Granada, el agujero negro de Ciudadanos en Andalucía
▶ Desaprovechó la principal alcaldía obtenida en toda España y ahora se desmorona del todo
Granada se convirtió el 15 de junio de 2019 en la joya de la corona para Ciudadanos. Con apenas cuatro concejales y a pesar de ser el tercer partido más votado en la capital, su candidato Luis Salvador conseguía la principal alcaldía que cayó en manos de Cs tras unas peculiares negociaciones con el Partido Popular.
Eran otros tiempos. El partido naranja firmaba su mejor momento político en Andalucía, figurando además como el socio del ‘gobierno del cambio’ en la Junta con los populares y 21 diputados, tres de ellos de Granada. A día de hoy, ni siquiera tiene representación en el pleno de la capital y las renuncias se siguen acumulando.
Esta semana, tanto Raúl Fernández como María del Mar Sánchez, dos de los tres parlamentarios conseguidos entonces, anunciaban su marcha de la formación naranja «descontentos con el rumbo tomado por la dirección en los últimos tiempos». Solo la tercera en discordia, Concha Insúa, se queda en el barco.
Por si fuera poco, Ciudadanos se ha quedado en estos mismos días sin la otra alcaldía de peso en la provincia que le quedaba tras la pérdida de Granada, la de Huéscar. Ramón Martínez, hasta ahora primer edil naranja, anunciaba el lunes su baja del partido y la creación de un nuevo proyecto independiente.
Son los últimos episodios de un derrumbe paulatino en la provincia, que se ha convertido en un auténtico agujero negro para la formación, epítome de lo que ha ocurrido a nivel nacional. A lo largo de estos tres años, la tónica ha sido habitual, desde la localidad más pequeña hasta la capital, donde comenzó todo. La crisis política vivida en la capital granadina en la primavera
Esta semana han desertado también de las filas naranjas dos de sus parlamentarios andaluces y otro alcalde, el de Huéscar
de 2021 cercenó para siempre las aspiraciones de los naranjas en la provincia granadina. Esa que se presumía fundamental para la estrategia andaluza y cuya gestión, a la postre, provocó el inicio del fin de su presencia en las encuestas.
De la alcaldía a desaparecer
Si hay un nombre clave para entender la caída de Ciudadanos en Granada ese no es otro que el propio Luis Salvador. El exalcalde consiguió llegar a la alcaldía de forma insospechada, en minoría, con cuatro ediles, la mitad que el PP. Los populares granadinos siempre reivindicaron un supuesto pacto de palabra en cuanto a la alternancia en la alcaldía, dos años para los naranjas y otros dos para ellos, hecho que Salvador niega hasta hoy día.
El resultado es conocido: la salida en bloque de los populares, la renuncia de dos de su concejales y el enroque durante un mes en el poder por parte de Salvador apenas con él y otro concejal, José Antonio Huertas, al frente del Ayuntamiento. Al final, Salvador optó por regalar la alcaldía al PSOE, dejar al PP en la estacada y pasar a formar parte del equipo de gobierno socialista a pesar de las acusaciones de transfuguismo.
El pago de aquella decisión quedó claro solo unas semanas después, con la creación de una concejalía ‘ad hoc’ para el exalcalde que nunca terminó de esquivar el apelativo de «chiringuito». El caso es que, más allá del ejercicio de contorsionismo político de Salvador, la gestión de aquella crisis dejó aún más en evidencia a un partido que se desquebrajaba.
Tanto Inés Arrimadas, líder nacional naranja, como Juan Marín, vicepresidente en la Junta y líder andaluz, siempre señalaron como el culpable de aquello a Fran Hervias, exsecretario de organización de Ciudadanos y hombre fuerte del partido hasta la renuncia de Albert Rivera.
Su paso al PP, de hecho, se vio como una traición y los movimientos en Granada como el uso de información privilegiada para demoler la estabilidad en su gobierno en minoría. Lo cierto es que existiera esa mano negra o no, la demolición ocurrió.