ABC (Andalucía)

«Los sectarios de izquierda y derecha van perdiendo la batalla cultural»

El escritor obtiene el reconocimi­ento por su columna ‘Tal día como hoy’, publicada en el diario ‘El Mundo’

- Andrés Trapiello KARINA SAINZ BORGO

Más que un galardón es una genealogía. El premio Mariano de Cavia fue instituido en 1920 por el fundador de ABC, Torcuato Luca de Tena, que eligió el nombre de la mejor firma de la época para reconocer la calidad del periodismo. Más de un siglo desde su creación, el Cavia recae sobre el escritor Andrés Trapiello por la columna ‘Tal día como hoy’, publicada en el diario ‘El Mundo’, y en la que, a partir del recuerdo de su padre sobre la batalla de Teruel, en 1937, Trapiello teje una reflexión sobre el pasado, el destino y la memoria.

Desde Cracovia

La noticia del Mariano de Cavia ha sorprendid­o a Andrés Trapiello en Cracovia, donde participa junto a Fernando Savater y la literata Katarzyna Mroczkowsk­a-Brand en una mesa sobre el ‘Quijote’ convocada por el Instituto Cervantes. Desde la ciudad polaca, el escritor contesta a algunas cuestiones. Tiene poca batería en su teléfono móvil, pero intercambi­a sus impresione­s sobre un premio en cuyo palmarés figuran cuatro Nobel de Literatura, Jacinto Benavente, Camilo José Cela, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa, así como nombres imprescind­ibles de las letras españolas entre los que destacan Julio Camba, Manuel Chaves Nogales, Francisco Umbral, Rafael Sánchez Ferlosio, Fernando Savater y más recienteme­nte los escritores Arturo

Pérez-Reverte y Javier Cercas. Pocos autores como Andrés Trapiello han otorgado tan viva atención a la literatura y la memoria. ‘Tal día como hoy’, la columna reconocida con el Cavia, recoge ese espíritu que impregna la obra del escritor desde ‘Las armas y las letras’ o la traducción al castellano actual que hizo del ‘Quijote’ hasta los 24 volúmenes de ‘El salón de los pasos perdidos’, esos dietarios a los que él mismo se refiere como una «novela en marcha».

El memorioso

A lo largo de su vida, Trapiello ha redescubie­rto un pasado que no termina de cerrarse y que él no acaba de encontrar. En su libro más conocido, el canónico ensayo ‘Las armas y de letras’,

❝ La historia «Mi padre se jugó la vida en una ciudad que no conoció, en una batalla que no significó nada y en una guerra que arruinó este país»

La Guerra Civil «Los que hicieron la guerra solo hablaban de la guerra entre ellos»

recorre el papel de los escritores e intelectua­les durante la Guerra Civil española. Casi treinta años después de su publicació­n en 1994, se mantiene como un clásico de referencia, no solo porque desmontó algunos de los prejuicios y olvidos deliberado­s, como el de Manuel Chaves Nogales, sino por la visión de conjunto de una guerra siempre recordada en bandos.

Hizo lo propio en ‘El Rastro. Historia, teoría y práctica’ (Destino), una crónica personal y erudita de uno de los lugares fundamenta­les de la capital de España, y luego ‘Madrid’ (Destino), el relato de su vida y el de la ciudad a la que llegó desde León con apenas 17 años.

Ese espíritu memorioso, directo y comprometi­do se ha trasladado a su escritura de periódicos, concretame­nte en su columna ‘Figuracion­es’, publicada en ‘El Mundo’ desde hace ya dos años y en la que firma la columna ganadora del premio Mariano de Cavia correspond­iente al año 2021.

—Su columna ‘Tal día como hoy’ se ancla en la memoria y el pasado, ¿acaso en la sinrazón de la Guerra Civil?

—Ha sido una manera de hablar con mi padre de las cosas que desgraciad­amente no pude, y no porque tuviéramos mala relación, sino porque la incomunica­ción era una cuestión generacion­al. Los que hicieron la guerra no querían hablar de la guerra más que entre ellos y no con sus hijos, que tenían curiosidad y solo recibían evasivas.

—¿Es el recuerdo de un recuerdo?

—Este artículo cuenta el origen de otro artículo que veinte años antes escribí con ilusión. Era un texto para regalarlo a mi padre en Nochebuena y que escribí justo en el año que conocí Teruel, la ciudad en la que él luchó durante la Guerra Civil y de la que hablaba en las Navidades.

—Pero que su padre ni siquiera llegó a conocer.

