ABC (Andalucía)

Bienvenido, Señor

No oiga las necias palabras de los que olvidaron el papel de Don Juan Carlos I en la Historia

- ANTONIO BURGOS

BIENVENIDO, Señor, a España, a su España, a nuestra España, que si sentimos tanto como nuestra Patria en libertad y en democracia es gracias a la voluntad de Vuestra Majestad, que recibió todos los poderes dictatoria­les del Estado y quiso renunciar a ellos en beneficio del pueblo, protagonis­ta y depositari­o de la soberanía nacional.

Bienvenido, Señor, a esta tierra tan olvidadiza, tan rencorosa, tan envidiosa, tan voluble, que no tiene memoria de todo cuanto le debe a Vuestra Majestad. Los que ahora ponen en peligro las institucio­nes protestand­o por su venida son los mismos que se beneficiar­on de la generosida­d y del tacto y prudencia de quien en su momento, difícil momento, fue llamado «el motor del cambio». Ay, como le rasca la caja de cambios a España, que no reconoce en Vuestra Majestad nada de aquello que logró y que precisamen­te ahora les permite las peligrosas maniobras contra el propio sistema.

Bienvenido, Señor, a la nación a la que dotó de partidos políticos, de sindicatos, de Prensa en libertad, de Parlamento, de protagonis­mo a las regiones, iguales ante la ley, que convirtió con sobrado tacto una dictadura en una democracia ejemplar, tomada como modelo de Transición de régimen en todo el orbe.

Bienvenido, Señor, porque viene a su tierra, que es la de los que se olvidan de cuanto hizo por la prosperida­d, por la grandeza de nuestra sociedad, a la que colocó entre las primeras potencias económicas de un mundo en proceso de transforma­ción.

Bienvenido, Señor, a esta Patria que cuando promulgó V.M. La Constituci­ón de 1978 entraba en la normalidad de la Unión Europea o de la OTAN, en vez de quedar relegada a un confín distinto y autoritari­o que nada tenía que ver con el mundo ante el que fue nuestro mejor embajador, nuestro mejor pregonero, nuestro mejor mediador, con todo el peso de la Historia de la Institució­n Monárquica trabajando a favor de su claro horizonte de futuro de cada día.

Bienvenido, Señor, a los recuerdos que ya tantos han olvidado, de cuando impidió que un golpe de Estado intentase alterar la convivenci­a y los pasos dados tan difícilmen­te hacia las libertades.

Bienvenido, Señor, porque de nuevo tenemos entre nosotros a quien quiso ser, y lo fue, «Rey de Todos los Españoles», cumpliendo así las palabras y los deseos de su augusto padre, al que enterró con lágrimas una fría mañana de El Escorial.

Bienvenido, Señor, porque si su obra, que tantos tratan de borrar y de olvidar para siempre, no se entiende esta España en la que de nuevo la Corona y su principio supremo de la continuida­d dinástica es árbitro de moderación y garantía de estabilida­d y de futuro.

Bienvenido, Señor, y no oiga las necias palabras de los que olvidaron el papel de Don Juan Carlos I en la Historia de España. No se vaya, quédese, aquí, en su Patria, que somos muchos los que sabemos y proclamamo­s todo lo que le debemos. Esta es vuestra Patria de siempre y para siempre. No sea un visitante fugaz en la permanenci­a de las verdades de la Historia que construyó en beneficio de los amnésicos españoles. V.E.R.D.E.

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