Sánchez se va de pesca a Davos
De Catar a Davos. Del gas a los microchips. Igual le da al presidente español que si hace unos días se intentaba camelar al emir de Catar, ahora ‘falconeará’ hasta Suiza a ver si pican los del sector tecnológico en cuestión. El caso es aplicar su política del postureo y continuar una huida hacia adelante que desembocará en el precipicio. La España irreal de ‘Antoñita la fantástica’ suma y sigue
El cebo de un Perte de 11.000 millones de euros para microchips es el cebo con el que el todavía presidente del Gobierno vuela esta semana entrante hasta el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) a ver si pican los grandes del sector. Aunque, ya se imaginan, en realidad solo busca la fotografía para ir tirando. Del resto ya se ocupan luego sus trompeteros mediáticos para recrear una España irreal, de ‘Antoñita la fantástica’. Porque los semiconductores –como se ha encargado el propio Pedro Sánchez de explicarnos al resto de la humanidad ignorante– son el elemento básico de todos los sectores tecnológicos y «por tanto adquieren una importancia geoestratégica mundial en un contexto de transformación digital». ¡Ahí es nada! casi planetaria es la cosa. Sabe de todo este chico. Y por eso se ha agendado ya durante las 48 horas que permanecerá en Davos entrevistas con los CEO de Intel, Qualcomm, Cisco y Nicron. Sin palabras les va a dejar, ¡mínimo!
Así, de Catar a Davos. Del gas a los microchips. Igual le da al señor Sánchez. El caso es aparentar que hace algo, aplicar su política del postureo, y continuar una huida hacia adelante que desemboca en el precipicio, junto a aquel que ya se lanzo por su cuenta y riesgo –bueno, ayudita del jefe también hubo–. El asunto es que si hace unos días trató de camelarse al emir de Catar en vivo y en directo
–Rey Felipe VI mediante– para simular que vendrá gas de allí a falta del argelino, el martes ya tiene dispuesta la coreografía –y el Falcon– para plantarse en la ciudad suiza y marcarse un pasilleo como aquel memorable junto al presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Pero ¡ojo! un apunte, que los cataríes tienen cerrado el compromiso de darle todo el suministro de gas que necesite a Italia, prioridad absoluta, incluso durante todo 2023, por lo que de momento no está en disposición de producir más GNL ni de poder suministrarnos más de lo que nos llega ya. ¿Se lo habrá contado el emir al presi? ¿Lo sabrá este? Aunque si lo sabe, pues nos miente y punto final. ¿Algún problema? Tanto como sabe de sobra que la tradicional forma de invertir de los millonarios de Catar no es industrial, es de cartera, de esa de la que esperan retorno, y si no a otra cosa mariposa. No hay más, burras, que nos vendan las justas.
Y es que Sánchez es como las manecillas de los relojes de los soldados muertos: siguen moviéndose pero han perdido su conexión con la realidad, y solo es cuestión de tiempo que se detengan. Bien lo sabe incluso él, tanto como sus socios de Gobierno, y es por eso por lo que apura la legislatura conocedor de que se le ha acabado la cuerda. La economía se ha descacharrado definitivamente y cada revisión de las perspectivas es peor que la anterior. La penúltima, la del Banco de España, que además en unos días volverá a ajustar a la baja un crecimiento tan ‘fake’ como la pose feminista de la vice Calviño: brava con los empresarios españoles, pero en modo esterilla con los cataríes. Para muchos ya, así es Nadia, a la que solo una letra la separa cada vez más de ser nadie.
El caso es que el presi del Gobierno tiene lista ya la factoría de efectos especiales para debutar en Davos en un par de días. ¡Menudo es él! Además, conviene salir huyendo de un país que sus cuates mediáticos han metido en el DeLorean y lo han enviado a la década pasada para que no se hable de Pegasus ni de elecciones anticipadas. Pues... verán, verán, cómo en Davos venderá que España va a ser un ‘hub’ de microchips, la capital de la producción de alta tecnología, como antes vendió –no lo olviden– que habíamos salido más fuertes del Covid y que cerraríamos el año con la luz más barata. ¡Él es así! Lo único que cuenta es pegarse a unos cuantos ejecutivos y sonreír para aparentar que es uno de ellos y que el Gobierno de Sánchez pinta algo en el panorama internacional. El plan es tirar de propaganda en I+D+i y alcanzar la cumbre de la OTAN de junio para doblar el cabo de Hornos del verano y largarse de vacaciones a costa del erario publico, con el país manga por hombro. Porque entregado como está a la agitación y propaganda era cuestión de tiempo que sus ‘groupies’ se quedaran con Prisa, donde por cierto sigue atrapado también el emir de Catar Al Thani con una inversión que vale tanto como la palabra de Sánchez. ¡De buena se ha librado Telefónica zafándose del más querido megáfono del resiliente de La Moncloa! Un monumento tenían que ponerle a José María ÁlvarezPallete por escapar vivo de las cadenas y las palabras bífidas de ‘los migueles’ –a saber, Sres. Barroso y Contreras–. Ahora ya están todos juntos, sin disimulo, para fabricar la hagiografía del sanchismo, sin complejos ni rubor. Están donde estaban: los de Imagina, los de WPP y hasta Thinking Heads, liderado por ese pizpireto muchacho gaditano que, cuentan por ahí más de uno –más, más–, lo mismo te envía un artículo de Felipe González a 300.000 la pieza que te pone un par de cubatas y unas colmenillas en El Paraguas. ¡Si es que se hacen querer! Habrá que aceptar a esta gente como grupo empresarial de la misma manera que pulpo como animal de compañía. Tampoco nos deja otra todo este nuevo imperio inversor español que coge en un Cabify. Cuatro espabilados al olor de los fondos europeos. Alguna clase de formación digital tendrá que darles ‘Begoña & Cía.’, porque lo más cercano que han visto a una gran compañía es el reservado de Pachá.