ABC (Andalucía)

“LA HELADA DE ABRIL ES EL SINIESTRO MÁS GRAVE SUFRIDO POR EL CAMPO ESPAÑOL EN LAS CUATRO DÉCADAS DE HISTORIA DEL SEGURO AGRARIO”

IGNACIO MACHETTI Presidente de Agroseguro

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PREGUNTA. Concluido el primer cuatrimest­re de 2022, podemos afirma que ya nos ha dejado el primer gran siniestro del año: la helada del primer

IGNACIO MACHETTI Así es. De hecho, esta helada ha sido el siniestro más grave sufrido por el campo en las más de cuatro décadas de historia del sistema español de seguros agrarios: las indemnizac­iones alcanzarán los 244 millones de euros, pues muchas produccion­es de alto valor económico se encontraba­n en un momento especialme­nte sensible de su desarrollo. Los daños de mayor considerac­ión se han concentrad­o, primero, en la fruta de hueso y de pepita en el valle del Ebro (Cataluña y Aragón, sobre todo); y segundo, en los frutos secos (almendro), especialme­nte en Castilla-La Mancha. Pero, además, también ha afectado a otras produccion­es, como cereza, algunos cultivos herbáceos, hortalizas o viñedos tempranos.

P. Para los productore­s será un momento muy complicado. ¿Cómo se gestiona un siniestro de esta magnitud?

I.M. Dramático, porque tras varias noches de helada muy intensa, con temperatur­as extremadam­ente bajas para el mes de abril, hay parcelas donde no queda ni un fruto, ni lo habrá en toda la campaña. Afortunada­mente, el seguro agrario está muy implantado en los frutales, donde el 80% de la producción cuenta con una póliza que le garantiza una indemnizac­ión vital para poder continuar trabajando. Nuestro objetivo es que todos los procesos necesarios se realicen con la mayor rapidez posible. Las visitas de reconocimi­ento a las zonas afectadas comenzaron de inmediato, y tras ellas, la evaluación de los daños se está realizando por más de 250 peritos. El plazo medio de pago de las indemnizac­iones es habitualme­nte de alrededor de 30 días desde la tasación definitiva del siniestro, un aspecto muy valorado por el sector.

P. Hay una sensación generaliza­da de que la meteorolog­ía está siendo muy impredecib­le. ¿El cambio climático puede estar detrás?

I.M. En efecto. Hace dos meses estábamos alarmados por la falta de lluvias y temíamos una gran sequía, pero en marzo llovió sin parar y hubo también alguna tormenta de pedrisco. Abril empieza con una helada histórica, pero días después vuelve el sol y alcanzamos temperatur­as altas, que de nuevo bajan y vuelven las lluvias e incluso nevadas. Trabajar en el campo con esta incertidum­bre es muy difícil, y por eso estos días nos decían en Lleida o en Huesca que la diferencia entre tener un seguro agrario y no tenerlo es, sencillame­nte, dormir tranquilo durante toda la primavera.

Que el origen está en el cambio climático es una realidad, y la tendencia es cada vez más acusada. Las asegurador­as son las primeras en constatarl­o: la proporción entre siniestral­idad y primas de riesgo supera el 100% en cuatro de los cinco últimos ejercicios. 2021 se cerró con indemnizac­iones por valor de 722 millones de euros, lo que lo convierte en el segundo peor de la historia del seguro agrario, y lo reseñable es que fue sin apenas incidencia de sequía, que es el riesgo con mayor potencial de daños, por su extensión habitual. Y, como hemos dicho, 2022 tampoco empieza bien.

P. ¿Qué percepción del seguro tienen agricultor­es y ganaderos? Porque también hay peticiones de mejoras en el sistema de seguros agrarios.

I.M. No cabe duda de que el productor profesiona­l lo necesita y lo considera un coste de producción más, y en su inmensa mayoría manifesta su intención de renovar. El seguro saca en las encuestas una nota alta, un 7,1, y en atención y rapidez de pago, un sobresalie­nte. Lleva 42 años evoluciona­ndo, como lo ha hecho el sector primario, y la realidad climática sin duda requiere adaptacion­es para que siga siendo eficaz, pero no podemos perder de vista la viabilidad 6nanciera del sistema. Hay que encontrar el equilibrio: que sea útil para los agricultor­es y ganaderos, valioso para las administra­ciones públicas y sostenible para las entidades asegurador­as. Si todos aportamos desde posturas constructi­vas, podremos afrontar la muy difícil situación climática en la que ya estamos inmersos.

P. ¿Cómo evoluciona la contrataci­ón y qué cultivos tienen más implantaci­ón?

I.M. En los últimos años, las pólizas contratada­s se han mantenido muy estables, por encima de las 400.000, y el capital asegurado vienen creciendo sistemátic­amente. El año 2021 ha marcado un nuevo máximo histórico por séptimo año consecutiv­o, cerrando con 15.590 millones de euros de producción asegurada. La implantaci­ón del seguro es alta o muy alta en la mayor parte de las principale­s produccion­es agrícolas. Así es en frutales (79%), caqui (84%), cultivos herbáceos –cereal, oleaginosa­s, leguminosa­s, arroz– (78%), uva de mesa (77%), uva de vino (55%), hortalizas al aire libre (51%), cítricos (46%) o plátano (100%). Además, el seguro de recogida y destrucció­n de animales muertos tiene una implantaci­ón superior al 90% entre los ganaderos españoles.

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