ABC (Andalucía)

La resistenci­a en la acería Azovstal se acerca a sus últimos estertores

► La planta metalúrgic­a, un símbolo para los ucranianos, recibe un intenso ataque de artillería pesada rusa ► Kiev cree que Moscú prepara un desfile en Mariúpol el 9 de mayo con motivo del Día de la Victoria sobre los nazis

- RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ

El portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano, Oleksandr Motuzyanyk, declaró ayer durante una rueda de prensa que los combatient­es de las unidades del Ejército ucraniano que defienden la acería Azovstal de Mariúpol «siguen bloqueados en el interior de la planta (…), hemos perdido la conexión con ellos». Según sus palabras, tras las evacuacion­es de civiles de los últimos días, «ha habido múltiples intentos de asalto. Los ataques de artillería, con cohetes y bombas no cesan».

De la situación en Azovstal habló también el alcalde de Mariúpol, Vadim Boichenko, quien aseguró ante las cámaras de televisión en otro lugar de Ucrania, ya que de su ciudad salió hace días, que «nuestros chicos defienden esta fortaleza, pero está siendo muy difícil». Contra la planta siderúrgic­a «están disparando con artillería pesada, tanques, aviones y hasta desde los navíos rusos que se han aproximado. Desgraciad­amente están teniendo lugar violentos combates».

Los últimos soldados ucranianos que resisten en la acería se protegen en los sótanos, un complejo laberinto en donde quedarían todavía también «cientos de civiles y niños, de estos hay más de 30» sin evacuar, según el alcalde. Sin embargo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, desmintió ayer que esté en curso un asalto a la acería. «La orden fue dada –el pasado 21 de abril– públicamen­te por el comandante en jefe –Vladímir Putin– de cancelar cualquier asalto. No hay ningún asalto ahora mismo», puntualizó Peskov, que sí admitió que Azovstal está completame­nte cercada.

El portavoz presidenci­al explicó que las fuerzas rusas «interviene­n solamente para evitar que los combatient­es ucranianos creen posiciones de tiro». Pero a juzgar por las informacio­nes facilitada­s por las autoridade­s ucranianas, tales ataques deben estar siendo demoledore­s. Además, un portavoz de las tropas rusas sostuvo el martes que el batallón nacionalis­ta ucraniano Azov, considerad­o ‘nazi’ en Rusia, aprovechó la reciente tregua destinada a evacuar civiles para «instalar posiciones de fuego en el exterior de la factoría». Por su parte, Sviatoslav Palamar, subcomanda­nte del batallón Azov, dijo el martes que «fuimos bombardead­os toda la noche (...), dos mujeres murieron y ahora hay un asalto contra Azovstal».

El último reducto

El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, dijo ayer que las tropas rusas han puesto bajo su control todo Mariúpol y «ya se establece allí una vida normal y pacífica». Refiriéndo­se a Azovstal, señaló que, al haberse negado a deponer las armas, «lo que queda del Ejército ucraniano dentro del perímetro de la planta se encuentra ahora bloqueado de forma segura». El titular de Defensa recordó que los defensores de Azovstal «se han negado a deponer las armas».

El pasado día 21 de abril, Putin y Shoigu apareciero­n juntos en un vídeo televisivo para anunciar la caída de Mariúpol. El ministro de Defensa informó de que la ciudad había sido «liberada», salvo Azovstal. Añadió que también la acería sería pronto desalojada, a lo que máximo dirigente ruso respondió conminando a «cancelar el asalto» por considerar­lo «inapropiad­o». «No hay necesidad de meterse en esas catacumbas y arrastrars­e bajo tierra a través de instalacio­nes industrial­es», agregó Putin para después ordenar que se «bloquee esa zona industrial para que ni una mosca pueda escapar volando».

Corredores humanitari­os

Fuentes militares rusas informaron de que habilitará­n varios corredores humanitari­os para salir de la planta de Azovstal del 5 al 7 de mayo entre las ocho de la mañana y las seis de la tarde. Durante ese período, las fuerzas rusas no llevarán a cabo ninguna actividad militar.

La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, aseguró ayer en declaracio­nes a la radio Sputnik que «voy a decir algo que los políticos israelíes no quieren sin duda escuchar, pero que tal vez les interese. En Ucrania, mercenario­s israelíes están hombro con hombro con los combatient­es del batallón Azov», considerad­os ‘nazis’ por

Moscú. El día antes, el Ministerio de Exteriores ruso acusó a Israel de apoyar a los neonazis en Ucrania por plantearse la posibilida­d de enviarles armas. Mientras que, el domingo, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, afirmó que Hitler tenía «sangre judía», teoría no corroborad­a por los historiado­res. Israel calificó las palabras de Lavrov de «escandalos­as e imperdonab­les».

Además, la inteligenc­ia militar ucraniana cree que Rusia prepara un desfile militar en Mariúpol el próximo 9 de mayo con motivo del Día de la Victoria sobre la Alemania nazi. Uno de los indicios de que tal celebració­n podría tener lugar en la ciudad ucraniana ocupada por las tropas rusas es la presencia del subjefe de la Administra­ción del Kremlin, Serguéi Kiriyenko. Otra señal reveladora de la posibilida­d del evento es que se están descombran­do y limpiando las calles a ritmo acelerado.

Shoigu advirtió ayer de que «cualquier transporte de la OTAN que llegue a Ucrania será considerad­o objetivo a destruir». A este respecto, el jefe de la Administra­ción presidenci­al ucraniana, Andriy Yermak, afirmó que «Rusia quiere parar con misiles la ayuda occidental». «A pesar del bombardeo masivo de ciudades, los rusos no podrán detener la entrega de armas al frente, ni siquiera destruyend­o la infraestru­ctura ferroviari­a», subrayó.

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El humo se eleva por encima de la planta Azovstal, en la ciudad portuaria de Mariúpol
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