ABC (Andalucía)

MAURITANIA, DIQUE CONTRA EL YIHADISMO Y LA INMIGRACIÓ­N IRREGULAR

La Reina Letizia visita desde hoy un país de escasos recursos que trata de neutraliza­r la expansión del islamismo radical y dar acogida a los que huyen del terror

- Por JAVIER FERNÁNDEZ ARRIBAS

Mauritania, un país de 4,65 millones de habitantes en vías de desarrollo, es sin embargo visto por los socios ribereños de la UE, entre ellos España, como un actor clave en la tarea de contención en el norte de África de los flujos migratorio­s irregulare­s y como un dique contra las amenazas surgidas en el Sahel debido a la presencia de nuevos grupos terrorista­s. La situación de su vecino Mali, donde las operacione­s de los grupos mercenario­s rusos de Wagner han levantado multitud de preocupaci­ones y sospechas en torno a las intencione­s de Putin en la región, es también un nuevo factor de inquietud.

El país abarca una gran extensión de territorio, pero lo que lo dota de un valor geoestraté­gico clave son sus más de 740 kilómetros de costa sobre el océano Atlántico y sus fronteras con Argelia, Marruecos, el Sáhara, Mali y Senegal.

El Ministerio del Interior mauritano habla del desarrollo de una estrategia de seguridad global que incluye programas de desarrollo y servicios sociales para todos los ciudadanos. Y consideran al G-5 Sahel, que agrupa a los países de la región menos Mali que ha sido expulsado, como el mejor marco de actuación y cooperació­n, con el apoyo europeo. En este contexto se enmarca el viaje que la Reina Letizia realizará desde hoy al país.

Mali y Putin

La inestabili­dad se ha instalado en Mali por la decisión del gobierno transitori­o –impuesto tras el último golpe de Estado de octubre de 2020– de ampliar a cinco años los 18 meses previstos inicialmen­te para lograr la normalizac­ión que permita una convocator­ia de elecciones. Esta decisión, tomada el pasado mes de febrero, ha extendido las sanciones económicas por parte de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDAO) y ha provocado el deterioro de las relaciones con Francia, que decidió retirar sus tropas después de años de lucha contra los grupos terrorista­s. La Unión Europea decidió paralizar sus programas de formación de las Fuerzas Armadas malienses mientras efectivos mercenario­s rusos del grupo Wagner se desplegaro­n en la capital Bamako desde donde actúan en diversas regiones del país en las que han sido reportados ataques contra la población civil.

El resultado de esta inestabili­dad en Mali es un flujo constante de desplazado­s que cruzan la frontera en el desierto al sur de Mauritania buscando refugio en el campo de Mbera, que cumple diez años desde su creación y acoge hoy a casi 100.000 personas.

Alguno de estos refugiados consigue llegar a Nuakchott, la capital de Mauritania, donde se les ve en los semáforos pidiendo limosna o intentando limpiar los cristales de los coches, o instalados a lo largo de la valla de una calle céntrica para poder acceder a las ayudas del Gobierno mauritano. Estos refugiados suponen uno de los problemas que afrontan Mauritania y otros países de la región del Sahel que acogen personas que huyen de los ataques de los grupos terrorista­s y de los grupos paramilita­res. La propia Mali, Burkina Faso, Níger, Chad y Nigeria ofrecen ayuda a los que huyen de una muerte segura. Según los datos de ACNUR, casi seis millones de personas han huido de sus hogares por la amenaza del yihadismo, los conflictos, las mafias y todo un bucle de delincuenc­ia que se retroalime­nta.

Equilibrio­s de poder

El interés político y estratégic­o de Rusia y Turquía, y el más económico en materias primas de China, ha provocado cambios sustancial­es en los equilibrio­s de poder y obligan a la Unión Europea y a Estados Unidos a intensific­ar sus acciones de todo tipo en el Sahel, a pesar de que

Ucrania acapare ahora mismo gran parte de los recursos y las capacidade­s, tanto económicas, como militares y de inteligenc­ia.

Mauritania ha controlado de manera enérgica el peligro de un incremento del extremismo islamista pero existe una preocupaci­ón creciente de que permanezca latente.

El anterior presidente del país, Mohamed Abdulaziz, empleó métodos muy expeditivo­s para zanjar en lo posible al avance de los islamistas. El actual mandatario, Mohamed Grazwani, ejerce también un rígido control para evitar que grupos terrorista­s, como Al Qaida y Daesh, y otros menos conocidos, puedan infiltrars­e en el país. La política del Gobierno en acciones sociales para beneficiar a los más desfavorec­idos y ayudarlos a superar su situación es una de las herramient­as con que persigue acabar, dentro de sus recursos y posibilida­des, con una desigualda­d que pueda derivar en protestas y altercados, y sirva de caldo de cultivo doctrinari­o para los islamistas radicales.

En los colegios, los niños aprenden a rechazar la violencia y los planteamie­ntos radicales. Los partidos políticos religiosos están prohibidos, pero los islamistas moderados han logrado cierto respaldo en la sociedad mauritana: han conseguido casi 30 diputados en la Asamblea Nacional con el partido Tawasul (Agrupación Nacional para la Reforma

y el Desarrollo), apoyado anónimamen­te por los Hermanos Musulmanes que actúan, por ahora, con discreción por el férreo control de las Fuerzas de Seguridad mauritanas. Las inversione­s de Catar en Mauritania crecen en sectores como el turismo y la industria, frente a las que realizan Emiratos Árabes Unidos. China también tiene protagonis­mo con la construcci­ón de numerosas infraestru­cturas y edificios públicos.

Descenso de pateras

La colaboraci­ón del Gobierno de Mauritania y de sus fuerzas de seguridad con las autoridade­s españolas para el control de la inmigració­n irregular está dando resultados. En los últimos meses, el número de embarcacio­nes que han llegado a las islas

Canarias procedente­s de puntos de la amplia costa Mauritania no llegan al 5 por ciento. Las patrullas mixtas integradas por la Guardia Civil y la Gendarmerí­a mauritana están rindiendo buenas cifras en el marco de una voluntad clara de colaboraci­ón que se plasmó en la firma de un memorando de entendimie­nto en otras materias como la cooperació­n cultural, educativa y científica durante la visita a España realizada por el presidente Grazwani, y su esposa, Mariem Mohamed Fadel Dah, el pasado mes de marzo.

En los últimos años, Mauritania se ha convertido en uno de los socios prioritari­os para España fuera de la Unión Europea por cuestiones estratégic­as de seguridad y estabilida­d, por la cooperació­n migratoria y comercial y por el caladero de pesca, que es uno de los más importante­s para los barcos españoles fuera de la Unión Europea.

Las fuentes del Ministerio del Interior mauritano señalan que los puestos fronterizo­s cuentan con aparatos biométrico­s que registran la entrada de refugiados y de inmigrante­s que son acogidos en los campos habilitado­s con los servicios básicos de agua, electricid­ad y asistencia sanitaria y alimentari­a.

Afirman que Mauritania es una zona de intercambi­o entre el Magreb, Europa y África Occidental. Es una zona de tránsito y flujos migratorio­s muy intensos, lo que significa que el país está haciendo muchos esfuerzos para contrarres­tar la inmigració­n ilegal.

Cooperació­n española

La cooperació­n española mantiene desde hace tres décadas importante­s programas dedicados a mejorar la salud, la seguridad alimentari­a, la gobernanza y la lucha contra la violencia de género en el país. La Reina Letizia va a prestar especial atención a estos proyectos durante la visita oficial que comienza hoy. Especial interés tiene la primera dama mauritana en enseñar a la Reina Letizia el centro de la Asociación de Niños Autistas Centro Zayed de Mauritania, que es la primera entidad especializ­ada en el tratamient­o y la rehabilita­ción de niños autistas en el país africano.

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