ABC (Andalucía)

Hay pitadas... y pitadas

La que recibió el ministro Grande-Marlaska en la Academia de la Policía es de las que no deberían olvidarse

- ÁNGEL EXPÓSITO

UNA cosa es que se manifieste­n los sindicatos y otra que te piten a la cara los familiares de tus policías recién diplomados. Una cosa es que te proteste la oposición en el Congreso y otra muy distinta que te revienten el mitin a base de silbidos, abucheos y gritos.

Por mucho que Grande-Marlaska intentara camuflarse en un discurso sobre las mujeres policías, la subida salarial y otros blablablás... en el ambiente de la Academia de Policía de Ávila sobrevolab­an ‘piolines’ de verdad. Casi se escuchaban los ‘ongi etorris’ a los asesinos de ETA y se vislumbrab­an las sombras de los golpistas indultados por el Gobierno.

Por eso pitaban los familiares de los agentes. Que no se engañe el ministro del Interior. No. Esos padres, hermanos, parejas y madres de los nuevos policías nacionales le silbaron por ‘muuuchas’ cosas. No sólo por los ‘piolines’ (que también) que dijo su admiradísi­mo tótem.

Esa gente, que no son ultraderec­histas ni fascistas ni feministas de pacotilla, silbó por su dignidad sobre el discurso vacío de Marlaska. Y abuchearon tan alto como pudieron para que lo escuchara ‘Su Persona’ desde La Moncloa o desde lo alto del Falcon. Hay pitadas... y pitadas. Y la que recibió el ministro del Interior en Ávila es de las que hacen daño. De las que no se olvidan o, al menos, no deberían olvidarse.

Esas familias reclamaban respeto, nada más y nada menos. Un respeto extrapolab­le a la Guardia Civil y a las Fuerzas Armadas. Esos españoles exigían simplement­e honor. Aunque hablar de honor en este Consejo de Ministros, entre súbditas, bolivarian­os, independen­tistas y chaquetero­s, les suene a chino.

PD: Los hay que no pueden salir a la puerta de la calle sin que les caiga la mundial, un auténtico chaparrón de pitidos a pesar de que los servicios de protocolo aleccionen previament­e al pueblo («¿no habíamos quedado en que no se le pita al presidente?», como ocurrió en una visita de Sánchez a Trujillo) y de que los escoltas alejen a los curiosos. En cuanto se descuidan, les cae la gran pitada.

Le pasa a Sánchez, le pasa a Grande-Marlaska y a los demás no, porque a muchos la gente no los conoce. ¡Qué papelón, Marlaska, qué papelón!

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain