Ingresa en prisión el hijo de un matrimonio hallado muerto a cuchilladas en Brihuega
De 31 años, fue detenido al pedir el alta médica voluntaria en el hospital donde estaba ingresado
El hijo menor de Manolo y Paloma, de 31 años, ha pasado su primera noche en prisión comunicada y sin fianza. Así lo decretó ayer la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Guadalajara, después de tomarle declaración. Se le atribuye de manera provisional la autoría de dos delitos de homicidio o asesinato por la muerte de sus padres en Brihuega. La imputación se tendrá que concretar a lo largo de la investigación judicial, según informaron a ABC fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha.
Brihuega es un pequeño municipio de unos 2.700 habitantes situado a 32 kilómetros al este de Guadalajara capital y conocido como ‘el Jardín de la Alcarria’ por sus campos de lavanda. Manolo y Paloma, que tenían también una hija, fueron hallados el lunes por la tarde en su chalé con claros signos de violencia y sangre por todo el cuerpo. Las heridas mortales habían sido provocadas por un arma blanca, posiblemente un cuchillo de grandes dimensiones, que ayer no había aparecido.
Los cadáveres, fríos
El hallazgo se produjo sobre las cuatro y cuarto, después de que un vecino llamase al 062 de la Guardia Civil para relatar lo que el hijo, de 31 años, le acababa de contar. Los cuerpos ensangrentados de su padre, de 70 años, y su madre, de 62, yacían en el domicilio familiar, en el paseo dedicado al cronista Antonio Pareja Serrad, muy cerca de la Real Fábrica de Paños.
Una pareja de la Guardia Civil de Torija, a 15 kilómetros de Brihuega, fue la primera en movilizarse. Los agentes que acudieron al domicilio, a unos 200 metros del mirador del río Tajuña calle abajo, comprobaron que las dos personas estaban ensangrentadas y sus cuerpos fríos, lo que indicaría que sus muertes no eran recientes. Se presume así que el hijo se tomó su tiempo antes de acudir al vecino, que fue quien dio la voz de alarma.
Manolo Cepero, natural de Brihuega aunque vivió muchos años en Madrid con su esposa, era miembro de ‘los Titas’. Es el apodo familiar con el que se conoce a su estirpe desde sus antepasados. Antes de irse del pueblo, él trabajó muy joven en la emblemática panificadora Cepero, que un hermano suyo gestiona desde hace décadas. «Estuvo en la panadería cuando era un niño», recuerda un vecino.
Paloma y su marido formaban un matrimonio «muy agradable y muy buena gente», que vivía en Madrid y pasaba mucho tiempo en el pueblo, según vecinos de su misma calle.
Desde el mismo lunes por la tarde, el hijo estaba ingresado y vigilado en la unidad psiquiátrica del hospital de la capital. No era la primera vez que ingresaba en una unidad psiquiátrica. Desde hace años, viene sufriendo posibles brotes psicóticos y ha estado hospitalizado en varios centros. El último ingreso fue en abril, según fuentes consultadas por ABC, que apuntan también que este treintañero es consumidor habitual de drogas, como cocaína y hachís, lo que habría agravado su patología. Había protagonizado además, varias peleas con su familia.
El hijo fue detenido el martes por la tarde después de que él pidiera de manera voluntaria el alta médica, según fuentes sanitarias. Luego pasó la noche del martes al miércoles en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil en Guadalajara.
Drones para buscar el arma
La Policía Judicial de este acuartelamiento ha utilizado drones para buscar el cuchillo de grandes dimensiones que se cree que empleó en el crimen. Los aparatos del Grupo Pegaso de la comandancia han sobrevolado las instalaciones de la finca: dos viviendas –una principal, grande, y otra anexa, más pequeña–, una piscina y una parcela amplia.
Los agentes de esta unidad tienen tres drones dotados de GPS, cámara térmica y una autonomía de vuelo de 20 minutos, pero a última hora de ayer no se había encontrado el arma homicida. En cambio, sí se habían hallado unos guantes impregnados de lo que puede ser sangre en un contenedor de basura, según fuentes consultadas por ABC. Además, se ha enviado a analizar la ropa manchada de sangre que el joven vestía el día que desveló a su vecino el crimen de sus padres. Se pretendía, además, acudir al chalé con el detenido para realizar una reconstrucción de los hechos.
El Ayuntamiento de Brihuega vive este jueves el segundo de los dos días de luto que decretó por la muerte de esta pareja como testimonio del dolor de la localidad, donde las banderas de todos los edificios municipales ondean a media asta en memoria de Manolo y Paloma.