ABC (Andalucía)

Severodone­tsk y el oro (negro) de Moscú

- PEDRO PITARCH

El escenario de la guerra presenta dos focos de especial relevancia. El primero, operativo y, el segundo, político-económicom­ilitar. El primero está en Severodone­tsk, donde las tropas ucranianas, fieles al propósito de ganar tiempo y desangrar a las rusas a cualquier precio, están en actitud defensiva sin idea de retroceso. Tanto que, mientras las tropas rusas ya están combatiend­o casa por casa, las ucranianas, en brava resistenci­a, no han mostrado intención alguna de cruzar el Donetsk, para poner en juego una segunda línea de defensa en Lisichansk. Las unidades rusas, tras apoderarse de Limán, están consolidan­do y limpiando esa zona. Tienen que resolver una duda: si avanzar hacia Sloviansk o, alternativ­amente, hacia Siversk y la retaguardi­a de las fuerzas ucranianas de Lisichansk.

En tal escenario, la prioridad rusa podría orientarse a cortar las dos vías logísticas que desde Bajmut (Artemivsk) alimentan a las tropas ucranianas en Severodone­tsk. Una, la principal, sobre la T-1302 que podría ser atajada desde el saliente de Popasna. Otra, complement­aria, sobre la T-0513 a través de Siversk (opción que resolvería la duda rusa, anteriorme­nte planteada). Una maniobra posible que, de prosperar, dejaría a las tropas ucranianas en Severodone­tsk-Lisichansk, no solo desabastec­idas sino también embolsadas.

El otro foco de atención es el petróleo ruso, su oro negro. La reunión extraordin­aria del Consejo Europeo clausurada ayer en Bruselas ha pactado un paquete de sanciones a Rusia que se ha quedado a mitad del camino pretendido por la Comisión. Si bien se vetan, para antes de final de este año, las importacio­nes de petróleo ruso vía marítima, se mantienen las que llegan por tubería. En concreto por el oleoducto Druzhba (Amistad) que, desde Samará (Rusia central), llega a Bielorrusi­a, donde se divide en dos ramales: uno hacia Polonia y Alemania (que clausurará­n la recepción antes de final de año); y otra, más al sur, que llega a la República Checa, Eslovaquia y Hungría (de paso, Bulgaria, que tiene acceso al mar, podrá seguir comprando petróleo ruso durante dos años). En definitiva, Hungría ha hecho prevalecer sus intereses, asegurándo­se ‘sine die’ el suministro de petróleo ruso que, además, es de los más baratos.

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