Sucedió el 9 de mayo
Putin pedirá a su población nuevos sacrificios patrióticos
La conmemoración el lunes próximo en Moscú de la victoria rusa sobre la Alemania nazi brinda una ocasión a Vladímir Putin para pedir a su población nuevos sacrificios patrióticos. El dictador ruso ha ido cambiando de estrategia a medida que la heroica resistencia ucraniana iba haciendo trizas sus planes. A estas alturas, a pesar de la clara superioridad militar rusa, solo puede exhibir la conquista a sangre y fuego de la ciudad de Mariúpol. A los problemas de liderazgo, logística y baja moral de su ejército hay que añadir las más de veinte mil bajas de soldados rusos desde el inicio de la invasión. Pero salvo sorpresas de última hora, lo más probable es que en su discurso del 9 de mayo Putin redoble la apuesta y prepare a su pueblo para una guerra larga. A través de una retórica inflamada, señalaría a la OTAN como el enemigo por su intervención decidida a favor de los ucranianos. Realmente es un grupo de cuarenta países liderada por Estados Unidos quien apoya al país agredido con armamento, inteligencia, entrenamiento y sanciones. Esta coalición se ha autoimpuesto la línea roja de evitar una confrontación directa con Moscú, a la que sin embargo se podría llegar de forma accidental y sin soldados occidentales sobre el terreno. Todo depende de la mente del dictador y de cómo interprete cada día la sensación de humillación o de victoria.
El 9 de mayo es también el día de Europa, en recuerdo de la Declaración Schuman. Tras el descenso a los infiernos de las dos guerras mundiales, los valores de paz y de prosperidad compartida alumbraron el mejor proyecto político del siglo XX, el proceso de integración. Hoy estos ideales siguen siendo imprescindibles en nuestro continente. La invasión de Ucrania ha puesto de relieve que la Unión Europea es un proyecto ético y político, hasta ahora realizado sobre todo por medios económicos. Sin pretenderlo, Putin está contribuyendo a acelerar la puesta en pie de una política europea de seguridad y defensa compatible con el vínculo transatlántico, una proeza histórica de la que no hablará en su discurso.