«Las bajas por menstruar segregan a la mujer como en la Prehistoria»
▶ La catedrática granadina pionera en investigar la menstruación critica la norma del Gobierno
«Un parche». Así es como ve Enriqueta Barranco, pionera de los estudios sobre la menstruación en España, la medida dictada por el Gobierno de dar baja laboral por regla dolorosa incluida en la nueva ley del aborto. «De esta forma lo único que se fomenta es el segregacionismo con las mujeres. Van a partir en desigualdad a la hora de ser contratadas», señala Barranco a ABC.
Catedrática por la Universidad de Granada y ginecóloga desde hace más de cuarenta años, su carrera habla por sí sola. En 2013 comandó el primer estudio explotario hasta la fecha en este país. El fenómeno, rutinario para la mitad de la población, es todo un misterio desde el punto de vista científico por la falta de interés desde el sector. La causa: un sesgo de género histórico, que señala como el principal factor a resolver antes de nada.
«Hicimos ese primer estudio para ver qué pasaba: cómo se percibían ellas durante el sangrado, las consecuencias de usar determinados productos higiénicos… Resultó que los datos no cuadraban con los parámetros establecidos por las sociedades científicas», incide Barranco.
Los resultados, además, aunque circunscritos a las mujeres andaluzas (el campo de estudio elegido), dieron una causa clara de esos dolores. «Todos esos parámetros tenían un sesgo: la aplicación de hormonas a todas aquellas mujeres que confesaban tener algún problema menstrual. Cualquier mujer que en este momento esté consultando en un servicio de ginecología ya no de España, del mundo, le prescribirán productos hormonales para que dejen de dar la lata. El médico despacha con bastante ligereza», relata Barrranco.
Como en muchas ocasiones, tal y como insiste la catedrática, la ausencia de financiación en ámbitos a largo plazo perjudica de nuevo a las mujeres. «Lo veo como una medida que añade discriminación. Hay que contemplar que muchas mujeres pueden no querer dar a conocer ese problema. A eso hay que sumar que habrá empresarios que van a querer saber de antemano la situación menstrual de esas mujeres».
Un estigma histórico
Barranco, con la legitimidad de haber comandado investigaciones sobre el tema a lo largo de la última década desde enfoques tan novedosos como el impacto medioambiental o la Covid, teme paradójicamente que el tema se enquiste en el debate mediático sin entrar al fondo del asunto.
«A las mujeres menstruantes las segregaban en las civilizaciones primitivas. ¿Vamos a hacer lo mismo ahora? Es una cuestión que filosóficamente tiene mucho alcance. Aparentemente puede ser una medida muy progresista, pero analizada en su conjunto no lo es. Es segregacionista. Recluir a las mujeres en sus casas cuando menstrúan en pleno siglo XXI es como mínimo discutible», insiste. «A un hombre no le preguntan si tiene dolor en los testículos o no. Nos coloca en un plano de desigualdad total. Me gustaría saber cuáles son los datos en otros sitios donde se ha introducido y las consecuencias».
Barranco, sobre todo, más allá de lo que se pueda hablar desde el ámbito político, lo circunscribe a la necesidad de avanzar y conocer en profundidad las causas del dolor que incapacita, al igual que ha ocurrido históricamente con otras dolencias. «No se trata de si duele o no. Yo sé que duele. Se trata de las connotaciones negativas que para muchas mujeres puede tener una medida así. Bastantes discriminaciones tenemos ya», recalca.
Con todo, señala, la medida supone tratar de resolver el problema por la
«Recluir a las mujeres en sus casas cuando menstrúan en el siglo XXI es como poco discutible»
«No se trata de si duele o no. Yo sé que duele. Lo que hay que ver es qué pasa con ese dolor y cómo evitar qué pase. Más investigar»
vía fácil, sin llegar a la raíz de por qué las mujeres tienen un dolor tan agudo que las incapacite para poder trabajar. «Insisto, a mí lo que me gustaría es que hubiera muchos más recursos para la investigación. Este tipo de medidas lo único que crea son discrepancias entre distintos sectores de la población. Lo que hay que tratar es ver qué pasa con ese dolor y cómo evitar que pase».