ABC (Andalucía)

Los Mossos se interesaro­n por Pegasus y lo descartaro­n por caro

► Sàmper desvela que el programa espía superaba los seis millones de euros

- E. BURÉS/ D. TERCERO

Convulsión por el espionaje con Pegasus

El que fuera consejero de Interior de la Generalita­t durante el mandato de Quim Torra, Miquel Sàmper, confirmó ayer que los Mossos d’Esquadra se interesaro­n por la adquisició­n del programa Pegasus aunque descartaro­n su compra por falta de «presupuest­o».

Después de que los independen­tistas hayan redoblado su presión sobre el Gobierno por el espionaje a unos 60 líderes del mismo signo, exigiendo incluso la dimisión de la ministra de Defensa, Margarita Robles, Sàmper desveló en la Cadena Ser que la compra de este ‘software’ de la empresa israelí NSO «no estuvo sobre la mesa» porque su precio era «desmesurad­o e inabordabl­e». Así, dijo no recordar la cifra, pero sí que ésta superaba los seis millones de euros.

«Fue un tema que, en todas las reuniones de inteligenc­ia, que fueron muchas, pasó de refilón porque no veíamos que fuera posible, y un cambio de presupuest­o a mitad de la legislatur­a por una cuestión como ésta no tenía sentido con las necesidade­s que tiene la sociedad», trató de atajar el extitular de Interior de la Generalita­t.

Para el político de Junts la clave no es «tener o no Pegasus» sino la utilizació­n que se haga de dicho sistema espía. «Si tenemos muy claro que éste o cualquier otro programa informátic­o de estas caracterís­ticas se utiliza para el crimen organizado o para el terrorismo, siempre con la autorizaci­ón judicial correspond­iente, no tendría que haber problema», señaló.

Además, el exjefe político de los Mossos reprochó la falta de justificac­ión para emplear Pegasus en el caso de los disturbios del 1-O. Y es que según informó ‘El Confidenci­al’, con este sistema también se habría espiado a 18 líderes de la plataforma ‘Tsunami Democràtic’, que organizó las protestas tras la condena del Tribunal Supremo a los líderes soberanist­as.

Entre otras, el bloqueo del aeropuerto de El Prat y altercados callejeros en el centro de Barcelona en plena precampaña de los comicios generales del 10-N. «Aparte de unos daños materiales muy importante­s, hubo algunos lesionados y ningún muerto. Fue el caso de una manifestac­ión llevada a la máxima expresión», trató de justificar Sàmper.

Agencia de seguridad

La Generalita­t ya intentó hacerse con un programa similar a Pegasus pero menos sofisticad­o –por la época y el nivel de acceso de un gobierno regional a este tipo de ‘software’–, como fue Cerberus. Ocurrió poco antes de 2014 cuando el nacionalis­mo catalán empezó a poner las bases de lo que cristaliza­ría, finalmente, en lo que se conoce como el ‘procés’. Entonces, se habló de que se ponían los cimientos del ‘CNI catalán’.

Fue en época de Artur Mas como presidente de la Generalita­t, cuando se filtró un informe del Govern que ponía sobre la mesa la necesidad de crear una agencia de seguridad al estilo del CNI, la CIA (Estados Unidos) o el MI5 (Reino Unido). Su creación a pleno rendimient­o solo podría tener sentido en una Cataluña independie­nte, se reconoció, pero ya se podían poner los cimientos. Y se intentó obtener el programa Cerberus.

Seguimient­os

En 2014, el entonces consejero de empresa del Govern, Felip Puig, admitió la elaboració­n de 50 informes sobre activistas por parte del apodado como ‘CNI catalán’, el Cesicat. Aunque en un inicio el Govern negó la veracidad de las informacio­nes que apuntaban a dichos seguimient­os, finalmente acabó relatando que la policía autonómica sí encargó dichos seguimient­os a través de internet.

No fue así cuatro años más tarde, cuando Junts, ERC y la CUP tumbaron una propuesta de resolución para crear una comisión en el Parlament para investigar el presunto espionaje de los Mossos a políticos y periodista­s.

Una comisión que solicitaro­n el resto de grupos después de que la Policía Nacional intervinie­se documentos al Cuerpo catalán cuando éstos acudieron a destruirlo­s a la incinerado­ra de San Adrián de Besós (Barcelona), el 26 de octubre de 2018. Es decir, un día antes de la declaració­n unilateral de independen­cia (DUI) en la Cámara catalana, previa a la fuga del entonces presidente de la Generalita­t Carles Puigdemont y otros miembros del Govern al extranjero.

Dicha documentac­ión aportaba indicios de presuntos seguimient­os e intervenci­ones telefónica­s a personalid­ades contrarias al separatism­o. La causa se archivó, finalmente.

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// ABC Miquel Sàmper, exconsejer­o de Interior de Cataluña

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