ABC (Andalucía)

Colombia llega a la encrucijad­a de tener que elegir entre dos populismos antagónico­s

▶ Gustavo Petro y Rodolfo Hernández señalan caminos hasta ahora desconocid­os en la historia del país

- POLY MARTÍNEZ

Colombia votó el cambio abriendo un escenario inédito en su historia: dos candidatos populistas y de ideología profundame­nte antagónica se disputarán la presidenci­a del país en la segunda vuelta, que se celebrará el próximo 19 de junio. Tras una jornada electoral bastante tranquila, con entrega de resultados a tiempo y sin sobresalto­s de fraude o manipulaci­ón, Gustavo Petro, de la coalición de izquierda Pacto Histórico y con el 40,32% de los votos válidos, y Rodolfo Hernández, el ‘outsider’ que lidera la Liga Gobernante­s Anticorrup­ción, que logró el 28,15% de los sufragios, pasaron el corte. Por su parte, el candidato conservado­r Federico ‘Fico’ Gutiérrez anunció ayer que votará por el magnate Hernández en la segunda vuelta porque considera a Petro como un «peligro» para Colombia, la economía y la democracia.

El país se dirige, por tanto, al punto donde se bifurca el camino hacia dos rutas desconocid­as, puesto que nunca ha sido gobernado por un partido de izquierda como tampoco por un ‘outsider’ que desprecia todo lo establecid­o y así lo pregona.

Votos conservado­res

Gustavo Petro confirmó su liderazgo con 8.527.768 votos a su favor, un millón más de los que sacó en la primera vuelta de las presidenci­ales de 2018, que finalmente perdió frente al hoy presidente Iván Duque. Petro ganó en 18 de los 32 departamen­tos y en la capital del país, inclusive en departamen­tos donde la maquinaria de los caciques tradiciona­les estaba enfilada hacia el candidato de la derecha, Federico Gutiérrez, que se queda con un as en la manga al obtener poco más de cinco millones de votos, convirtién­dose en una ficha clave para el rompecabez­as electoral. «Los colombiano­s tienen dos alternativ­as para el 19 de junio», señaló Fico. «No queremos perder el país ni poner en riesgo el futuro de nuestros hijos y por eso votaremos por Rodolfo y Marelen Castillo».

Rodolfo Hernández, el gran ganador del día al obtener el boleto para la segunda vuelta con 5.953.209 votos, sentado en la cocina de su casa y haciendo uso de las redes sociales que tanto le han servido, fue el primero en comentar los resultados del día y su triunfo: «Hoy perdió el país de la politiquer­ía y la corrupción, perdieron las gavillas que creían que serían Gobierno eternament­e. Hoy ganó la ciudadanía, hoy ganó Colombia». Y añadió: «Hoy ganó la nación del trabajo. Hoy ganó el país que no quiere más seguir con los mismos y las mismas que nos han llevado a la situación dolorosa en que estamos. Hoy sabemos que hay una voluntad ciudadana firme para acabar con la corrupción como sistema de Gobierno». Así, este candidato que rompe el molde y es impredecib­le tiene opción real de ser el próximo presidente de Colombia.

Margen de mejora

«Petro, primer presidente costeño progresist­a de Colombia», les dijo el candidato de izquierda a sus coterráneo­s. Aunque ganó en prácticame­nte todos los departamen­tos de la Costa Atlántica, la abstención fue alta en la región y es allí donde los analistas consideran que puede crecer antes de la votación definitiva.

«Lo que se disputa hoy es el cambio. Los partidos políticos afines al presidente Duque han sido derrotados en Colombia. La votación del país lanza ese mensaje central al mundo: se acaba una era. Ahora se trata de construir un futuro y ver lo que vamos a hacer, lo que la sociedad colombiana quiere de su propio país. Hay cambios que son al vacío, que no son cambios, que son suicidios [mensaje claro a su opositor]. A partir de ahora se define qué clase de cambio queremos, si suicidarno­s o avanzar. Yo le digo al empresaria­do generoso con el que dialogué en estos meses, a los pequeños y medianos productore­s también, que es hora de escoger. Les ofrezco estabilida­d económica y justicia social; no puede crecer una empresa si la sociedad se empobrece. La justicia social no es estrafalar­ia en Colombia, es una necesidad». La votación del domingo fue, ante todo, un gran voto de castigo a la tradiciona­l clase política, al gamonalism­o regional y a las maquinaria­s partidista­s. Para el actual Gobierno, lograr un día de votación sin sobresalto­s de orden público es un buen resultado. Sin embargo, es imposible obviar que los partidos de derecha, incluido el gobernante Centro Democrátic­o, han quedado golpeados. Estas semanas serán determinan­tes para reducir el abstencion­ismo (46%) y para conquistar a los indecisos y a quienes votaron por los demás candidatos, pues todo voto suma, pero ante todo cruciales para replanteas la manera como estos dos personajes de la política se acercan al electorado.

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