Costas comienza al fin a regenerar playas afectadas por temporales
El Gobierno reacciona tras las críticas de los alcaldes con aportes de arena en Málaga
Los ayuntamientos y empresarios de playa de Málaga pueden respirar tranquilos. Al menos para este verano. El Gobierno ha iniciado al fin esta semana las obras para restaurar las playas de la provincia que se vieron gravemente afectadas por el temporal que azotó el litoral en los días previos a la pasada Semana Santa. En total, se van a aportar 300.000 metros cúbicos de arena dentro del Plan de Emergencia aprobado por el Consejo de Ministros el pasado día 12 de abril.
La Demarcación de Costas de Málaga del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha diseñado la ejecución de las obras en coordinación con los ayuntamientos de los municipios afectados. Una medida que llega semanas después de los propios consistorios se pusieran manos a la obra para tratar de adecentar a contra reloj los arenales antes del Domingo de Ramos.
A pesar de las incesantes peticiones municipales, Costas no ha considerado «operativo» intervenir hasta ahora por el riesgo a sufrir nuevos temporales. Por lo tanto, las mejoras previas a estos aportes sufragados por el Gobierno han corrido a cargo de los Ayuntamientos, que han tenido que desembolsar cuantiosas partidas para que las playas mostraran la mejor cara posible a vecinos y turistas durante los días de fiesta. Sólo Marbella, dispuso 670.000 euros y movió 100.000 metros cúbicos de arena; un tercio de lo que ahora va a movilizar el Gobierno central para el conjunto de la provincia. Si bien el gasto para las arcas municipales desde finales del año pasado roza ya los dos millones de euros.
Las actuaciones que han arrancado esta semana se han diseñado y planificado en cinco lotes para cubrir toda la franja litoral de la provincia: Nerja, Torrox y Algarrobo; Vélez-Málaga, Rincón de la Victoria y Málaga; Torremolinos, Benalmádena, Fuengirola y Mijas; Marbella; y Estepona, Casares y Manilva.
Las obras, que supondrán una inversión de 2,1 millones de euros en total, se llevarán a cabo de forma paralela en distintos puntos del litoral provincial. Además, según ha informado la Subdelegación del Gobierno en Málaga, se está trabajando en colaboración con la Junta de Andalucía para agilizar la autorización administrativa necesaria para obtener arena mediante extracción y cribado en los cauces de los ríos.
El subdelegado del Gobierno, Javier Salas, explicó ayer que el plan contempla casi 40 actuaciones en todos los municipios de costa de la provincia, que cuenta desde el mes pasado con su propia Estrategia de Protección. El documento recoge un diagnóstico integral de la situación de la franja costera con el objetivo de facilitar el diseño de futuras actuaciones para proteger las playas.
Los aportes de arena son una solución de urgencia de cara a una temporada estival que está ya a la vuelta de la esquina, pero tanto los municipios, como los propietarios de chiringuitos y los propios vecinos vienen reclamando desde hace años medidas definitivas, que pasan por la construcción de nuevos espigones. Muchos de ellos en proyecto, pero sujetos a informes medioambientales con grandes retrasos.
Dada la tardanza en actuar, fueron los municipios quienes tuvieron que hacer los arreglos antes de que llegara la Semana Santa
Para la mayoría de administraciones locales, cualquier inversión previa a la construcción de estas escolleras, diques o espigones supone una pérdida de dinero, pues es raro el año en que algún municipio de la provincia logra esquivar los temporales.
El que azotó la provincia los pasados 4 y 5 de abril dejó imágenes desoladoras, con paseos marítimos sepultados por la arena y accesos cortados a los arenales de la capital o Fuengirola. El viento, la lluvia y el fuerte oleaje también derribaron árboles, reventaron redes de abastecimiento, dejando sin agua a municipios como Benajarafe o Valle-Niza (Vélez-Málaga) y fueron la peor pesadilla para los empresarios. Establecimientos de todo el litoral quedaron afectados, con terrazas suspendidas en el aire después de que el mar se comiera la arena y prácticamente todo el mobiliario de exterior echado a perder.