Vidas en juego
No se han dejado hechizar los lectores de ABC por la cortina de humo de las bajas menstruales con que el Gobierno, y en particular su facción podemita, han tratado de quitar hierro a su indeseable propuesta abortista. «Coincido con ABC –escribe ESTHER
APARICIO– en la defensa de la vida ante la nueva ley del aborto presentada por la ministra Irene Montero. Varios editoriales y artículos informan y aportan razones que desmontan los señuelos para ampliar más esa ley, como si fuera un derecho de las mujeres y aun de las niñas, que no pueden votar ni conducir, pero sí abortar. Un despropósito funesto que tiene consecuencias irreparables para ellas y desmoraliza la sociedad, haciéndola insensible al sufrimiento de los más débiles». «Aunque no soy jurista –apunta MARCOS
FERREIRO–, no estoy muy de acuerdo con la constatación en el editorial del pasado jueves, en el sentido de que la nueva ley abortista que impulsa el Gobierno pretende, entre otros extremos, dejar sin efecto el recurso de inconstitucionalidad sobre la llamada ley de plazos (2010) que en su día presentó el PP. A mi modesto entender y aunque solo fuere por sentar doctrina, el Constitucional siempre podrá pronunciarse al respecto, vaya a tener o no la sentencia pendiente corto recorrido en el tiempo y al margen de la entrada en vigor del nuevo texto anunciado. Así ha sucedido en más de una ocasión en nuestro alto tribunal y otros. Urge, pues, la sentencia, y no solo por el alcance ético y social del aborto, sino también porque tras su próxima renovación serán mayoría los magistrados de la considerada ala progresista. Y como estos muy probablemente habrán en su día de pronunciarse sobre la nueva ley, será el tiempo de contrastar argumentaciones y enriquecer la doctrina».