El ‘Piolín’ de ‘Antonio’
El portavoz socialista es uno de 146.000 miembros de las Fuerzas de Seguridad a los que Sánchez ridiculizó en el Congreso cual monigotes de animación
« Jienense, policía de profesión y socialista de convicción». Así se define en Twitter Felipe Sicilia, portavoz parlamentario y de la Ejecutiva del PSOE, es decir, la voz del socialismo en la Carrera de San Jerónimo y en Ferraz, que llegaba a sustituir a la sin par Adriana Lastra, lo que en principio siempre es una buena noticia para el sentido común que, desgraciadamente, tampoco ha elevado demasiado ese nivel abisal de su antecesora. Porque si nos atenemos a los últimos apodos, remoquetes o seudónimos surgidos recientemente, Felipe Sicilia es el ‘Piolín’ de ‘Antonio’, después de que Pedro Sánchez llamase así a los policías y guardias civiles destacados en Cataluña para evitar un golpe de Estado en 2017. ‘Piolines’ es precisamente como los ‘indepes’ motejaron a los agentes para ridiculizarlos. Todo se pega menos la hermosura... El desprecio del presidente del Gobierno a los agentes ha provocado un enorme malestar en las Fuerzas de Seguridad, disgusto que se vio multiplicado porque la bancada socialista, con Sicilia a la cabeza, reaccionó con una enorme ovación a la ocurrencia presidencial. Naturalmente, Marlaska no ha abierto la boca para defender el honor profesional de los 146.000 hombres y mujeres a su mando. Pero a estas alturas esperar de él otra cosa es tan frustrante como pedir peras al olmo o al alcornoque.
A Felipe Sicilia, hijo de guardia civil, sus compañeros de partido le llamaban Felipillo cuando, con 28 años, comenzó a asomar por el socialismo tras conseguir un escaño, allá por 2007, en el Parlamento andaluz. No tardó en llegar al Congreso, de la mano de sus auténticos padrinos políticos, Chaves y Zarrías, que andando el tiempo fueron condenados en el mayor escándalo de corrupción en España: seiscientos y pico millones del dinero de los parados malversado. Viene al caso este añadido sobre los antecedentes de quienes le apadrinaron pues Sicilia ha sido uno de martillos que con más dureza ha arreado al PP por la corrupción.
Activista por los derechos Lgtbi, también es un feminista convencido que aboga por «una Andalucía que acabe con la prostitución. Donde en las despedidas de soltero no terminen yéndose de putas. En la que un trato no termine cerrándose en un puticlub. Una Andalucía que no tenga puticlubs en sus carreteras». A los treinta segundos de que soltase este discurso en las redes sociales le estaban recordando a Sicilia lo de sus conmilitones socialistas en la Junta de Andalucía que se gastaron decenas de miles de euros, de dinero público, en puticios de al menos cuatro provincias andaluzas.
Una semana antes de que fuese motejado de ‘Piolín’ por Sánchez, Sicilia también se hizo célebre cuando en plena polémica sobre el espionaje con Pegasus aseguró que «a día de hoy no hay ni una sola razón para que la directora del CNI no esté en su puesto; ni una...». Menos de veinte horas después, el Gobierno cesaba a Paz Esteban. La realidad atropellaba de nuevo a Sicilia de manera tan aparatosa que da la medida de lo que su opinión pesa en las decisiones que se toman en el sanchismo y del nivel de información veraz que maneja sobre las estrategias del señor que una semana después se rio de él y le llamaba ‘Piolín’.
A las pocas horas de que Sicilia afirmara que «no hay una sola razón» para cesar a la directora del CNI, el Gobierno la fulminaba