«Ser el hombre del tiempo no es un sambenito, al revés, estoy muy orgulloso» El responsable de la información meteorológica de Antena 3 estrena nuevo programa, ‘Mundo Brasero’
«Estoy en las nubes», dice Roberto Brasero (Talavera de la Reina, 1971) a la cantante Karina desde el butacón de maquillaje en el que se encontraron por casualidad ayer en la sede de Atresmedia. No es mal lugar, las nubes, para un hombre del tiempo. Y más cuando tiene motivos: mañana estrena programa en directo, ‘Mundo Brasero’ (Antena 3, 19.40 horas), que promete ser una ventana abierta al futuro que nos viene.
«Estrenamos en dos días y aún están poniendo los clavos... ¡madre mía qué nervios! Aunque la experiencia me dice que al final siempre se llega, quiero que empiece ya», suelta nada más comenzar la conversación, incapaz de disimular la emoción de estos días.
—¿No puede disimular los nervios...?
—No me da tiempo porque no paro. No sabía lo que era estar en la vorágine de una promoción, y no me quiero imaginar lo que debe ser la de Julio Iglesias (risas).
—Le han hecho gira promocional de estrella de la cadena.
—Llevo ya 17 años en esta casa y cada día más a gusto porque puedo seguir haciendo cosas nuevas. Más que estrella, soy un humano privilegiado.
—¿No siente vértigo al hacer un programa de una hora en directo sin ‘red’?
—Al revés, no sé cómo podría hacerlo enlatado. Mejor en directo, porque uno de los elementos que tengo es la naturalidad, la cercanía, y eso enlatado se perdería. En el directo está la vida y lo que pueda pasar. El pulso de la actualidad solo lo puedes tomar si el organismo está vivo, y en la televisión para que esté vivo tiene que ser en directo.
—¿Le molesta la coletilla de ‘hombre del tiempo’?
—No es que lo lleve como un sambenito, al revés, estoy muy orgulloso de ser el hombre del tiempo. Y este programa es una joya porque me permite compatibilizarlo en calendario y conceptualmente. Pero como yo el tiempo lo tengo en el ADN, estará presente. Y el resto que hacemos a diario en el informativo aquí serán los principales temas. Vamos a contar el mundo en el que vamos a vivir, y no de manera abstracta, sino qué vamos a comer, en qué coche me muevo o cómo van a ser los edificios.
—‘El tiempo’ ha pasado de ser un apunte al final del Informativo a pieza clave... ¿Cómo ha cambiado en estos años?
—El hombre y la mujer del tiempo se han abierto a muchos más temas. Antes decíamos si iba a llover o no, y ahora hablamos de las consecuencias, de si los productos que se cultivan se van a ver afectados o de la contaminación de las ciudades. En la época de Mariano Medina tenía el pobre un sambenito de que el hombre del tiempo siempre se equivocaba, y ahora es radicalmente diferente. Ahora raramente se equivoca. Lo cual es un peligro porque las previsiones siempre tienen un pequeño margen de incertidumbre y ahora cuando no se cumple se nota más.
—Y ahora todos llevamos un experto en el tiempo en el móvil...
—Pero no es un rival, sino un compañero. Yo lo complemento, lo amplío y lo hago más entretenido.
—¿Aquellos veteranos hombres del tiempo (porque no había mujeres) se adaptarían a cómo se hace la información hoy?
—En el 40 aniversario de la Constitución di el tiempo como si fuera 1978, en blanco y negro, vestido con traje oscuro y gafas de pasta... Pero el cambio real estaba en el lenguaje, en su rigidez. Sería muy difícil someterme a las estrecheces de una comunicación tan rígida. Se me escaparían las manos y algún ‘sabes’. Ellos sí podrían adaptarse. Manuel Toharia, por ejemplo, era muy didáctico pese a las pocas oportunidades que ofrecía la televisión de la época.