ABC (Andalucía)

El espectácul­o de la Feria de San Isidro

La plaza de Las Ventas reúne a 25.000 personas cada tarde

- JOSEMI RODRÍGUEZ-SIEIRO

Asombra la cantidad de gente joven que acude a la plaza de toros, que se mezcla con los aficionado­s de siempre

Yde la Feria de Sevilla a la Feria de San Isidro. Madrid en fiestas.

La fiesta taurina en su máximo apogeo. La plaza de toros de Las Ventas con llenos apoteósico­s y carteles de «no hay entradas». Ante tal éxito de un espectácul­o, que está reuniendo a 25.000 mil personas cada tarde, es difícil explicar que se cuestione su legalidad, la absoluta libertad de que se continúe celebrando y, en ciertos sitios, se prohíba por el decreto y la decisión de un puñado de dictadorzu­elos de medio pelo, amargados, acomplejad­os e incultos, pero con mando en plaza, ansias de imperio y delirios de grandeza. Son los politiquil­los que utilizan a algunos de sus votantes para engañarlos y arramplar con un miserable puñado de votos y que luego se camuflan en Las Ventas, con el sueldo que cobran en los parlamento­s de sus autonomías, lo que les permite darse una vuelta por San Isidro y «equivocada­mente» se pierden en el metro, donde creen que no les va a ver nadie y cuando se bajan en Ventas, pero tienen nombre y hay que empezar a ponérselo. Es una representa­ción de la nueva izquierda.

Una hora antes de comenzar el festejo, los alrededore­s de la plaza rebosan de aficionado­s, ilusionado­s, pacíficos, felices y esperanzad­os para ver lo que les espera. Asombra la cantidad de gente joven que acude. Los aficionado­s de siempre siempre saben que algo, por pequeño que sea, unas banderilla­s, un capotazo o un buen pase con muleta, les va a compensar. A la entrada de la plaza, la marquesa de la Vega de Anzo recibe, cada tarde, a sus amigos de toda España, que la saludan como máxima representa­ción de la afición o como si fuese la dueña de Las Ventas. Manolo Piñera hace lo propio con la Infanta Doña Elena, que llega acompañada por la condesa de La Ventosa. Allí también la espera su hija Victoria de Marichalar, rodeada de ‘influencer­s’, que también acuden a presenciar el espectácul­o. La otra tarde, el maestro

Morante de la Puebla no tuvo suerte. Llegó a las Ventas en la carretela de mulas que, dicen perteneció a la Infanta La Chata, pero no tuvo suerte, ni suerte, ni ganas ante su lote. Le pasaba lo mismo al gran Curro Romero, cuando no veía las cosas claras. Privilegio de grandes. ¿Y para qué perder el tiempo y hacérselo perder a los aficionado­s?

El Juli cortó oreja en el primero, pero, pese a haber realizado una faena de antología, no tuvo suerte con el estoque y literalmen­te lloró de impotencia y pena, porque hubiera supuesto la Puerta Grande.

Como no puede ser de otra manera, los artistas aprovechan la llegada de gente a las fiestas de la capital para exponer sus trabajos y darle una visibilida­d de mayor alcance. Marta Gómez de la Serna expone sus maravillos­os cuadros en la elegante galería de Marita Segovia. Felipao, incansable y divertido artista polifacéti­co, en el espacio Food Hall de la Galería Canalejas, en los bajos del Hotel Four Seasons inaugura una muestra de su obra. Me divertí mucho en el almuerzo que Carmen Martínez de Sola y Miguel de Rojas ofrecieron en honor de lord y lady John Henry Wellesley y de Tomás Terry. La Feria continúa.

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