Ouka Leele «A mi prima Esperanza Aguirre nunca la fotografié, no me inspiraba»
► La artista charló con ABC en una de las últimas entrevistas que concedió antes de que su enfermedad la derrotara
Ouka Leele significa que des muy bien la vuelta al círculo de la vida. Y ella, la sacerdotisa del arte, supo girar como un derviche hasta el final de sus días, apurando cada segundo. Su sobrenombre atrapó a Bárbara Allende, que peleó como una jabata hasta que consumió el último aliento, no sin antes dejar de despedir a todos lo que quería. La artista, en una de las últimas entrevistas, habló para ABC antes de que su enfermedad la derrotara: «Aquí me tenéis, soy la misma. La pandemia ha cambiado a mucha gente. Pero a mí, aparte del asma que tengo, lo único que me ha dado este periodo han sido más ganas de exprimir la vida». Artista, fotógrafa y miembro destacado de la Movida, también es familia de Esperanza Aguirre, de la que se jacta de no haberla fotografiado nunca: «No me inspira». «Lo cierto –nos decía– es que nunca tuve mucha afinidad con ella. Mi hermana jugaba más con ella por edad. Y yo en concreto nunca congenié demasiado. Para hacer una fotografía necesito tener cierta afinidad. Claro que he fotografiado a políticos. Uno de los que más a Alfonso Guerra. Pero porque me pagaban, no porque yo lo eligiera», dijo.
Y es que Bárbara siempre ha tenido muy claro lo que quería. Tal vez el cáncer que la marcó con 22 años, y pudo superar, marcara un antes y un después: «Con esa edad no piensas en ello. Que de repente se te ponga como un espejo delante de la cara un cáncer es un susto, y eso también te transforma. 1980 me hizo más fuerte. En mi enfermedad aprendí que no hay que tomar tantos medicamentos y reír más». De aquella etapa recordaba que «en la Movida iba calva, pero la gente no se daba cuenta de que era por la quimio».
Sin pelos en la lengua
Y esa forma de vivir la vida, le hizo estudiar medicina natural y ser más alternativa. Fue muy criticada en la época de la pandemia al aparecer en una manifestación negacionista: «No me arrepiento de expresarme libremente. Cuando dije en la manifestación que ‘el amor es la mejor mascarilla’ quería decir que no podemos matar la vida». Y también defendió, a capa y espada, a su amigo del alma Miguel Bosé: «Están siendo muy injustos con él. Es un crimen la ridiculización que han hecho de él».
La gurú de la fotografía nunca abandonó su lado más ‘kitsch’, que alcanzó su punto álgido cuando pintó la foto de los colaboradores de ‘Sálvame’, por el quinto aniversario. «Llevaban persiguiéndome mucho tiempo para que les hiciera fotos y yo pasaba. Saqué a Jorge
Javier como un Dios. Pero que sepan que cobré muy poco. Es la fotografía más barata que hice. Así nadie me puede decir que lo hice por dinero», contó. La cara y la cruz de la moneda siempre esculpió la vida de Bárbara, cuyo parentesco con su tío el gran poeta Jaime Gil
de Biedma la marcó: «Creo que heredé de él la capacidad para escribir. A él nunca lo vi en casa, me lo encontraba por la noche, bebía mucho, era muy vividor».
Los domingos, en bata
Madrid era su casa. El lugar donde vivió y murió y siempre, en cada entrevista que le hacíamos, recordaba sus orígenes: esos domingos por la mañana en bata, sus favoritos, asomada al balcón: «Vivíamos de pequeños en la calle Montera. Aquello era para mí el centro del mundo porque podía ver todo el lujo de la zona, pero si bajabas por Montera estaban las prostitutas superbaratas».
Ouka se hizo así misma y en la entrevista que mantuvimos, aún recordaba su primera Instamatic: «Sin darme cuenta inventé el selfi que llaman ahora. Quería hacerme fotos y me ponía la cámara delante y aparecía mi brazo siempre».
Bárbara nos hablaba que llevaba el arte en los genes: «En casa siempre fueron muy artistas, desde mi abuelo que pintaba en Bilbao a mi madre que era muy creativa y, como no trabajaba, sacaba su creatividad cosiéndonos trajes. Se inventaba los modelos».
La gurú de la fotografía retrató a los colaboradores de ‘Sálvame’. «Cobré muy poco por ellas», reconoció