo, ligeramente por debajo de la trayectoria necesaria para alcanzar el objetivo fijado en la reunión anual del aparato legislativo el pasado marzo, «alrededor del 5,5%», el más bajo desde 1991. A consecuencia del rebrote de Shanghái, el Banco Mundial ha rebajado sus previsiones de crecimiento para el PIB chino al 5%, en línea con otros organismos internacionales como el Banco Asiático de Desarrollo.
La semana pasada, el primer ministro Li Keqiang alertó de una «cierta urgencia» y llamó a «estabilizar los fundamentos económicos». El cuerpo institucional ya ha reaccionado: el banco central anunció el viernes una esperada rebaja al coeficiente de caja bancario, liberando por tanto liquidez que permita espolear una economía amenazada por varios frentes. «Existe la posibilidad de que la generosidad de los estímulos de 2008 y 2020 se repita si la preocupación sobre el crecimiento sigue aumentando. Pero, por ahora, la mayoría de los indicios muestran que el banco central está adoptando una posición cautelosa», apuntaba el analista Julian Evans-Pritchard en un informe reciente de la consultora Capital Economics.
Otras cifras reveladas ayer completan la evaluación de la economía china. El desempleo urbano –índice que no contabiliza una gran masa de trabajadores migrantes– saltó al 5,8%, unas décimas por encima del objetivo del Gobierno, fijado «por debajo de 5,5%». En el caso de los menores de 25 años, este alcanza el 16%. Las autoridades también aspiran a crear «11 millones de nuevos puestos de trabajo urbano», de los que entre enero y marzo completaron 2,85 millones.
La producción industrial, indicador de la actividad en el sector manufacturero, creció un 5% durante el mes de marzo, inferior a la media de 7,5 correspondiente a enero y febrero; mientras que la inversión en activos fijos repuntó un 9,3%. Las ventas al por menor reflejaron la caída más significativa, perdiendo un 3,5% anual en el mismo mes tras crecer un 6,8% en los dos anteriores.