Alcaraz y Chanel, dos fracasados
Son dos fracasados. Pase lo que pase. Y yo un antipatriota, que solo veo las vísperas de después
LA semana nació en Carlos Alcaraz, y remata en Chanel. Hemos puesto tanto elogio en ambos que estamos antes un dúo de fracasados. A uno lo hemos hermanado con Federer, y a la otra la hemos coronado Beyoncé de Europa. Y así no hay manera. Nos gusta tanto la expectativa de exceso que luego la realidad es una desilusión segura. Escribo en sábado por la tarde, y no sé si ganará o no ganará Chanel, pero eso da igual, porque las expectativas sobre su actuación han resultado tan triunfales que la chavala sólo ha podido sobrevivir entrenando en la asfixia. Y ha sobrevivido, sin soltar la sonrisa carnívora y los ojos locos, que eso sí que es un éxito. Ni siquiera la victoria, si se da, quedaría a la altura de las crónicas atronadoras de los fanatismos previos. A Alcaraz le hemos dado la sucesión directa de Rafa Nadal, con lo que le hemos cargado un palmarés que firma otro.
Vengo a decir que en España practicamos el olvido con los difuntos ilustres, al día siguiente del pésame, y aupamos al santoral de los campeonísimos al que proceda, pero mejor desde las vísperas, con lo que los campeonísimos siempre pierden ante tanta soflama desmedida. El gentío recrece rápido a Alcaraz hasta las estaturas de Nadal, cuando apenas ha iniciado la carrera, y Rafa ya la va ultimando. Sobre Alcaraz he llegado a oír que, encima, es simpático, con lo que prestigiamos el oficio de tenista con virtudes propias del menester de cómico, o de las Misses. Me apasiona Alcaraz, pero no es Nadal, que reúne más trofeos que nadie. No es Nadal, de momento, y yo creo que atisba en la comparación un estorbo, porque le hemos endosado tal medallero de oro que ya no tiene medallero por lograr, si nos ponemos serios. La chavala Chanel es otro caso del entusiasmo desviado del español, porque le negamos la felicidad de haber ganado su candidatura, torturándola en las redes, y la titulamos la musa principal en Turín antes de que salga al escenario a sudar la chaquetilla talla tanga.
Son dos fracasados. Pase lo que pase. Y yo un antipatriota, que sólo veo las vísperas de después.