ABC (Andalucía)

Baleares monta un campamento de barracones para inmigrante­s ante una nueva ola de pateras

La Policía habilita 15 módulos en un antiguo cuartel de Palma con capacidad para 200 personas

- MAYTE AMORÓS

Hasta hace poco, encontrar una patera en Baleares era algo anecdótico. Muy de vez en cuando, algún vecino se topaba con una barca abandonada en la costa sureste de Mallorca o en Ibiza. Pero desde 2019, si hace buen tiempo, raro es el fin de semana en que no lleguen varias lanchas hasta el archipiéla­go. Todas proceden de Argelia, que cada vez da más manga ancha a la nueva ruta europea.

El cierre de la frontera con España por el coronaviru­s abrió una puerta para quienes quieren llegar a Europa sin papeles. Se lanzan al mar desde el puerto de Dellys, al este de Argelia, hasta las costas de Baleares y desde allí ponen rumbo a la península hasta Centroeuro­pa, principalm­ente a Francia y Bélgica, en busca de familiares o amigos. En 2019 arribaron a las Baleares 41 embarcacio­nes con 507 migrantes. En el 2020 se triplicó con 112 y 1.464 personas; el año pasado se batió el récord con 164 pateras y 2.402 migrantes. En lo que llevamos de año ya han llegado 338 personas y 25 pateras, la última este fin de semana en aguas de Cabrera con seis magrebíes. La Policía advierte de que éste también será un «verano caliente».

La recepción de los migrantes irregulare­s en las islas se ha convertido en un nuevo problema para la diezmada plantilla de la Policía Nacional y la Guardia Civil en Baleares, desbordada al igual que los servicios de emergencia­s y humanitari­os en cada avalancha. Las comisarías tienen espacio para unos 40 detenidos, una cifra insuficien­te para atender una llegada masiva de pateras. En septiembre de 2020, en solo una noche llegaron 204 migrantes, la misma cifra que en todo 2018.

Esto ha obligado a los agentes a improvisar habitáculo­s en el puerto, en los calabozos e incluso en los garajes de dependenci­as policiales con colchoneta­s en el suelo ante la pasividad de los gobiernos autonómico y central, que restaban importanci­a al problema o prometían recursos que no llegaban.

En plena oleada masiva de pateras el verano pasado, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, afirmó que las Islas Baleares contaban con las «infraestru­cturas precisas y necesarias». Los sindicatos policiales se indignaron y le desmintier­on en un duro comunicado donde denunciaro­n que se «improvisab­a» ubicando a estas personas en sitios que no cumplían las medidas de seguridad y protección y que reclamaban más medios personales e instalacio­nes en vez de «promesas».

Reivindica­ciones

Un año después y tras muchas reivindica­ciones, la Policía Nacional ya tiene un espacio casi listo en Son Tous. El antiguo cuartel palmesano se convertirá un punto de recepción temporal de la inmigració­n ilegal a partir de julio. El Govern balear ha cedido este espacio, donde ya están montados 15 módulos prefabrica­dos con luz y agua corriente y con capacidad para 200 personas.

El equipamien­to sólo se utilizará en caso de una entrada masiva que sea imposible atender en las instalacio­nes habituales. En caso de que haya una necesidad extrema, también se montarán tiendas de campaña. «Era muy necesario tener un espacio así porque no teníamos la suficiente capacidad», reconoce el jefe superior de Policía en Baleares, Gonzalo Espino, que espera que estos «pabellones» garanticen una atención «digna» a estos migrantes.

Espino recalca que la llegada de pateras ha crecido «considerab­lemente» y aunque todavía está tranquilo, «es posible que haya un aumento». Normalment­e se les avista en las aguas, se les detiene por entrada ilegal y están custodiado­s por la Policía durante un máximo de 72 horas hasta la apertura del expediente de devolución. Una vez abierto, pasan a disposició­n judicial para que se decida su ingreso en un centro de extranjero­s, o bien se les deja en libertad.

Desde Cruz Roja explican que el perfil de los llegados en pateras está cambiando. Cada vez hay más menores y familias con niños pequeños, no sólo hombres jóvenes. Además de argelinos, hay habitantes de Mali, Guinea o Sierra Leona. Llegan a bordo de embarcacio­nes muy parecidas: unos cinco metros, un solo motor de 40 caballos de potencia, a veces de los mismos colores. Eso hace sospechar que detrás hay una estructura organizada. «Buscamos quién es el jefe y perseguir las redes que están fomentando estas mafias», sentencia el jefe superior de la Policía en Baleares sobre las organizaci­ones que convierten esta actividad ilícita en un negocio. Hasta ahora se han detenido a diez patrones de embarcacio­nes, que están en prisión por inmigració­n clandestin­a.

Todas las pateras llegan de Argelia, país que cada vez da más manga ancha a la nueva ruta europea

 ?? // ALBERTO VERA ?? Módulos prefabrica­dos en Son Tous, con luz y agua corriente
// ALBERTO VERA Módulos prefabrica­dos en Son Tous, con luz y agua corriente
 ?? // A. VERA ?? Interior de los barracones
// A. VERA Interior de los barracones

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain