Severodonetsk y el oro (negro) de Moscú
El escenario de la guerra presenta dos focos de especial relevancia. El primero, operativo y, el segundo, político-económicomilitar. El primero está en Severodonetsk, donde las tropas ucranianas, fieles al propósito de ganar tiempo y desangrar a las rusas a cualquier precio, están en actitud defensiva sin idea de retroceso. Tanto que, mientras las tropas rusas ya están combatiendo casa por casa, las ucranianas, en brava resistencia, no han mostrado intención alguna de cruzar el Donetsk, para poner en juego una segunda línea de defensa en Lisichansk. Las unidades rusas, tras apoderarse de Limán, están consolidando y limpiando esa zona. Tienen que resolver una duda: si avanzar hacia Sloviansk o, alternativamente, hacia Siversk y la retaguardia de las fuerzas ucranianas de Lisichansk.
En tal escenario, la prioridad rusa podría orientarse a cortar las dos vías logísticas que desde Bajmut (Artemivsk) alimentan a las tropas ucranianas en Severodonetsk. Una, la principal, sobre la T-1302 que podría ser atajada desde el saliente de Popasna. Otra, complementaria, sobre la T-0513 a través de Siversk (opción que resolvería la duda rusa, anteriormente planteada). Una maniobra posible que, de prosperar, dejaría a las tropas ucranianas en Severodonetsk-Lisichansk, no solo desabastecidas sino también embolsadas.
El otro foco de atención es el petróleo ruso, su oro negro. La reunión extraordinaria del Consejo Europeo clausurada ayer en Bruselas ha pactado un paquete de sanciones a Rusia que se ha quedado a mitad del camino pretendido por la Comisión. Si bien se vetan, para antes de final de este año, las importaciones de petróleo ruso vía marítima, se mantienen las que llegan por tubería. En concreto por el oleoducto Druzhba (Amistad) que, desde Samará (Rusia central), llega a Bielorrusia, donde se divide en dos ramales: uno hacia Polonia y Alemania (que clausurarán la recepción antes de final de año); y otra, más al sur, que llega a la República Checa, Eslovaquia y Hungría (de paso, Bulgaria, que tiene acceso al mar, podrá seguir comprando petróleo ruso durante dos años). En definitiva, Hungría ha hecho prevalecer sus intereses, asegurándose ‘sine die’ el suministro de petróleo ruso que, además, es de los más baratos.