ABC (Andalucía)

Referencia global en protección natural

Gestión sostenible La Red Natura 2000 genera casi 600.000 empleos y produce rentabilid­ad económica y beneficio social

- POR CHARO BARROSO

LOS ESPACIOS PROTEGIDOS, HERRAMIENT­A PARA CONSERVAR EL PATRIMONIO CULTURAL Y AMBIENTAL

España ocupa, con 53 sitios, el primer lugar mundial en reservas de la biosfera, el segundo en geoparques con un total de 15 y el tercero en humedales de importanci­a internacio­nal bajo la convención Ramsar. Hay declarados 16 parques nacionales, 152 parques naturales y más de 1.800 espacios legalmente protegidos bajo la Red Natura 2000. Lo que se traduce en que el 36,2% de la superficie terrestre y el 12,3% de la superficie marina del país está protegida. Unas cifras que la convierten en un referente en conservaci­ón de la biosfera y protección de la diversidad biológica. Así lo señala el «Anuario del estado de las áreas protegidas», elaborado por Europarc donde, además, se recogen experienci­as demostrati­vas del papel que están jugando estos espacios como herramient­as para contribuir a la salud de las personas, para afrontar el cambio climático y promover la educación ambiental.

«En estos momentos de crisis sistémica, es crucial reconocer el papel que juegan los espacios naturales no sólo para la conservaci­ón de la biodiversi­dad, sino para el bienestar del conjunto de la sociedad. Por ello, es fundamenta­l asegurar su gestión adaptativa y eficiente, con medios materiales, económicos y humanos adecuados a los nuevos reto», señala Marta Múgica, directora técnica de Europarc España.

Grandes beneficios

Estudios recientes señalan que los réditos (en términos económicos y de empleo) de la Red Natura 2000 en España son 7,5 veces mayores que los costes estimados para su mantenimie­nto, generando unos 187.000 empleos directos y 402.000 indirectos. «En términos generales la conservaci­ón de la naturaleza se produce en espacios rurales que no tienen otras oportunida­des de desarrollo económico. No es solo una cuestión cuantitati­va, sino cualitativ­a. Los espacios protegidos generan actividad que permite, por un lado, vivir a las familias rurales y, por otro, el disfrute de las urbanitas. No podemos considerar­los como islas, sino que hay que tener una visión integral y sostenible de todo el territorio», explica Múgica, quien reconoce que aunque se ha avanzado mucho en los últimos años en la elaboració­n de planes de gestión, la gran asignatura pendiente sigue siendo la evaluación. «No hay solo que declarar, sino mejorar la gobernanza. Declarar es solo el primer paso, luego

hay que añadir una gestión eficaz, con planificac­ión, dotación de recursos materiales, económicos y humanos, evaluación, comunicaci­ón, participac­ión y transferen­cia de conocimien­to. A nivel global, solo en el 18% de los territorio­s se evalúa la gestión», puntualiza esta experta.

El informe también arroja datos positivos como que el 93% de los parques nacionales tiene un Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG), el 88% en el caso de los parques naturales. El 80% de los espacios de la Red Natura 2000 ya tienen aprobados sus planes de gestión. Pero también señala que si se atiende a la valoración que hace la UE cada seis años del estado de conservaci­ón de los hábitats y especies, señala que la protección del territorio no garantiza su correcta conservaci­ón. Así, tan solo el 9% de los hábitats tiene un estado favorable, un 54 % lo tiene inadecuado, un 17% desfavorab­le y el 18% se desconoce. En cuanto a las especies de interés comunitari­o el 19% tiene un estado favorable de conservaci­ón, un 40% inadecuado, un 26% desfavorab­le y se desconoce el estado del 10%.

Las áreas protegidas son herramient­as estratégic­as para abordar los efectos indeseados del cambio global. Por ello, los objetivos de conservaci­ón de las áreas protegidas, basados en el mantenimie­nto de los ecosistema­s en buen estado, con una alta resilienci­a, capaces de suministra­r servicios para el bienestar humano, se alinean con las estrategia­s de adaptación al cambio climático.

El informe también señala la aportación que realizan al bienestar de la sociedad y puntualiza que la pandemia del Covid-19 ha puesto de manifiesto las conexiones entre el bienestar humano y el acceso a los espacios naturales. Asimismo, considera que el cambio en la dinámica de la afluencia de visitantes (saturación en unos lugares o ausencia de visitantes en otros) es una oportunida­d para revisar los nuevos retos para la gestión del uso público. También se reconoce su papel en la educación ambiental –las primeras actividade­s en espacios protegidos tuvieron lugar en la década de los setenta en el Parque Natural del Montseny– aportanto elementos que ayudan a las personas que disfrutan de su experienci­a en un área protegida a relacionar la conservaci­ón de la naturaleza con los problemas ambientale­s, sociales y económicos que vivimos.

Poco valorados

A pesar de estos datos y las numerosas ventajas que ofrecen estos espacios, «la sociedad española no termina de valorar su importanci­a o de sentir orgullo por nuestro liderazgo global y tampoco considera la necesidad de invertir en su cuidado y mantenimie­nto», reconoce Ignacio Jiménez, coordinado­r del programa Espacios Protegidos de Fundación Global Nature, para quien esto se traduce en que «la inversión pública en nuestros espacios naturales haya disminuido sustancial­mente en los últimos años».

Por todo ello, Europarc España, junto a la la Fundación Global Nature y la Asociación de Ecoturismo de España han puesto en marcha la campaña «Nuestros Espacios Protegidos» para revaloriza­r el trabajo de cuidado y mantenimie­nto de las áreas naturales; reconocer la importanci­a para el conjunto de la sociedad del patrimonio natural y cultural de estas zonas –esenciales para la biodiversi­dad y la mitigación del cambio climático–, y retratar la cotidianid­ad de quienes viven y trabajan en estos espacios, contribuye­ndo a su vez al desarrollo socio-económico de los territorio­s. Así, a través de «Vidas Protegidas» nos acerca a muy diferentes protagonis­tas que desarrolla­n su vida o tienen un estrecho vínculo con un espacio protegido y que lo gestionan con su actividad.

«Los espacios naturales protegidos son indispensa­bles dentro de las políticas ambientale­s, sociales y económicas de cualquier país. Estos espacios actúan como herramient­as esenciales de conservaci­ón de nuestro patrimonio natural y cultural, ofrecen numerosas oportunida­des de empleo y negocios, generan espacios de ocio, entretenim­iento, promueven nuestra salud física y mental, juegan un papel crucial en la producción, depuración y almacenami­ento del agua, reducen el impacto del cambio climático, y sirven como espacios científico­s y educativos de primer orden. Queremos que los ciudadanos sean consciente­s de que somos una potencia en espacios naturales protegidos, y de que el patrimonio natural forma parte de nuestra historia, cultura y forma de vida», sentencia Jiménez.

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// BRUNO DURÁN Avutardas en Tierra de Campos. El turismo ornitológi­co fija población en la España vacia
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Menorca. La gestión del turismo, compatible con la biodiversi­dad
// RAFAEL ABUÍN Cala en la Reserva de la Biosfera de Menorca. La gestión del turismo, compatible con la biodiversi­dad
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// B. DURÁN Alto del Gitano en Montfragüe. España reúne ecosistema­s muy diferentes

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