Pluriabsurdo
España sí es una nación, no una sopa aguada de sandeces y equilibrios
No, hombre, no. Puedes liarte con la política tributaria, puedes confundirte con los remedios para la inflación, y puedes equivocarte, no sé, con el cálculo de las pensiones. Pero no con lo que los barones socialistas, hartos de zapaterismo, llamaban ‘el temita’ cuando se les preguntaba por el Estatuto de Cataluña. La nación, otra vez como objeto de mudanza, como entelequia inexistente, como sentimiento parcelado, como confusión… Nunca como norma. Como si fuese algo caduco, un mal resfriado, como si las emociones adquiriesen rango y la ley no. ¿Tan difícil te resulta hablar de la nación española, así, sin palabritas, sin metáforas, sin tanto rodeo estúpido? Porque existe. Te vale con leer dos articulitos de nada en la Constitución.
Olvidarte de que la nación es una y soberana, obviar que está blindada, y tener que rectificar con más palabras que las que usaste para resucitar ‘el temita’ de la plurinacionalidad, nos retrotrae a aquella pregunta que le hizo Patxi López a Pedro Sánchez antes de que el PSOE acabase definitivamente con cualquier reliquia de pasado constructivo. ¿Sabes qué es una nación? Cuando uno tiene que explicar tanto lo fácil, lo claro y lo que sigue escrito, lo obvio deja de serlo y lo enmaraña todo. Generas dudas. ¿Eso pretendías?
Empiezas a liarte con las palabritas, que si la diversidad, que si la España plural y compleja, que si el sentimiento y las sensibilidades, que si lo transversal, que si solo la puntita, que de nacionalidades a naciones van un par de letras, que si la configuración territorial, que si el autogobierno, que si ser un poco soberanista, solo un poquito, eh, comprensivo y tal, no equivale a dejar de ser constitucionalista… Empiezas diciendo que la singularidad construye ‘personalidades políticas diferentes’, y que la ‘realidad nacional’ sirve como animal de compañía para que todos nos sintamos ‘cómodos’, y acabas viendo a España como a un tresillo. Cómodo, sí. Y luego sigues con las líneas rojas, bonita expresión que pone la carne de gallina, y cepillas lo que haya que cepillar, y tragas con lo de que una autonomía se defina como nación, y acabas en un tripartito con ellos, avergonzándote del 155, minimizando un golpe al Estado y regalando indultos a cascoporro.
¿Nadie en el PP sabe que esto ya no va de jueguecitos con las palabras al modo PSOE? Lo de Bendodo no fue una equivocación. Cuando la política se convierte en politiqueo, y te da una patada en la boca, y asumes que lo ‘nacional’ es fascismo puro, entonces cambias España por una españita fofa, y pierdes la razón. Lo pierdes todo. No somos una sopa aguada de sandeces, ni vale tanto equilibrio raro. Déjate de metáforas pluriabsurdas. No, no vas a lograr la cuadratura del círculo.