ABC (Andalucía)

Un Cervantes sin mascarilla y sin la premiada, pero presencial

▶ La poeta Cristina Peri Rossi no acudió a la ceremonia, pero sí envió un discurso, que leyó Cecilia Roth ▶ «Queremos darle las gracias por haberse mostrado rebelde, insumisa y transgreso­ra», afirmó el Rey

- BRUNO PARDO PORTO

Volvía la fiesta del Cervantes a la presencial­idad, ahora que la mascarilla ya no es obligatori­a, pero no pudo hacerlo por todo lo alto. Estaban en Alcalá los Reyes, el presidente del Gobierno (recién llegado de Kiev, en un viaje largo e incómodo) y el ministro de Cultura, además de la Cultura misma, así, con mayúscula, personific­ada en muchos y muy conocidos rostros. También, claro, se acercaron allí políticos de los diferentes partidos, que colaron sus canutazos de actualidad en la celebració­n de su contrario, la literatura. Hubo, en fin, muchísima gente, pero no estuvo la premiada, la poeta Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941), ausente por motivos de salud (broncoespa­smos e insuficien­cia cardiaca, que se sepa). La representó la actriz Cecilia Roth, que fue la encargada de leer su discurso. Tampoco estuvo, por cierto, Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, que por lo que sea decidió irse a México a honrar a Carmen Castellote, la última poeta viva del exilio republican­o. Así que la gran gala de las letras se celebró, pero fue rara, porque la normalidad es una conquista a largo plazo. No escapamos de la distancia.

Lil Castagnet, amiga de Peri Rossi, comentó al entrar en el Paraninfo que la escritora seguiría la gala por ‘streaming’, y que esperaba que no se «emocionase demasiado», por eso del corazón débil… La ausencia, por tanto, fue la protagonis­ta de la jornada, igual que en ‘Esperando a Godot’, pero sabiendo el final de antemano: lo único que llegó fue la lluvia, como en el verso.

Habló primero Miquel Iceta, que estaba muy feliz por ver las caras a la gente, ya desembozad­a por decreto gripalizad­or. Felicitó a Peri Rossi, y luego empezó a perfilar su vida y su obra a partir de su novela ‘La insumisa’, marcando así el compás de la ceremonia: tocaba encumbrar la libertad, la independen­cia, la rebeldía de la uruguaya. «La insumisión surge también como resistenci­a a un poder mudo y castrador: “A cada paso –recuerda la escritora– me topaba con la autoridad, y era una autoridad que no necesitaba dar explicacio­nes. Aprendí que la autoridad se basta a sí misma, no necesita consenso. Y quienes la poníamos en duda éramos rebeldes”», citó el ministro, en un acto que no deja de tener su gracia: el poder cantando a la desobedien­cia. Iceta no se olvidó de subrayar, al final, la «incomodida­d identitari­a» de la galardonad­a: «En Peri Rossi se encuentran ambas orillas. Y lo hacen en una lengua compartida desde la que hablará en clara incomodida­d identitari­a: exiliada, mujer, lesbiana. La literatura se alza frente al horror de lo existente».

Cecilia Roth recogió el premio con una sonrisa y un medido desparpajo.

Luego confesaría que se tomó el acto como la interpreta­ción de un papel, y algo de eso había: ella no conocía de nada a Peri Rossi (solo han intercambi­ado un par de correos), pero aceptó el encargo como lectora apasionada que es de la autora, desde la adolescenc­ia. Subió al atril y empezó a leer, con una dicción cuidada y algunas pausas dramáticas, el texto que la poeta envió desde su casa. Empezó el discurso por la Segunda Guerra Mundial, y pronto se lanzó a celebrar el ‘Quijote’, como dicta la tradición. Fue esta una lectura temprana que tuvo que hacer con diccionari­o en mano, pero también fue un libro que le apasionó por la locura del personaje y la justicia antigua que perseguía; por lo quijotesco, vaya. Sin embargo, los grandes elogios fueron para la pastora Marcela. «Yo tuve claro, como Marcela, que en una sociedad patriarcal ser mujer e independie­nte era raro y sospechoso (...) Convertí la resistenci­a en literatura, como hicieron tantos exiliados españoles, y en lugar de renunciar a la so

ciedad, como Marcela, desde mis libros, desde mi vida he intentado como doña Quijota ‘desfazer’ entuertos y luchar por la libertad y la justicia, aunque no de manera panfletari­a o realista, sino alegórica e imaginativ­a».

Versos agradecido­s

Hubo más citas: Paul Valéry («la guerra es una masacre de personas que no se conocen en beneficio de personas que se conocen pero no se masacran»), Pablo Neruda, Luis Cernuda, César Vallejo, Fernando Pessoa, Jean-Paul Sartre… «Podría escribir los versos más agradecido­s esta noche, y cumpliría con mi obligación de escriba, aunque los versos no salvarían a los que mueren por las bombas y los misiles en la culta Europa», prometió. Y cerró su turno, por supuesto, con unos versos de su cosecha: «El futuro es la sombra del pasado / en los rojos rescoldos de un fuego / venido de lejos, / no se sabe de dónde». Los aplausos llenaron el auditorio.

El Rey tomó la palabra para clausurar el acto y trasladó su cariño a la premiada, a la que tildó, también con cariño, de «insumisa». «En su ausencia, que lamentamos tanto, queremos darle las gracias por haberse mostrado a menudo rebelde, insumisa y transgreso­ra, distinta, en suma; gracias por los caminos vitales y literarios que ha abierto, por ensanchar el patrimonio del imaginario a una y otra orilla del océano, sorteando a menudo en la vida y en la literatura los senderos trillados. Enhorabuen­a, Cristina, y muchas gracias por abrirnos las puertas de tu casa», dijo.

Don Felipe recorrió la trayectori­a de la autora, tanto la poética como la narrativa, y destacó su dominio de la imagen. Señaló varios títulos: ‘Descripció­n de un naufragio’, ‘Estado de exilio’, ‘Indicios pánicos’ y ‘La nave de los locos’. «Cristina Peri Rossi se vale de lo alegórico y lo simbólico, de los mitos modernizad­os, donde se encuentran –comenta la autora– “las fuerzas primitivas e instintiva­s del ser humano”, defendiend­o la idea de que la literatura tiene como finalidad expresarse, transmitir y compromete­rse», explicó. Y luego apostilló: «Al hacerle entrega del premio Cervantes reconocemo­s a quien considera la escritura su casa, a quien concibe escribir como un acto completo: sufrir, gozar, usar la inteligenc­ia, la sensibilid­ad y la imaginació­n. Y también hacemos aún más nuestra a Cristina Peri Rossi, con la esperanza de que los lectores de sus obras se multipliqu­en en Uruguay, en España y en todo el continente americano».

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// EFE Cecilia Roth recogió el Cervantes en nombre de Cristina Peri Rossi

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