Compromís ahonda en la crisis de Gobierno de Puig y busca relevo electoral para Oltra
▶ La dimisión sorpresa del titular de Educación fuerza una amplia remodelación
Ximo Puig tiene entre manos una crisis de Gobierno, anunciada para finales de esta semana, que será más amplia de lo que el propio presidente de la Generalitat Valenciana había previsto para afrontar la recta final de la legislatura. Un juego de sillas que, en principio, solo iba a afectar al ala socialista del tripartito –PSOE, Compromís y Unidas Podemos– a un año de las elecciones autonómicas, tras la salida de su portavoz en las Cortes Valencianas, Manolo Mata, por defender como abogado al presunto cabecilla del caso Azud. Pero la dimisión ayer por sorpresa del conseller de Educación de Compromís, Vicent Marzà abre un nuevo escenario y enciende la carrera electoral.
Marzà se marcha para «hacer más fuerte» su partido –Més, conocido anteriormente como el Bloc, dentro de la coalición valencianista– de cara a reeditar en 2023 el pacto de izquierdas ante el empuje de PP y Vox, por lo que mantendrá su acta de diputado. Le sucederá en el cargo la actual secretaria autonómica de Cultura y Deporte, Raquel Tamarit. «No quiero aprovechar la visibilidad de una Conselleria para, en paralelo, trabajar para cuestiones partidistas», argumentó en rueda de prensa. Aunque sin descartarlo, tampoco tiene «ambición personal», aseguró, de ser candidato a la Generalitat el año que viene. «Esas decisiones son colectivas», apuntó tras ser cuestionado sobre si sería el relevo de Mónica Oltra como cabeza de cartel de Compromís. Oltra, según explicó Marzà, fue «de las primeras personas» que conocieron su decisión pocas horas antes de hacerse pública su renuncia al puesto que ha ocupado durante siete años. La vicepresidenta valenciana –añadió la secretaria general de Més, Àgueda Micó– «se ha ganado el derecho a decidir sobre su futuro político», incierto y condicionado –pese a que la dirigente se niega a apartarse– a lo que decida el Tribunal Superior de Justicia en las próximas semanas. El TSJ estudia si imputa o no a Oltra por la gestión que la Conselleria de Igualdad hizo sobre los abusos de su exmarido a una menor tutelada.
En ese contexto y con el malestar que genera el inmovilismo de Oltra entre los socialistas –la titular de Justicia indicó que ella se plantearía dimitir en su tesitura–, el movimiento de Marzà adquiere un cariz electoralista. Sus políticas lo han convertido en un referente para la izquierda y un objetivo clave de la derecha por su perfil nacionalista. Su gestión no ha estado exenta de polémica: la tribunales han tumbado varias de sus decisiones, como el primer decreto de plurilingüismo, por considerarlo discriminatorio contra el castellano. Pese a su defensa pública de una de sus figuras más importantes, en Compromís saben que necesitan buscar bazas con tirón –más allá de Baldoví o Ribó– si el desgaste de Oltra impide que repita como candidata.