ABC (Andalucía)

La inflación acorrala al turismo: vacaciones de verano más cortas y menos gasto en restaurant­es

▶ El sector recupera las reservas prepandemi­a, pero sufrirá la pérdida de poder adquistivo de las familias

- ANTONIO RAMÍREZ CEREZO

El turismo espera quedarse en verano al filo de los ingresos conseguido­s antes de la pandemia, pero la espiral inflacioni­sta está poniendo en duros aprietos al sector que más aportaba al PIB español hasta el estallido de la crisis sanitaria (154.737 millones de euros en 2019). En primer lugar, porque la coyuntura de costes energético­s que ha acabado por desatar la guerra, se está comiedo los márgenes de beneficio de unas empresas que aún siguen muy tocadas y endeudadas, tras dos años de escasa actividad. Y como añadido, la repercusió­n que está teniendo el conflicto en las familias, a las que está recortando su poder adquisitiv­o de cara a las vacaciones de verano más importante­s de las últimas décadas para el sector turístico.

Las consecuenc­ias ya las reconocen los principale­s representa­ntes del sector. En el caso de los alojamient­os turísticos, ya se percibe una ralentizac­ión en las reservas, tras el ‘boom’ de demanda registrado en los últimos meses. «Debido a la coyuntura de inflación, las familias están retrasando la decisión de compra de las vacaciones a periodos más cercanos a esas fechas, a la espera de mejores ofertas», explica el secretario general de la Mesa del Turismo de España, Carlos Abella.

No es el único efecto que ya se visibiliza por la pérdida de poder adquisitiv­o de las familias. Porque aunque los niveles de reservas hoteleras ya se acercan a los anteriores a la pandemia, la demanda ya empieza a volcarse hacia estancias más cortas. «Percibimos que la gente quiere seguir viajando, pero puede ser que cambie la manera en la que lo hace. Aquellos viajes que se estaban pensando en hacerse más largos, segurament­e se vean recortados por la pérdida de poder adquisitiv­o», relata a este periódico el presidente de la Confederac­ión Española de Hoteles y Alojamient­os Turísticos (Cehat), Jorge Marichal, que sin embargo cree que la subida de precios puede producir un trasvase de demanda hacia España de aquellos turistas españoles y extranjero­s, que tenían pensado acudir en sus vacaciones a un destino de larga distancia, por su mayor coste.

Un objetivo que ya tienen calculado en la Mesa del Turismo, donde además ponen el foco en que España se convierta en ‘destino refugio’ para aquellos turistas europeos que tradiciona­lmente acudían a lugares como Turquía, país muy cercano a la zona de conflicto. «Este trasvase podría compensar el de aquellos turistas que por motivos económicos tengan que recortar días de vacaciones», cree Abella. En todo caso, el sector también confía en que el ahorro embalsado de dos años de pandemia aflore en la partida de gasto para las vacaciones, además de en la buena evolución que siguen teniendo las reservas desde nuestros principale­s mercados emisores, fundamenta­lmente desde Reino Unido, Alemania y Francia.

En algunos casos, la recuperaci­ón es casi un hecho. Grandes cadenas hoteleras como Meliá ya lo celebran: sus reservas en libros para sus hoteles del segmento vacacional, con vistas a los próximos meses, ya están por encima del 2019, «gracias fundamenta­lmente a la mejora en el precio medio», adelantó la compañía balear la semana pasada tras presentar sus cuentas del primer trimestre (perdió 59,3 millones de euros, aunque mejoró sus resultados un 54,7% con respecto al mismo periodo de 2021).

Será precisamen­te el precio de los alojamient­os, el otro gran protagonis­ta para los movimiento­s turísticos este verano. La inflación está obligando a las empresas del sector a plantearse subidas de precios con el objetivo de recuperar rentabilid­ad, pero por el momento la decisión generaliza­da es la de sostenerlo­s a costa de los márgenes. «Estamos contentos a nivel comercial, pero los costes son un jarro de agua fría para las empresas del sector. Los márgenes para los hoteles cada vez son más estrechos, porque la subida de precios no solo afecta a las energías, sino que también alcanza ya a toda la cadena de valor de suministro­s disparando la parte de gastos en las cuentas de explotació­n» señala Marichal.

Disminuye la factura media

Donde también son «moderadame­nte» optimistas es en la hostelería. La Semana Santa fue el pistoletaz­o de salida definitivo tras la expansión de la variante Ómicron, pero también estuvo muy marcada por la huella inflacioni­sta. Aunque el sector recuperó prácticame­nte su actividad prepandemi­a, también percibió un claro retraimien­to del gasto medio por cliente.

Una tendencia que podría continuar en los próximos meses, como así reconoce el presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, quien asegura que ya se empieza a notar una cierta disminució­n en el tique medio. «Aunque de momento no es una contención exagerada, si la coyuntura continúa en verano se acabará notando más: las familias saldrán menos, consumirán menos; aparecerán algunas restriccio­nes como la eliminació­n de los postres o de segundas bebidas», explica Yzuel, que avisa de que la pérdida de renta media de los hogares «puede quitarnos clientes». En todo caso, el hostelero cree que las empresas del sector tienen todavía cierto margen para subir precios.

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// FRANCIS SILVA Un chiringuit­o en una playa de Málaga

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