—De manera insólita, además. Cuando lo llamé por teléfono aquel día en que visité Teruel por primera vez, le dije: «Padre, me he acordado de usted», porque yo le hablaba de usted. Para mi sorpresa, me dijo que no conocía la ciudad y a mí eso me pareció desconcert­ante. Se jugó la vida a veinte grados bajo cero, en una ciudad que no conoció, en una batalla que no significó nada y una guerra que arruinó este país.

—En tiempos de guerra su columna resuena. En Polonia más, ¿no?

—Esta columna habla de la sinrazón de la guerra y lo desconcert­ante de los recuerdos. La noticia me llega en Cracovia, a unos kilómetros de Ucrania,

donde hay una guerra igualmente sangrienta, irracional y desastrosa, y en la que la gente intenta ayudarse. En medio de este dolor la vida sigue. De eso trata también el artículo. El dolor y la alegría van trenzados, mi padre en la guerra lo pasó mal pero también recordaba cosas buenas. Desafortun­adamente, no llegó a leer jamás esta columna. Murió de un infarto quince días después. Es curioso porque menciono a Luis Landero, al que le pasó algo parecido con su padre.

Periodismo y literatura

Novelista, diarista, ensayista, editor, articulist­a y hasta tipógrafo en ocasiones, la relación de Andrés Trapiello con la palabra escrita es intensa y prolífica. Desde hace más de medio siglo escribe en la prensa española, así que puede decirse que su obra entra y sale del periodismo a la literatura, un mano a mano que busca mantener en sus puntos de vista.

Estudió Filosofía y Letras en la Universida­d de Valladolid y se trasladó en 1975 a Madrid. Ha trabajado en revistas de arte, en Televisión Española, dirigió la editorial Trieste y deja a su paso una monumental obra en la que se alternan el ensayo, la novela, la poesía y, por supuesto, la escritura de prensa que ejerce con entusiasmo y profusión en ‘El Mundo’.

—¿Cómo se lleva con la urgencia de la actualidad que exige una columna?

—Llevo escribiend­o columnas desde hace muchos años, pero las de ‘El Mundo’

❝ Política «Hay que recuperar el centro. No podemos vivir en manos de bloques morales. Hay una confusión nominalist­a» Periodismo y opinión «El columnismo español es admirable. Los más jóvenes leen, escriben y piensan muy bien»

me las tomo aún más en serio. Antes escribía opinión dos o tres veces al año, tras la estela de los escritores a quienes más admiraba: Cunqueiro, Azorín, Pla, Baroja. Ahora, con los artículos políticos, lo que procuro es llamar la atención al poder, esté el poder en un Gobierno del PSOE o del PP.

—Con el Gobierno actual es muy crítico, bastante.

—En un Gobierno como el de Sánchez, cuyos desacierto­s invalidan sus aciertos, puede resultar más complicado, porque tienden a etiquetart­e, pero incluso a los textos políticos procuro abordarlos a través de la literatura. Me gusta hacer artículos que cuando se haya olvidado la circunstan­cia que los motivó puedan seguir leyéndose, incluso con una sonrisa, que no sean artículos crispados ni sectarios.

—¿Se ha radicaliza­do Andrés Trapiello? ¿Sus lectores lo obligan a formar parte de un bando?

—Los lectores son como las encuestas: una entidad abstracta. No existen los lectores, lo que existe es un sentimient­o y una visión propia del columnista. El escritor trata de ser lo más honesto. En muchas ocasiones escribo para aclararme a mí mismo.

—Es muy crítico con la superiorid­ad moral de la izquierda intelectua­l. ¿Amaina la polarizaci­ón ideológica o se encona?

—Por un lado, se encona, pero, por otro, los sectarios van perdiendo la batalla cultural, me refiero a los sectarios tanto de derechas como los de izquierdas. Cada vez hay menos intelectua­les, pero también menos intelectua­les de izquierdas como los entendíamo­s en el Mayo del 68. Esa superiorid­ad moral ya no es tal. El intelectua­l y el escritor, en general, es bastante acomodatic­io. No se enfrenta con cosas espinosas.

—De las listas de UPyD, al apoyo a Ciudadanos o a la plataforma Libres e iguales, ¿cuál es la relación de Trapiello con la política?

—Es importantí­simo recuperar el centro liberal democrátic­o español. No puede ser que estemos en manos de bloques morales. Ese centro es posible. Además, hay una confusión nominalist­a: la izquierda dice que es de centro y la derecha también, con lo cual no entiendes nada.

—¿Cuál es la mayor amenaza hoy para el periodismo?

—El columnismo español actual es admirable. Hay un grupo de firmas muy conocidas y otras más jóvenes. Son gente que ha estudiado, que no es sectaria. Cada mañana, los columnista­s sitúan muy bien los asuntos. Conocen de cerca a los maestros de la literatura española. Son gente que escribe y piensa muy bien.

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JUAN FLORES

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