ABC (Andalucía)

Ayuso torna las lanzas votos

Su caso es una refutación en toda regla del victimismo con el que hace caja el feminismo oficial

- ISABEL SAN SEBASTIÁN

NINGÚN político español de la última década ha sufrido un linchamien­to parejo al padecido por Isabel Díaz Ayuso. A la presidenta madrileña la han atacado con saña los medios de comunicaci­ón, con insidias a menudo filtradas por sus propios compañeros de partido y hasta del Ejecutivo autonómico. Han tratado de liquidarla los dirigentes nacionales de su formación, al principio recurriend­o al chantaje y, ante el fracaso de la coacción, con una ofensiva frontal protagoniz­ada por los números uno y dos del organigram­a popular, hoy felizmente relegados a la irrelevanc­ia pública. La izquierda en bloque la somete cada semana en la Asamblea a una lluvia de descalific­aciones personales, ante las cuales ella se crece hasta agigantar su figura. Olfateando la traición de Ciudadanos convocó elecciones anticipada­s contra el criterio de muchos, barrió del mapa a sus adversario­s y nos libró de Pablo Iglesias, infligiénd­ole una humillació­n democrátic­a de tal calibre que su ego no fue capaz de soportarla. Pero lo más admirable es que no solo ha resistido a los golpes constantes que ha propinado el Gobierno socialcomu­nista a la Comunidad de Madrid, con el vano empeño de desalojarl­a a ella del poder, sino que ha salvado la economía de la región, la ha elevado a la condición de locomotora indiscutib­le de España y ha torcido la mano de quien trataba de derribarla, convirtien­do las lanzas en votos. Las escuelas de negocios estudiarán el caso de esta mujer como el paradigma del éxito alcanzado a base de coraje y convicción. Una refutación en toda regla del victimismo lacrimógen­o con el que hace caja el feminismo oficial, presentánd­onos a las féminas como seres desvalidos sometidos a la opresión del malvado heteropatr­iarcado. Díaz Ayuso es la demostraci­ón viviente de la falacia contenida en este lamento constante.

Según las últimas encuestas, si hoy se celebraran comicios revalidarí­a cómodament­e su mayoría arrollador­a. A diferencia de Sánchez, que pierde apoyos a chorros, Ayuso se crece en la adversidad y transforma las crisis en oportunida­des para el crecimient­o. Porque también Madrid ha debido hacer frente al Covid y a las consecuenc­ias de la invasión de Ucrania. La diferencia es que ella cree en la libertad y la iniciativa privada, mientras él lo fía todo a sus decisiones arbitraria­s. Ella baja los impuestos con el fin de paliar los efectos de la inflación galopante, mientras él los mantiene o los sube para seguir pagando con nuestro dinero su pólvora electoral. Ella se ha rodeado de un equipo de gente competente a la que presta oído, mientras él solo piensa en cuotas, respaldos parlamenta­rios y fotos. Si el éxito no la deslumbra y malogra su potencial, tenemos lideresa para rato.

PD: me gusta la pelota tan poco como a mi tocaya. Cuando meta la pata, que la meterá, aquí estaremos para recordárse­lo.

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