Lagarde apunta al menos a dos alzas de tipos de interés este año
El BCE busca ser previsible y realizar una comunicación cristalina de su nueva política monetaria. Su presidenta, Christine Lagarde, adelantó ayer en un blog de la entidad europea el calendario con el que pueden contar los mercados: el fin de la era de tipos de interés negativos en septiembre y varias subidas de tipos en el segundo semestre de este año. «Esto nos permitiría una subida de tipos de interés en nuestra reunión de julio», avanzó, «según las perspectivas actuales, estaremos probablemente en condiciones de salir de las tasas negativas antes del fin del tercer trimestre», dijo ayer, tras lo cuál el euro ganó un 0,57% frente al dólar.
Lo cierto es que las actas de la reunión del Consejo de Gobierno del 14 de abril ya revelan un debate en el que prevaleció esta hoja de ruta, después de que varios participantes se mostrasen favorables a retrasar la decisión sobre el momento preciso del fin de las compras netas de deuda hasta la reunión de junio. El BCE, según este documento, no excluye una «subida rápida» como respuesta a la inflación y a la fragmentación de las condiciones financieras en la eurozona, además de estudiar la forma en que la flexibilidad pase a ser una opción permanente dentro de la caja de herramientas del consejo.
Apenas queda en sus palabras el recuerdo de los largos meses que pasó negando el peligro de la inflación, que a su juicio se reduciría por sí sola en el medio plazo, ni de sus objetivos climáticos. Lagarde se centra ahora en el que fue el mandato fundacional del BCE, unos precios en torno al objetivo del 2%, y menciona que, en caso de un sobrecalentamiento de la economía, «como resultado del ‘shock’ de demanda positivo, tendría sentido que las tasas oficiales fueran elevadas secuencialmente por encima de la tasa neutral». «Esto aseguraría que la demanda vuelva a estar en línea con la oferta y que las presiones inflaciona
rias disminuyan», dice. Por otra parte, en una entrevista concedida a una cadena de televisión holandesa, Lagarde arremetió contra las criptomonedas, que en su opinión «no valen nada».
Lagarde reconoce que su propio hijo se ha dejado seducir por la novedad y los abultados beneficios de estos ciberproductos. «Es un hombre libre», dejaba traslucir cierta frustración. «Me preocupan las personas que no entienden los riesgos, que perderán todo y se sentirán terriblemente decepcionadas, por lo que creo que esto debería regularse» propone. «Mi opinión muy sobria es que las criptomonedas no valen nada, no se basan en nada, no tienen un activo subyacente que actúe como ancla de seguridad», sentencia.