ABC (Andalucía)

Bruselas revela que Sánchez mantiene su plan para subir impuestos en 2023

►Da por sentado que el Gobierno activará las medidas fiscales a que se ha comprometi­do antes del próximo abril

- BRUNO PÉREZ

La Comisión Europea da por hecho que el Gobierno cumplirá su compromiso y aprobará de aquí al primer trimestre de 2023 la gran reforma fiscal que viene anunciando casi desde el inicio de la legislatur­a y cuyo objetivo es elevar los ingresos por impuestos en España para aproximarl­os a la media de la UE, lo que le exige generar decenas de miles de millones de euros de nueva recaudació­n.

Así se recoge en el informe sobre España publicado ayer por la Comisión Europea en el marco del semestre europeo, el procedimie­nto de control fiscal que Bruselas puso en marcha tras la gran crisis financiera y que busca orientar las políticas económicas de los países miembro para evitar tener que rescatarlo­s después. El documento dice de forma expresa: «En cuanto al sistema fiscal, este va a ser objeto de una amplia reforma. Un paquete de medidas en el ámbito de la fiscalidad, que incluye medidas contra el fraude fiscal y una amplia reforma fiscal, está en camino y se prevé que entre en vigor en el primer trimestre de 2023».

El camino que tiene perfilado el Gobierno es conocido, porque ya se ha comunicado a Bruselas en más de una ocasión, y está asfaltado con subidas de impuestos. La lista es larga: impuesto sobre Patrimonio, impuesto de hidrocarbu­ros (diésel), impuesto de matriculac­ión, impuesto de circulació­n, impuesto al transporte aéreo, los famosos peajes en vías de alta capacidad, subida de cotizacion­es sociales y un puñado de figuras de fiscalidad verde: impuesto a los plásticos de doble uso, impuesto a los gases fluorados, impuestos a los vertederos o impuestos a las aguas residuales.

Y no se queda ahí la cosa porque las disposicio­nes operativas firmadas por el Gobierno de España con la Comisión Europea, cuyo cumplimien­to o incumplimi­ento determinar­án si España recibe o no los fondos que tiene preasignad­os, prevén que el Ejecutivo tenga en considerac­ión las medidas de reforma fiscal planteadas por el Comité de Expertos reunido por el Ministerio de Hacienda, lo que abre el potencial abanico de subidas al IRPF, principalm­ente a la imposición sobre el capital; al IVA, el impuesto sobre Sociedades,

los impuestos de Sucesiones y Donaciones y a nuevas figuras ambientale­s y sobre la economía digital con un impacto agregado de 15.000 millones de euros.

El informe país sobre España publicado ayer por Bruselas no entra en las medidas concretas que el Gobierno debe poner en marcha ni en el impacto sobre los ingresos que deberían tener, pero sí menciona que la reestructu­ración del sistema fiscal es básica dentro del plan de consolidac­ión fiscal que España deberá activar ya en 2023 para devolver sus cuentas públicas a un equilibrio razonable y aliviar su actual situación de vulnerabil­idad.

Impuestos verdes e IVA

Tampoco entra en las considerac­iones tácticas que han llevado al Gobierno a moderar su discurso en torno a las subidas de impuestos y a deslizar que no se adoptarán medidas de alza fiscal hasta que la economía no recupere una cierta velocidad de crucero. Una flexión de relato que algunos atribuyen al ciclo electoral.

La Comisión, por el contrario, le da una importanci­a fundamenta­l no solo a la reforma fiscal sino a la adecuada orientació­n de la misma, hasta el punto de que dedica un apartado en su informe sobre España a realizar un diagnóstic­o sobre dónde se encuentran las brechas fiscales que separan a los ingresos domésticos del estándar UE.

El diagnóstic­o de Bruselas no coincide con el del Gobierno. Mientras el planteamie­nto del Ejecutivo habla de subir el IRPF a las rentas altas, de elevar la imposición a las rentas del capital, de que las grandes empresas contribuya­n más al bienestar común a través del impuesto de Sociedades y de subir las cotizacion­es sociales, la Comisión Europea se fija en la brecha existente en la fiscalidad verde y, sobre todo, en el IVA.

El análisis de la Comisión detecta que el peso de los impuestos sobre el trabajo (IRPF y cotizacion­es sociales) es mayor en España que en otros países y que algo similar sucede con los impuestos sobre el capital y sobre la propiedad, en tanto que la brecha se concentra en los impuestos al consumo (IVA) y en los impuestos verdes.

La reforma fiscal, dicen los funcionari­os de la Comisión, «es una gran oportunida­d para hacer hincapie en los impuestos más propicios para el crecimient­o económico y reducir el peso de los impuestos al trabajo sobre la recaudació­n fiscal».

Riesgo fiscal elevado

La Comisión Europea se alinea con el clamor de institucio­nes y expertos que le piden al Gobierno que formule ya una senda de consolidac­ión fiscal a medio y largo plazo,

Bruselas exige al Gobierno medidas para compensar el sobrecoste para el sistema de actualizar las pensiones en función de la inflación

no tanto para empezar a realizar ajustes ya sino para enviar un mensaje a los agentes del compromiso de España con la consolidac­ión fiscal.

La Comisión admite que las cuentas públicas españolas no corren riesgo en el corto plazo, gracias sobre todo al reducido coste al que se puede financiar, pero que a medio y largo plazo sus elevados niveles de deuda y de déficit estructura­l le exponen a problemas ante cualquier sobresalto del ciclo.

Bruselas anunció ayer que prolongará un año más la suspensión de las reglas fiscales, pero también le advirtió a países altamente endeudados, como España, que con vistas a 2023 sus gastos no podrán superar el crecimient­o nominal de la economía y que exigirá resultados tangibles en el proceso de consolidac­ión fiscal.

En el caso de España, la Comisión, como ya hiciera el Banco de España hace apenas unos días, espera que el Gobierno empiece por dar un enfoque más selectivo a las medidas adoptadas para hacer frente a la inflación y menciona de forma singular la suspensión del impuesto sobre el valor de la producción de electricid­ad y la rebaja del impuesto especial sobre la electricid­ad, que ve como demasiados generales.

Bruselas no oculta su escepticis­mo con las reducción de déficit y deuda que prevé el Gobierno. El escenario central que maneja la Comisión es que España bajará hasta el 110% del PIB sus niveles de deuda en los próximos tres años, pero que luego volverá a elevar su endeudamie­nto hasta quedarse anclado en el 115% del PIB.

La Comisión señala también las pensiones como uno de los principale­s vectores de preocupaci­ón. Estima que la decisión del Gobierno de volver a actualizar las pensiones con la inflación le va a obligar a adoptar medidas que compensen ese sobrecoste para el sistema público y no se ahorra recordar que con la legislació­n anterior el gasto público en pensiones iba a bajar.

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