Bongos blancos
Paradigma de emprendedor que un día va al fútbol, se aleja de la hoguera campamental y descubre realizadas sus inquietudes sociales en los pelotones spenglerianos de la inmigración en París
BONGO era el paradigma castizo de pagapensiones subsahariano, y ahora nos ha salido un paradigma de emprendedor que un día, para ir al fútbol, se aleja de la hoguera campamental de su urbanización y descubre realizadas sus inquietudes sociales en los pelotones spenglerianos de la inmigración en París. Se llama Varsavsky y es nuestro Bongo blanco.
—París ya no es París –dijo Trump, y los Varsavskys se desmayaron como marquesas.
Hace diez años, Varsavsky, una especie de Valdano de internet, presumía de haber creado en España Jazztel, Ya.com y Fon (¡una fonera de wifi para cada pobre!), hasta que encontró pardillos con más bolsillos en otra parte. Cuando Macron revalidó el título, Varsavsky fungió de macronette y tuiteó: «Macron ganó! Perdió el racismo, perdió Lepen, perdió Trump, perdió Putin, ganó la UE, ganó Obama y lo más importante, ¡ganó Francia!». Apenas un mes más tarde, París acogió la final de Champions Liverpool-Real Madrid, y Varsavsky
se fue, tan pichi, al Stade de France en Saint Denis, lugar simbólico de la monarquía francesa, hoy ‘cinturón musulmán’, una ‘banlieue’ fea y destartalada, en cuya abadía, dice Jean Palette, estaba depositado el rojo pendón de guerra de la inicial dinastía de los Capeto, tremolado al grito de ‘Montjoie Saint Denis’, equivalente gabacho del castellano ‘Santiago y cierra España’.
Varsavsky al habla: «Nunca vayas a un partido de fútbol en París. Bandas de ladrones robando teléfonos, bolsos, boletos: estábamos horrorizados y nuestros hijos también. Era la ley de la jungla, con los aficionados del Liverpool y el Madrid en pánico y la policía sin hacer nada. Los atacantes eran árabes. La salida del estadio fue un total horror. Nunca vi algo así. Logramos escaparnos. Luego de vivir los ataques racistas contra nosotros, los que vivimos en España tenemos que cuidar nuestro país del odio racial. David lo dijo todo: ‘Me robaron la felicidad’».
Y Francia y todos los Valdanágoras de las televisiones culpando a los hinchas ingleses.