El secesionismo no logra elevar el ‘catalangate’ a escala europea
Solo eurodiputados españoles se refirieron al asunto en el debate que forzó Puigdemont
Si no fuera por los independentistas y el esfuerzo de algunos eurodiputados españoles para rebatir sus postulados, no se habría notado que el debate de actualidad celebrado ayer en el Pleno del Parlamento Europeo tenía su origen en una propuesta de Los Verdes en relación al denominado ‘catalangate’, el supuesto espionaje con Pegasus a más de medio centenar de individuos vinculados al separatismo en Cataluña, buena parte de ellos, cargos electos.
La Cámara no quería, de hecho, debatir sobre este asunto, que ya fue propuesto sin éxito por Los Verdes (donde está integrado ERC) cuando el prófugo expresidente de Cataluña Carles Puigdemont dio luz verde a la difusión de la investigación sobre el supuesto espionaje. Sin embargo, el grupo tiene derecho a elegir un tema de actualidad para someter a debate en uno de cada siete plenos. El de estos días, que se celebra en Estrasburgo, era el que les correspondía. Por eso, pese a la expectación mediática, en los pasillos del Parlamento Europeo lo que se respiraba era escepticismo. Se trataba al fin y al cabo, de un debate sin propuesta alguna de resolución. Sin votación, sin texto que enmendar. La nada. Y que se celebre además quince días después de que se constituya una comisión parlamentaria para investigar el uso de Pegasus en países como Hungría o Polonia, tampoco ayuda. Poco puede aportar el Pleno si no se han iniciado ni los trabajos, más allá de que se atisben posiciones sobre esa investigación.
Pero ahí estaban Carles Puigdemont, Clara Ponsatí y Antoni Comín, los tres sin grupo parlamentario que les acoja y vertiendo graves acusaciones contra España. En la misma línea, eurodiputados de ERC como Jordi Solé o Diana Riba, y desde Bildu, Pernando Barrena. La peneuvista Izaskun Bilbao o Idoia Villanueva, de Podemos, han entrado al caso concreto catalán, aunque en tonos distintos: una hablaba de que la política no puede ser un continuo «a por ellos» como sería Pegasus. La otra, en clave nacional, pedía una comisión de investigación en cada país.
En total, 67 intervinientes, de los que algo más de una docena eran españoles. El resto ha obviado el «catalangate» en sus discursos y han pedido tiempo para que la comisión de investigación alcance conclusiones.
La ponente ha sido la eurodiputada de Los Verdes Saskia Bricmont, quien ha reivindicado que Pegasus «no es una cuestión de seguridad nacional» sino un asunto comunitario. Ha afeado el silencio de las instituciones europeas sobre el caso catalán. «Quiero oírles condenar enérgicamente estos actos de espionaje», ha proclamado. No lo ha conseguido, más allá del reproche genérico de la Comisión Europea el primer día, ayer reiterado por su representante en el Pleno (Johannes Hahn) y la remisión del Consejo a que las leyes nacionales y europeas existen.
«Europa no puede mirar a otro lado», diría en su turno Puigdemont, para apelar a la democracia y a su incompatibilidad con Pegasus. Poco ha tardado la portavoz de los populares españoles Dolors Montserrat en contestar: «No acepto ni una sola lección de legalidad de un prófugo de la Justicia» Ponsatí ha denunciado que España espía a sus ciudadanos con la complicidad de la UE y Comín, que no hay juez que pueda validar algo así. En tono similar, Diana Riba (ERC): «El Gobierno español es el único responsable».
Mientras populares como Juan Ignacio Zoido, vicepresidente de la comisión sobre Pegasus, y Javier Zarzalejos iban al caso concreto y la defensa de España como Estado de Derecho, –«a nadie le debería sorprender que se hayan podido hacer escuchas a personas condenadas por sedición y que han manifestado que volverían a cometer ese delito», diría el primero–, los socialistas mantuvieron una postura más parecida a la de sus colegas europeos: tema genérico y sin entrar en el asunto catalán. Juan Fernando López Aguilar, que preside la Comisión de Libertades Civiles, Justicia e Interior, vaticinó que tal vez la que investiga el ‘software’ llegue a la conclusión de que es incompatible con los estándares de derechos de la UE. Ibán García del Blanco ha pedido paciencia para los trabajos y tras calificar el debate como «extemporáneo», ha dejado caer, no obstante, que lo que hacen falta son pruebas.
La paradoja
PP, Cs y Vox califican las denuncias de espionaje como «el teatro» de un independentismo que se encuentra en horas bajas
Obviando que Ponsatí ha llegado a plantear si no será la Comisión Europea «un cártel» de Estados que espían, una de las intervenciones más beligerantes de la sesión fue la de Jordi Cañas, de Ciudadanos, que se centró en «lo paradójico» de que sean los mismos del ‘procés’ los que hablen «sin pruebas» de espionaje. «En cualquier Estado de derecho el peso de la prueba recae en la acusación pero ellos acusan sin pruebas y usando y abusando de este Parlamento no para saber la verdad, sino para esparcir la mentira», ha zanjado. Coincidía así con Zoido, que habló de «teatro» en horas bajas para el independentismo y Montserrat, que denunció el «victimismo».
También con vehemencia, el eurodiputado de Vox, Jorge Buxadé, fue un paso más allá en su intervención: «Poco les han espiado», dijo de los independentistas. Criticó que planteen debates como este: «Hablen de la seguridad que preocupa a los europeos, no la que preocupa a los politiquillos».
Superado el trance, la comisión que sí está llamada a investigar va al margen. El próximo martes, los portavoces negociarán calendario, ponencias y temas a tratar. Está en el horizonte la posibilidad de que una de las primeras comparecencias sea de expertos del Incibe español para empezar por el principio: Qué es y cómo funciona Pegasus.