García Montero en su Barataria
La entrega del Cervantes se vio algo deslucida por la ausencia de la premiada, Cristina Peri Rossi, y del director del Cervantes, el Instituto. Que el responsable de la institución que lleva el nombre del autor del Quijote por el mundo, Luis García Montero, no acuda al acto central de la semana de las letras, donde galardonaban a una poeta, no es de recibo. ¿Vocación de verso suelto? Tampoco acudió Alberto Núñez Feijóo a la toma de posesión de Mañueco en Valladolid, y sospechamos que no quería hacerlo, pero supimos al menos que de su agenda alternativa de aquel día ha surgido una ofensiva social en toda regla. Se lo curró.
Montero aceptó una invitación de la UNAM mexicana, tan amable como oportuna para desaparecer unos días. Algunas reuniones, una conferencia titulada ‘Salvar la poesía, salvar el mundo’, y la asistencia a la fiesta del libro y la rosa en la capital mexica de origen lacustre. Como si fuera su ínsula barataria, el director del Cervantes ha acudido allí, sobre todo, para recoger un legado de la última poeta superviviente del exilio republicano, Carmen Castellote, algo que tal vez no pudo hacerse en otra fecha, para guardarlo en la ‘Caja de las Letras’, que ya tiene casi llena. Por cierto, Peri Rossi tampoco tiene el legado allí, que igual se podía haber aprovechado la ocasión.
García Montero es el director-poeta que más actos ha organizado en la sede madrileña del Cervantes desde su origen, eso se compadece mal con una ausencia tan señalada. Acompañar a la galardonada con el mayor premio de las Letras del Estado, y a los Reyes en la ceremonia de entrega, son buenos motivos para organizar de otro modo la agenda. Incluso el presidente Pedro Sánchez ha regresado de Kiev a tiempo para esta cita. Las ínsulas extrañas son puro desastre.