El FMI pone deberes en Davos: reducir barreras comerciales y reestructurar deudas de Estados
►Para la institución, la economía global se enfrenta a su peor prueba desde la II Guerra Mundial
El hecho de que la cumbre de Davos vuelva a su versión presencial en primavera, en lugar del gélido mes de enero, cambia por completo la faz del Foro Económico Mundial, al menos en las terrazas de cara a los Alpes. Porque en el interior de las salas la temperatura económica es más fría que nunca. Esta edición del Foro comenzó ayer con un informe del FMI que sitúa a la economía global «ante su prueba más dura desde la II Guerra Mundial» y que insta a los estados a tomar medidas para restaurar la confianza y evitar la fragmentación geoeconómica. El FMI no puede ser más preciso en la receta que recomienda a los gobiernos, que consta de cuatro medidas para recuperar la confianza: la reducción de las barreras comerciales; promover acuerdos sobre la deuda de los países vulnerables; modernizar los sistemas de pago transfronterizos; y afrontar la transformación hacia la energía verde.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, insistió en que cada día es más difícil que los bancos centrales logren reducir la inflación sin causar una recesión como efecto secundario y señala que los precios están aumentando todavía más debido a la invasión de Ucrania, la política ‘cero-Covid’ de China, los efectos de la pandemia y las consecuencias de las últimas crisis en el funcionamiento y fluidez de las cadenas de suministros. Georgieva auguró durante su intervención que «los líderes del G-7 necesitan prepararse para múltiples choques inflacionarios potenciales», aunque no se rinde a la desesperación y mantiene la esperanza de que «la hiperinflación pueda todavía evitarse» si los gobiernos del mundo se aplican en las cuatro direcciones apuntadas.
Hasta el momento, y debido a la guerra en Ucrania, 30 países han restringido el comercio de alimentos, energía y productos básicos, según los datos del FMI, que alerta sobre «el enorme coste que esta desintegración puede suponer para los estados». Solo la fragmentación tecnológica supondría el 5% del PIB para algunos países, asegura el informe, que pone como ejemplo las tensiones comerciales de 2019, que provocaron una caída del PIB mundial de casi un 1%. Solo una reducción de las barreras comerciales podrá reducir ese efecto y, según el FMI, no solo los países sino también las empresas necesitan asegurar las cadenas de suministro y preservar las ventajas de la integración global para sus negocios.
Al referirse a los países más endeudados en un contexto generalizado de tipos de interés crecientes, Georgieva propone acuerdos para la reestructuración de la deuda de los países más vulnerables, señalando que también tendría un impacto positivo en los acreedores. Aunque sin duda son los sistemas de pago transfronterizos fiables los que determinarán si el comercio global puede servir de amortiguador a la crisis y propiciar la protección necesaria contra cambio climático y la urgente aceleración de la transición energética.
El FMI reconoce que no existe una fórmula mágica para restaurar la confianza mundial, pero agrega que si las partes muestran interés en solucionar las necesidades comunes más urgentes, se podrá tejer una economía más fuerte e inclusiva. «Enfrentamos una posible confluencia de calamidades», dijo la directora gerente del FMI.