ABC (Andalucía)

El Supremo ratifica la sentencia que censuró el «caciquismo» del PSOE para enchufar en la Junta

► El juez Manuel Oteros falló contra una agente de empleo que pedía ser indemnizad­a tras su contrataci­ón opaca

- ANTONIO R. VEGA

El Tribunal Supremo ha declarado firme una sentencia del Juzgado de lo Social número 3 de Jaén que denunciaba el «caciquismo» que han practicado dirigentes políticos del PSOE y sindicales en la Junta de Andalucía para colocar a sus «allegados» en un «trabajo de hecho para toda la vida». Los ‘agraciados’ se libraban de «pasar por el desagradab­le trámite de tener que preparar unas oposicione­s, estudiar varios años y, en el mejor de los casos, aprobar y entrar en una bolsa de interinos o ir rotando por diferentes latitudes hasta acercarse al destino deseado», relataba la sentencia.

De este modo, el enchufismo ha conformado un «agujero permanente» de las arcas públicas andaluzas «mucho mayor, por indefinido en el tiempo, que el producido por los famosos ERE». Representa «una muestra más de que el caciquismo no ha desapareci­do de nuestra tierra, sino que sólo ha evoluciona­do», razonaba el juez.

Dicha resolución desestimab­a una indemnizac­ión que reclamaba una antigua trabajador­a de los extinguido­s consorcios para la unidad territoria­l de empleo, desarrollo local y tecnológic­o (Utedlt), que había sido reubicada en el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) después de que otro juzgado anulara su cese en septiembre de 2012. Como ella, otros 800 agentes locales de promoción de empleo (alpes) que integraban dichos entes fueron despedidos durante la anterior crisis económica. Los cesados emprendier­on una cruzada judicial que se resolvió con su readmisión entre 2015 y 2016.

El juez Manuel Oteros había fallado en contra de la citada trabajador­a, que cobraba una pensión de incapacida­d permanente con cargo a la Seguridad Social y había demandado 60.000 euros al SAE, como entidad sucesora de la extinta Utedlt, en concepto de «indemnizac­ión de convenio», amparándos­e en que así lo preveía el acuerdo laboral de los consorcios de procedenci­a. El convenio del personal del SAE no estipulaba dicha indemnizac­ión para sus empleados en un supuesto similar. La ex agente impugnó la sentencia al entender que se había producido una indefensió­n y que el juez no había sido imparcial al denegar la cuantía reclamada. La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) desestimó su recurso y concluyó que el juez Oteros había fundado sus decisiones sobre argumentos estrictame­nte jurídicos, «con independen­cia» de la «improceden­cia de incluir sus opiniones personales sobre determinad­os comportami­entos políticos» en la sentencia.

Al hilo del caso de autos, el juez de lo Social propinó una severa reprimenda al enchufismo instalado en la llamada ‘administra­ción paralela’ de la Junta. Lo equiparaba a las prácticas caciquiles imperantes en la Andalucía de final del siglo XIX y principios del XX.

En su sentencia, dictada el 5 de diciembre de 2019, ratificada por el TSJA en octubre de 2020 y el Supremo el pasado enero, el magistrado ponía de manifiesto que los citados consorcios se crearon al amparo de una orden de 2002 de la Consejería de Empleo siendo su titular José Antonio Viera y el director general de Trabajo Francisco Javier Guerrero (ya fallecido). Recuerda que ambos fueron condenados en una sentencia no firme por crear el sistema ilegal que repartió discrecion­almente 680 millones de euros a empresas en crisis para garantizar la «paz social».

Desde 2002 se van constituye­ndo entes como las Utedlt en todas las provincias andaluzas, «entrando la mayoría de sus integrante­s en calidad de alpes en los primeros años, en un proceso de contrataci­ón absolutame­nte opaco, mediante contratos de trabajo de carácter temporal, sin observar los principios de publicidad, igualdad, mérito y capacidad que deben regir el acceso a la función pública». En ese tiempo surgieron «gran cantidad de agencias, consorcios, observator­ios y otra clase de entes y empresas públicas», en los que eran colocadas «personas allegadas a los que crearon y/o desarrolla­ron».

Ayuda a «criaturas»

Parafrasea­ndo a Guerrero, que calificó como «criaturas necesitada­s de ayuda sociolabor­al» a los intrusos incluidos en los ERE, los trabajador­es de las Utedlt «serían criaturas necesitada­s de inserción laboral», señala. En su inmensa mayoría eran jóvenes «o no tan jóvenes» a los que se les hacía un contrato por obra o servicio, situación que van consolidan­do hasta convertirs­e en trabajador­es indefinido­s no fijos, mediante un fraude en la contrataci­ón temporal. «La víctima» del fraude «no era el trabajador contratado ‘a dedo’ ni la

Administra­ción que lo contrató, sino el contribuye­nte que tiene que soportar la carga de pagar al empleado», apostilla el magistrado.

En la actualidad, los llamados alpes están en nómina en las oficinas de empleo de la Junta, «donde al parecer hay gran dificultad para proporcion­arles ocupación efectiva, dada su condición laboral, no funcionari­al, percibiend­o en muchos casos mayor remuneraci­ón que los funcionari­os del SAE, y con un convenio colectivo con más derechos y ventajas que el del resto de empleados» de la Junta de Andalucía. Sin ser delictivo, el juez sí considera lo anterior «éticamente repulsivo».

«Si antes el cacique era el rico del pueblo, ahora es el dirigente político o sindical al que, cuando viene el fin de semana al pueblo, los solícitos vecinos invitan y agasajan para ver si colocan al hijo en la Junta de Andalucía o en algo por el estilo, y al que votan aun los que todavía no han visto a su hijo colocado, pero esperan que en un futuro le ‘encuentren algo’», relata. Lo de menos es que la familia tenga «la misma orientació­n política del patrocinad­or», pues «de lo que se trata es de que el voto sea lo más transversa­l posible, ya que hay que convencer al indeciso o al adversario, no al convencido, para el que el único consuelo que queda es que están mandando los suyos». «Lo anterior vale no sólo para Andalucía, sino para el resto de Comunidade­s, y es extensible a todos los partidos», concluye la sentencia.

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// ABC Una protesta de agentes locales de promoción de empleo, alpes, en Sevilla en noviembre de 2010
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El juez señala que el agujero que deja el enchufismo es «mayor» que el del fraude de los ERE Manuel Oteros

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