Frankenstein ya no tiene quien le cosa
El Congreso no celebró Pleno el jueves porque el Gobierno no llevó ninguna iniciativa. La nada
AFrankenstein se le empiezan a ver seriamente las costuras. Los jueves es el día que el Pleno del Congreso dedica a debatir y votar las iniciativas del Gobierno, pero el pasado jueves no hubo Pleno porque ninguno de los ministros de Pedro Sánchez llevó ningún proyecto de ley, ni decreto alguno. Un Gobierno capaz de poner su mirada en el horizonte de 2050 no se da cuenta que tiene desabrochados los cordones de los zapatos, como si estos pertenecieran a otro cuerpo. Sí se puede. El Gobierno del cambio. La nada.
Esta inanidad legislativa no es más que un paso más en el proceso de descosido de la criatura de Shelley, porque lo que mal empieza, mal acaba. Ante la falta de un proyecto coherente y cohesionado que permita legislar con proyectos de ley, el Gobierno ha tenido que recurrir al decreto, una fórmula prevista para casos de urgencia y necesidad. Eso es ya una forma torticera de retorcer el sistema y Sánchez ha abusado hasta ser el campeón del decretazo.
Hace ya tiempo que el presidente camina sobre el alambre y el Parlamento le va enviando señales: en enero del 21, el Gobierno sacó el decreto de fondos europeos gracias a la abstención de Vox; en febrero del 22 la contrarreformita laboral gracias al error de un diputado impresentable del PP; y en abril el decreto energético con el apoyo clave de Bildu y el rechazo de ERC. El monstruo creado por Sánchez cada día da un pasito más cerca del precipicio.
Esto no significa que vayamos a un escenario de elecciones, porque el presidente no ganaría nada convocando y sus ambiciones de futuro le exigen aguantar hasta la Presidencia de turno de la UE en el segundo semestre del 24, sino que esta letanía de Sánchez suplicando apoyos no va a ir más que a peor: escuchen a Rufián y verán cómo ERC ya sólo se mueve en clave municipales de mayo del 23; y observen a Yolanda Díaz, que bastante tiene con ordenar y dar sentido a todo lo que está a la izquierda del PSOE.
Le guste o no le guste al presidente, Frankenstein ya no tiene quien le cosa.