Omella critica al Gobierno por usar el aborto para desviar la atención
➤ Explica que desde que la Iglesia «se puso las pilas» apenas hay denuncias de abusos
El cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), criticó ayer la utilización política de la cuestión del aborto, en el marco de un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum. «Me pregunto, y es una pregunta maliciosa de cura de pueblo –dijo con cierta ironía–, si que en estos momentos de crisis política saquen este tema no es para desviar de otros temas importantes». «Esto es utilizar temas morales para desviar la atención de otros temas políticos», sentenció.
El arzobispo de Barcelona también criticó que el debate de esta reforma moral «se sustraiga de la opinión pública» y que al final sea el Parlamento quien decida. Además, denunció aspectos concretos del anteproyecto que el Gobierno llevará al Consejo de Ministros el próximo martes, como el hecho de que se permita abortar a las mayores de 16 años sin el consentimiento de sus padres. «¿Para votar tienen que tener 18 años y para una decisión tan seria, no tienen que contar con el apoyo de los padres?», se preguntó de forma retórica. «Es una barbaridad», añadió. «Hay que recordar que los hijos no son del Estado», añadió en contraposición a las polémicas palabras de la exministra Isabel Celaá, cuando afirmó que los hijos «no eran de los padres».
El cardenal recordó que desde la Iglesia «la gran proclama» es «la defensa de la vida, en todos sus estados». Además, denunció que «si se ayuda para abortar» se debe ayudar «también a la madre que no quiere abortar», lo que, a su criterio, no se hace en la actualidad. También censuró la creación de un registro de objetores de conciencia y pidió respeto y ayuda «para los médicos que no quieren practicar abortos». «No les obliguemos a hacer objeción de conciencia», dijo.
Preguntado por la cuestión de los abusos a menores, el cardenal Omella aseguró que desde que la Iglesia se «puso las pilas» hace unos años, «prácticamente no hay denuncias» de casos recientes. En ese sentido, explicó que los protocolos implementados, a petición del Vaticano, funcionan como un «muro de contención», por lo que, en la práctica, lo que están estudiando las comisiones de investigación son, en su mayoría, casos del pasado. «Ojalá nuestra sociedad, en todos los ámbitos, implante sus protocolos, que no los hay tan claros y severos como los que tiene la Iglesia, para poder hacer la gran sanación de esta lacra», comentó.
A pesar de insistir en que los casos dentro de la Iglesia son una minoría, Omella remarcó que los obispos están «absolutamente doloridos y avergonzados» por los abusos por parte del clero. «Quien tiene que ser un referente moral en la sociedad, que dé este tipo de escándalo es dolorosísimo para la jerarquía y para el pueblo de Dios, que pone su confianza en los sacerdotes y les tiene como representantes de la ética», acuñó.
En este contexto, el cardenal remarcó que desde la CEE colaborarán «en todo lo que pidan tanto el Defensor del Pueblo como el bufete Cremades & Calvo Sotelo», a quien los obispos le han encargado una auditoría independiente para investigar este asunto.
Esteladas en las parroquias
Preguntado también por la presencia de esteladas y simbología independentista en los campanarios de algunos templos de Cataluña, el arzobispo de Barcelona recordó que los obispos no entran «en temas políticos». «La casa de Dios no puede ser un lugar excluyente», afirmó, para reseñar que hay fieles independentistas y «otros que apuestan por la unidad» y «el cura no puede tomar partido».
El presidente de la Conferencia Episcopal también fue interpelado sobre el sacerdocio femenino. Omella explicó que «Juan Pablo II dijo que el acceso de las mujeres al sacerdocio estaba cerrado», pero eso no quiere decir «que no se tenga que plantear desde un punto de vista teológico», y en consenso con el Papa. «Si hay cambio, aceptaré, y si no hay cambio, también aceptaré», añadió.
La cuestión del sacerdocio se entiende erróneamente desde una perspectiva de poder, reflexionó. «Lo importante es el servicio a la comunidad y eso lo podemos hacer todos. ¿Eso lo puede hacer una mujer? Claro que sí, pero eso, Dios dirá. Lo esencial es ese servicio».
El arzobispo de Barcelona considera «una barbaridad» que las adolescentes de 16 y 17 años puedan abortar sin el permiso de sus padres