ABC (Andalucía)

Podemos pierde los papeles

El ridículo en Andalucía al presentar fuera de plazo el pacto con IU es el final de su aventura

- ALBERTO GARCÍA REYES

E Lenjambre de partidos marxistas, estalinist­as, bolivarian­os y populistas de la izquierda en general tiene más abejas reinas que obreras. Por eso el acuerdo para presentars­e en un solo maremágnum a las elecciones andaluzas ha llegado sobre la campana. Peor aún, fuera de plazo para Podemos. Estas fuerzas ultraminor­itarias que en alianza conforman una minoría algo menor viven en una permanente batalla que no guarda ninguna relación con los intereses generales. No se enfrentan por cuestiones ideológica­s ni programáti­cas, sino por sillones. El mortero con el que unen sus ladrillos es la nómina. Yolanda Díaz tenía un pacto más o menos firme con Izquierda Unida en Andalucía para poner de candidata del batiburril­lo a Inmaculada Nieto, pero Pablo Iglesias no soporta que su sucesora mande sin obedecerle. Su modelo soviético ha acabado emergiendo sobre la farfolla de los círculos, las asambleas y toda esa filfa dialéctica con la que trata de disfrazar de demócrata su naturaleza totalitari­a. La gresca de las izquierdas demuestra que la tan proclamada democracia interna es un embuste de mercachifl­e. En Podemos, en IU, en Más País, en Adelante no sé qué, en Equo, en Por Andalucía y en toda esa marea de plataforma­s de la paz y el amor funciona la mesa camilla mucho más que en la derecha. Contarnos que en la marabunta comunista hay democracia es meternos un gato tan descarado como que en Cuba hay elecciones, que es el mantra de los apologetas del castrismo: en La Habana se escoge al alcalde... entre los dos que proponga el dictador.

Pablo Iglesias se ha cabreado con Yolanda Díaz porque no le ha dejado imponer a su guardia civil como candidato a la Junta de Andalucía. Por eso el acuerdo llegó tan al límite que Podemos ni siquiera pudo presentar los papeles en hora. El ridículo ha sido tan grande que la Junta Electoral no se lo ha tragado. La desintegra­ción podemita será más rápida de lo previsto. La vicepresid­enta sabía que juntos no se van a comer una rosca, pero si no había pacto, había esquela. Esa era la disyuntiva. Porque en la negociació­n no se había hablado nada de Andalucía ni de España. Sólo se habló de sillones. Esto no va de lo que se juega usted, sino de lo que se juegan ellos. Cómo ir a los palcos Vip mientras se pregona la lucha contra los privilegio­s de la casta. Las izquierdas están rotas por dentro. Iglesias se ha convertido en ventrílocu­o de sí mismo. Con el petardo andaluz ha puesto fin a su aventura.

Ya veremos qué pasa el 19 de junio porque el PSOE necesita repetir la asociación nacional de Sánchez con los antisistem­a para evitar el bochorno. Y el cacao de las marcas comunistas confronta con la tranquilid­ad interna de Vox. Con la pérdida de papeles de las izquierdas se la han puesto botando a Juanma Moreno porque el único mensaje claro que lanza el enjambre es el del cordón sanitario. Les están diciendo a los suyos que lo mejor es votar al PP si no quieren caer en el agujero negro. No se le puede negar a Iglesias su capacidad de autodestru­cción partidista a cambio de su prosperida­d personal.

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