MAURITANIA, DIQUE CONTRA EL YIHADISMO Y LA INMIGRACIÓN IRREGULAR
La Reina Letizia visita desde hoy un país de escasos recursos que trata de neutralizar la expansión del islamismo radical y dar acogida a los que huyen del terror
Mauritania, un país de 4,65 millones de habitantes en vías de desarrollo, es sin embargo visto por los socios ribereños de la UE, entre ellos España, como un actor clave en la tarea de contención en el norte de África de los flujos migratorios irregulares y como un dique contra las amenazas surgidas en el Sahel debido a la presencia de nuevos grupos terroristas. La situación de su vecino Mali, donde las operaciones de los grupos mercenarios rusos de Wagner han levantado multitud de preocupaciones y sospechas en torno a las intenciones de Putin en la región, es también un nuevo factor de inquietud.
El país abarca una gran extensión de territorio, pero lo que lo dota de un valor geoestratégico clave son sus más de 740 kilómetros de costa sobre el océano Atlántico y sus fronteras con Argelia, Marruecos, el Sáhara, Mali y Senegal.
El Ministerio del Interior mauritano habla del desarrollo de una estrategia de seguridad global que incluye programas de desarrollo y servicios sociales para todos los ciudadanos. Y consideran al G-5 Sahel, que agrupa a los países de la región menos Mali que ha sido expulsado, como el mejor marco de actuación y cooperación, con el apoyo europeo. En este contexto se enmarca el viaje que la Reina Letizia realizará desde hoy al país.
Mali y Putin
La inestabilidad se ha instalado en Mali por la decisión del gobierno transitorio –impuesto tras el último golpe de Estado de octubre de 2020– de ampliar a cinco años los 18 meses previstos inicialmente para lograr la normalización que permita una convocatoria de elecciones. Esta decisión, tomada el pasado mes de febrero, ha extendido las sanciones económicas por parte de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDAO) y ha provocado el deterioro de las relaciones con Francia, que decidió retirar sus tropas después de años de lucha contra los grupos terroristas. La Unión Europea decidió paralizar sus programas de formación de las Fuerzas Armadas malienses mientras efectivos mercenarios rusos del grupo Wagner se desplegaron en la capital Bamako desde donde actúan en diversas regiones del país en las que han sido reportados ataques contra la población civil.
El resultado de esta inestabilidad en Mali es un flujo constante de desplazados que cruzan la frontera en el desierto al sur de Mauritania buscando refugio en el campo de Mbera, que cumple diez años desde su creación y acoge hoy a casi 100.000 personas.
Alguno de estos refugiados consigue llegar a Nuakchott, la capital de Mauritania, donde se les ve en los semáforos pidiendo limosna o intentando limpiar los cristales de los coches, o instalados a lo largo de la valla de una calle céntrica para poder acceder a las ayudas del Gobierno mauritano. Estos refugiados suponen uno de los problemas que afrontan Mauritania y otros países de la región del Sahel que acogen personas que huyen de los ataques de los grupos terroristas y de los grupos paramilitares. La propia Mali, Burkina Faso, Níger, Chad y Nigeria ofrecen ayuda a los que huyen de una muerte segura. Según los datos de ACNUR, casi seis millones de personas han huido de sus hogares por la amenaza del yihadismo, los conflictos, las mafias y todo un bucle de delincuencia que se retroalimenta.
Equilibrios de poder
El interés político y estratégico de Rusia y Turquía, y el más económico en materias primas de China, ha provocado cambios sustanciales en los equilibrios de poder y obligan a la Unión Europea y a Estados Unidos a intensificar sus acciones de todo tipo en el Sahel, a pesar de que
Ucrania acapare ahora mismo gran parte de los recursos y las capacidades, tanto económicas, como militares y de inteligencia.
Mauritania ha controlado de manera enérgica el peligro de un incremento del extremismo islamista pero existe una preocupación creciente de que permanezca latente.
El anterior presidente del país, Mohamed Abdulaziz, empleó métodos muy expeditivos para zanjar en lo posible al avance de los islamistas. El actual mandatario, Mohamed Grazwani, ejerce también un rígido control para evitar que grupos terroristas, como Al Qaida y Daesh, y otros menos conocidos, puedan infiltrarse en el país. La política del Gobierno en acciones sociales para beneficiar a los más desfavorecidos y ayudarlos a superar su situación es una de las herramientas con que persigue acabar, dentro de sus recursos y posibilidades, con una desigualdad que pueda derivar en protestas y altercados, y sirva de caldo de cultivo doctrinario para los islamistas radicales.
En los colegios, los niños aprenden a rechazar la violencia y los planteamientos radicales. Los partidos políticos religiosos están prohibidos, pero los islamistas moderados han logrado cierto respaldo en la sociedad mauritana: han conseguido casi 30 diputados en la Asamblea Nacional con el partido Tawasul (Agrupación Nacional para la Reforma
y el Desarrollo), apoyado anónimamente por los Hermanos Musulmanes que actúan, por ahora, con discreción por el férreo control de las Fuerzas de Seguridad mauritanas. Las inversiones de Catar en Mauritania crecen en sectores como el turismo y la industria, frente a las que realizan Emiratos Árabes Unidos. China también tiene protagonismo con la construcción de numerosas infraestructuras y edificios públicos.
Descenso de pateras
La colaboración del Gobierno de Mauritania y de sus fuerzas de seguridad con las autoridades españolas para el control de la inmigración irregular está dando resultados. En los últimos meses, el número de embarcaciones que han llegado a las islas
Canarias procedentes de puntos de la amplia costa Mauritania no llegan al 5 por ciento. Las patrullas mixtas integradas por la Guardia Civil y la Gendarmería mauritana están rindiendo buenas cifras en el marco de una voluntad clara de colaboración que se plasmó en la firma de un memorando de entendimiento en otras materias como la cooperación cultural, educativa y científica durante la visita a España realizada por el presidente Grazwani, y su esposa, Mariem Mohamed Fadel Dah, el pasado mes de marzo.
En los últimos años, Mauritania se ha convertido en uno de los socios prioritarios para España fuera de la Unión Europea por cuestiones estratégicas de seguridad y estabilidad, por la cooperación migratoria y comercial y por el caladero de pesca, que es uno de los más importantes para los barcos españoles fuera de la Unión Europea.
Las fuentes del Ministerio del Interior mauritano señalan que los puestos fronterizos cuentan con aparatos biométricos que registran la entrada de refugiados y de inmigrantes que son acogidos en los campos habilitados con los servicios básicos de agua, electricidad y asistencia sanitaria y alimentaria.
Afirman que Mauritania es una zona de intercambio entre el Magreb, Europa y África Occidental. Es una zona de tránsito y flujos migratorios muy intensos, lo que significa que el país está haciendo muchos esfuerzos para contrarrestar la inmigración ilegal.
Cooperación española
La cooperación española mantiene desde hace tres décadas importantes programas dedicados a mejorar la salud, la seguridad alimentaria, la gobernanza y la lucha contra la violencia de género en el país. La Reina Letizia va a prestar especial atención a estos proyectos durante la visita oficial que comienza hoy. Especial interés tiene la primera dama mauritana en enseñar a la Reina Letizia el centro de la Asociación de Niños Autistas Centro Zayed de Mauritania, que es la primera entidad especializada en el tratamiento y la rehabilitación de niños autistas en el país africano.