Feijóo pone deberes: más economía y menos debates estériles
► El líder del PP ve a Ayuso más libre ahora y advierte de que la jerarquía se respeta
Congreso del PP de Madrid
Alberto Núñez Feijóo dio ayer por cerrada definitivamente la herida de Madrid. El presidente del PP se marchó a Galicia, a primera hora de la tarde, con el alivio de pasar página de una ver por todas a una de las historias más oscuras del partido, con la celebración de un congreso regional que se había convertido en una auténtica pesadilla para los populares y que fue el detonante de la mayor crisis interna vivida en sus filas. Por fin, ayer subió al escenario junto a Isabel Díaz Ayuso y ambos levantaron juntos sus brazos triunfantes, la señal de la victoria después de la gran guerra. «Desde hoy, Isabel y su equipo son más libres para conseguir que el PP de Madrid sea más libre y que Madrid sea más libre», aseguró el líder del PP, quien cedió a Ayuso el honor de ser la última en intervenir, por detrás del presidente nacional.
La protagonista absoluta fue ella, y Feijóo quiso reafirmar que los tiempos han cambiado dentro del PP. La clausura del congreso madrileño fue la exhibición de dos líderes dispuestos a trabajar codo con codo desde un respeto mutuo, con un objetivo común: acabar con el sanchismo y con un Gobierno «débil y dividido» y ofrecer una alternativa creíble. Y hasta ahí la historia ‘romántica’ en el Partido Popular. La realidad es que cada vez que Feijóo y Ayuso han participado en actos conjuntos, no han faltado mensajes cruzados para marcar los límites del terreno de cada cual. Ayer, día de fiesta en el PP, se inclinaron más por exhibir la unión de fuerzas, pero aun así todo el mundo pudo ver dos liderazgos políticos muy diferentes.
«Somos personas distintas, de generaciones distintas, con formaciones y trayectorias distintas», admitió Feijóo. «Pero los dos queremos lo mismo. Los dos tenemos ganas de servir al país y seguir siendo útiles a nuestro país». Y parar servir a España, continuó, lo mejor es dar respuesta a los problemas reales de la gente: «No debemos enredarnos en temas menores, porque la gente nos dejará de votar».
«Vengo a poner deberes», advirtió Feijóo, tras recordar lo que le dijo Ayuso en una de sus visitas a la capital: «Madrid tiene poco aguante para las imposiciones». Y el primer deber que puso a todos fue centrarse en los problemas económicos, sin distraerse en «debates internos ni estériles, cortinas de humo ni algaradas». El líder del PP ve al Gobierno de Sánchez débil y dividido, pero cree que ni siquiera eso puede hacer perder de vista lo realmente importante, que es la crisis económica galopante que afecta a España y a los ciudadanos. Feijóo quiere que la economía sea el eje casi único del PP, mientras que Ayuso es partidaria de dar la batalla ideológica en todos los frentes. El congreso de Madrid fue el mejor escenario para visualizar esas dos maneras de hacer política.
En la lista de deberes de Feijóo, puso uno muy concreto a Ayuso: ampliar las mayorías en las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023, junto a José Luis Martínez-Almeida en el cartel del Ayuntamiento de Madrid. Feijóo anunció que ya ha iniciado los trámites para empadronarse en la capital, por lo que Ayuso será «su presidenta». «Y la jerarquía se debe respetar», comentó, siempre en un tono amable que no conseguía rebajar la sensación de que había otro mensaje detrás. En este caso, si se respeta la jerarquía, se hace en todos los sentidos, porque el presidente nacional es él. Dicho con otras palabras, la buena relación debe basarse en la lealtad recíproca, y así no se llevarán mal.
Feijóo fue expansivo en los elogios a Ayuso: «El mayor acierto de este congreso, de Isabel, es que es la líder que más se parece a su tierra, a Madrid». Desde hoy, subrayó, «el PP está más preparado para servir a los ciudadanos, más unido, más firme, más comprometido y más sólido». Apenas dedicó unos segundos a hablar de la crisis interna reciente: «Todos sabemos que este congreso llevaba demasiado tiempo pendiente. Extendernos es un ejercicio de nostalgia que no lleva a ninguna parte. Nos hemos ocupado demasiado de cuestiones internas, pero no le dedico un segundo. No me interesa el pasado, sino lo que va a pasar en el futuro».