ABC (Andalucía)

El conflicto se desperdiga

- PEDRO PITARCH

Los combates se recrudecen en el este y el sur del teatro. Asimismo, se han incrementa­do los bombardeos contra objetivos militares en el resto de Ucrania, especialme­nte las infraestru­cturas ferroviari­as, de comunicaci­ones, obras de fábrica y subestacio­nes eléctricas. Su finalidad es impedir o dificultar el flujo logístico (principalm­ente armas y municiones) que, de oeste a este, alimenta las operacione­s de las tropas ucranianas. Esta es la razón, por ejemplo, de los recientes bombardeos sobre la pista y algunos depósitos de armas en el aeropuerto de Odesa.

Las tropas rusas siguen ampliando su zona de acción en el Donbass. Eso está llevando a la reducción de la concavidad del frente ruso allí, así como la paulatina aproximaci­ón de las tropas rusas a Kramatorsk, que es su principal objetivo táctico en esta fase. Además, fuerzas ‘ahorradas’ en el cerco de Mariúpol han sido redireccio­nadas hacia el norte, a la zona de Kurakhivka (25 km al oeste de Donetsk). Ello supone una acumulació­n de tropas para una potencial acción ofensiva bien hacia Kramatorsk (principal objetivo táctico de esta fase), o bien directamen­te hacia el codo del Dniéper (objetivo operaciona­l).

Las consecuenc­ias de esta guerra siguen desperdigá­ndose. Mientras Suecia y Finlandia se aproximan a una integració­n en la OTAN, la Unión Europea (UE) está preparando nuevas acciones contra Rusia (sanciones, embargo petrolífer­o, envíos de armas a Ucrania). Acciones que, cada vez más, aparentan ser intentos de sacar la cabeza para que la Unión no termine asfixiada bajo la omnipresen­te y pesada manta norteameri­cano-británica, que obra sobre el conflicto. Incluso, en Bruselas, se habla de apoyo militar de la UE a Moldavia. Por otra parte, la alineación de Japón con la política de embargos a Rusia ha provocado el veto ruso a la entrada de altas autoridade­s japonesas en su territorio. Eso, lamentable­mente, reverdece y complica el soterrado conflicto rusojaponé­s sobre la soberanía de cuatro de las islas Kuriles rusas, que Japón reclama como parte integral de su territorio. El conflicto sigue globalizán­dose.

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