ABC (Andalucía)

«Estoy obligado a triunfar en Madrid»

- ANDRÉS AMORÓS

El jueves 28 de abril, abrió por primera vez la Puerta del Príncipe Daniel Luque, un matador de Gerena (Sevilla), tras cortar tres orejas a los toros de El Parralejo, con una rotundidad reconocida unánimemen­te por crítica y público. Así, ha vuelto a situarse entre las primeras figuras. Luque, además, va a abrir hoy la Feria de San Isidro, encabezand­o el cartel, con toros de Montalvo, junto a López Simón y Álvaro Lorenzo, por lo que se ha disparado la expectació­n.

—Muy pocos viven la gloria de cruzar a hombros la Puerta del Príncipe de Sevilla.

—Son momentos únicos, de una gran felicidad: ¡te ha costado tanto! Era como quitarme de encima una losa. No sabía ni a dónde mirar. Pero sí que miraba arriba: a mi madre, que hubiera visto cumplidos todos sus sueños.

—¿Cuál fue la clave para lograrlo?

—Ser fiel a mi concepto. Antes, cuando venía a torear a Sevilla, intentaba acomodarme al gusto de ese público. Era un error: para bien o para mal, tenía que ser yo mismo, sin querer convencer a nadie de nada. Creo que los años y la experienci­a te ayudan a aceptarte a ti mismo: es lo más difícil, para el torero.

—¿Le empujó al toreo su familia o lo llevaba dentro?

—Mi padre era mozo de espadas. Por eso mismo, no me empujó: conocía la dureza de esta profesión. La que me animó siempre y me acompañó fue mi madre. Fui yo, desde el comienzo, el que quiso ser torero. Luego, he tenido la suerte de que toda la familia me ayudara en cuerpo y alma.

—A los 12 años, se fue con su padre a México, a una Escuela Taurina. No fue una experienci­a feliz.

—Aprendí mucho, pero pasé momentos malos. Ahí se formó parte de mi carácter: me hice desconfiad­o, temía que la gente se acercara para hacerme daño. Para protegerme, me tuve que poner una coraza. Creo que lo he superado ya pero me costó trabajo.

—Los toreros no tienen infancia.

—Así ha sido en mi caso. A veces, cuando hago algo, me dicen mis amigos: «¡Qué infantil eres!» Es verdad: estoy viviendo cosas que no pude hacer en su momento. El torero vive siempre rodeado de gente mayor que él, que traza su estrategia.

—Dicen que no tiene un carácter fácil.

—Sobre todo, para los que me conocen poco. Mis amigos me dicen: «Dani, si tú no te comes a nadie». Para ser torero hay que tener carácter y yo lo tengo, pero no me considero una mala persona.

—Insiste en que quiere triunfar siendo fiel a un concepto del toreo, pero, ¿cuál es ese concepto?

—Desde el comienzo, se habló de mi facilidad, de mi difícil facilidad.

—Eso es una cualidad, no un defecto.

—Sí, pero también tiene sus riesgos. Puedes creer que siempre tienes razón. Los éxitos son muy traicioner­os, se aprende mucho más cuando no triunfas. Ahora intento ser yo mismo:.

❝ Facilidad «En los primeros años no me fue muy difícil triunfar. Pero esa facilidad me traicionó: creí que podía con todo»

—¿Cómo explica los altibajos de su trayectori­a?

—En los primeros años no me fue muy difícil triunfar. Pero esa facilidad me traicionó: creí que podía con todo... Luego, no fui capaz de mantener ese nivel: la culpa fue mía. La muerte de mi madre me hizo perder muchas ilusiones; me eché encima la carga de la familia. Tenía que encontrarm­e a mí mismo. Ahora, creo que lo he conseguido.

—Cuando su carrera decayó, ¿cómo logró reaccionar?

—Recuerdo que estaba sentado en mi casa y veía los carteles de Ferias en los que yo no aparecía. Iba por la calle y algún aficionado me paraba para exigirme que volviera a ser figura del toreo. ¿Qué podía decirle yo? En aquella época, llegué a dudar de si tenía capacidad o no. Pensé en quitarme, en hacerme banderille­ro...

—¿Qué otras cosas le apasionan?

—El campo, los caballos. No me gustan los barullos, ni la vida social; soy muy familiar, de mis amigos. Sigo viviendo en Gerena, mi pueblo.

—Afronta ahora el compromiso de San Isidro.

—Hay días en que no te puedes ir sin triunfar. Para San Isidro, he apostado por tres ganaderías –Montalvo, El Toreo y Valdefresn­o– que se mueven y que respeta la afición. En Madrid, estoy obligado a triunfar, me cueste lo que me cueste: si los toros no me ayudan, los ayudaré yo.

—Y ahora, ¿qué va a ser de Luque?

—La Puerta del Príncipe me hizo feliz pero ya pasó. A partir de ahora, espero ser más libre, más yo. Tengo un camino muy largo por delante. Mi temporada ha de ser importante: he sacrificad­o mucho. Lo que uno pasa, en soledad, se lo lleva luego a la plaza. Quiero hacer todo lo que tengo en mi mente. No volveré a caer en los mismos errores. Me queda mucho por vivir. Y por torear.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain